
Especial Cien años de soledad: la fascinación que no cesa
Hay una ley popular no escrita que dice que las obras que trascienden dentro de la cultura popular son aquellas que encuentran mayores adaptaciones a la pantalla. Sin embargo, hay algunas que se resisten. La obra de Gabriel García Márquez, por todo lo que tiene de atmosférico y de imágenes oníricas, se ha resistido siempre a la traducción a la pantalla. Intentos ha habido, pero ninguno que haya calado de manera profunda. La película de Cien años de soledad producida por Netflix, que ha contado con el apoyo de los hijos del Nobel colombiano, ha tenido opiniones encontradas. Por un lado, las que aseguran que no ha habido otra adaptación mejor que esta. Por otro, las que piensan que no es posible, y por tanto innecesario, traducir el lenguaje poético y evocado de García Márquez a imágenes. Se podría decir, desde este segundo punto de vista, que es uno de esos autores que es literatura pura. Tanto que no se le puede sacar de ella.
Más allá de los logros de aquellos que se han atrevido a traducir su mundo a imágenes, lo que demuestra que en 2024 alguien se haya atrevido a adaptar Cien años de soledad al cine es que sigue siendo una obra viva, casi seis décadas después de su publicación, y que sigue viviendo en la mente de los lectores y lectoras de todo el mundo. Es una de esas obras que trasciende a su autor y a la propia literatura. Incluso gente que no es lectora asidua ha leído la novela del autor colombiano y ha quedado seducida por su particular universo.
Esa influencia de Cien años de soledad también se refleja en Librotea, donde es, con diferencia, el libro más recomendado por nuestros inspiradores en toda nuestra historia. Es también el título más diverso en nuestros recomendadores, con personalidades de todos los ámbitos de la cultura, desde el cine a la música y, por supuesto, la literatura. ¿Qué hace que Cien años de soledad sea una obra que continúa fascinando? Buscamos las respuestas entre nuestras recomendaciones.
Una lectura que lo cambia todo
Una de las constantes entre los lectores de Cien años de soledad es que es un momento de iluminación, el encuentro con algo que nunca se había vislumbrado antes y que cambia el concepto de literatura para muchos de los que se encontraron con esta novela, en especial en la adolescencia y la juventud. Nos lo explicaron, por ejemplo, el periodista Juan Ramón Lucas o el actor Antonio de la Torre.
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Juan Ramón Lucas Cien años de soledad
Es la primera porque a través de ella descubro de adolescente el verdadero poder del hecho literario: su capacidad para atrapar, conmover y, sobre todo, agitar y revolucionar. Leer la prosa brillante y pulida de García Márquez, sentirme envuelto en la complicada trama de nombres e historias de la novela me dio una idea del efecto en el alma de la buena literatura. Desde entonces no he dejado de leer ni de envidiar a quienes eran capaces de provocar esa agitación en mí a través de la palabra precisa, la frase trabajada y la expresión brillante.<br>
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Antonio de la Torre Cien años de soledad
Fue el primer libro con el que me enganché a la lectura. Llegué a confeccionar un árbol genealógico con todos los miembros de la familia. Lo recuerdo como una experiencia increíble. De ahí salté luego a autores como Eduardo Mendoza o Enrique Vila-Matas.<br>
El poder del universo de Macondo
El influjo del realismo mágico y la construcción de un territorio mítico, Macondo, y una genealogía, son otros puntos clave que hacen de la obra de Gabriel García Márquez una lectura inolvidable para muchos lectores. Kiko Veneno confiesa haber hecho todo un árbol genealógico para entender mejor la obra, y la actriz Aitana Sánchez Gijón recuerda las sensaciones que sintió al descubrir la obra por primera vez.
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Kiko Veneno Cien años de soledad
Me lo leí una primera vez. Me lo leí una segunda, apuntado los nombres de la familia para hacerme mi árbol genealógico. Las imágenes poéticas de Remedios la bella, cuando llega el repartidor de hielo... Eso se te queda grabado dentro. Una vez que entras en ese mundo mágico, la literatura que no lo tiene te sabe un poco a menos. Ya no puedes vivir sin eso.
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Aitana Sánchez Gijón Cien años de soledad
'Cien años de soledad' también fue una lectura de juventud y es uno de los pocos libros que he releído en mi vida. Tengo tanta voracidad por leer cosas nuevas que me cuesta mucho releer, aunque a veces eso es más rico e interesante. Cien años lo releí hace poco, me dejó fascinada en mi juventud y me remite a esa literatura del realismo mágico que descubrí con Mario, Isabel Allende y tantos otros autores latinoamericanos. El mundo de Macondo me transportó a otra dimensión y al reelerlo no me he sentido defraudada, sino todo lo contrario.
La voz de América latina
Para todo un continente, la obra de Gabriel García Márquez adquiere una dimensión especial: no es solo un autor reverenciado en todo el mundo, sino que también ha sabido trasladar la realidad de la vida en aquella parte del planeta a los lectores del resto del globo. Así lo explica la escritora nicaragüense Gioconda Belli, que destaca cómo a través de obras como Cien años de soledad ha podido abrazar las excentricidades de su entorno. También la cantante argentina Sol Pereyra, apasionada de su universo.
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Gioconda Belli Cien años de soledad
Como latinoamericana aprendí a entender la loca realidad de nuestra región del mundo y a amar sus excentricidades leyendo este libro. Su lenguaje fue una revolución irrepetible.
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Sol Pereyra Cien años de soledad
Definitivamente hay algo del mundo de Latinoamérica que es super atractivo, como este universo del realismo mágico, que uno como latino lo vive en la calle, aunque parezcan situaciones locas. La realidad supera siempre la ficción. Esta manera que tenía García Márquez de contar, me encantaba. Me acompañó en unas primeras vacaciones con mi mamá y mi hermana, en un pueblito en Brasil. Recuerdo pasar tardes en una hamaca leyendo, vuelta loca con ese universo.
Una cima del lenguaje
Toda la capacidad de seducción de Cien años de soledad no sería posible sin un uso del lenguaje tremendamente evocador, cercano a lo poético y que es capaz de hacer humano lo inverosímil. Ese poder lo recuerdan el periodista Ángel Martín y el músico Álvaro Urquijo.
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Ángel Martín Cien años de soledad
Lo leí de adolescente muchas veces y fue de los primeros libros que me hicieron llorar. La sensación fue muy rara, de repente me preguntaba por qué estaba llorando por unas letras.
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Álvaro Urquijo Cien años de soledad
También me gustan las novelas. Y las muy buenas, más. Lo leí siendo muy joven y me impactó muchísimo. Es de los pocos libros que he leído dos veces y que seguramente vuelva a leer para entrar en el mundo de Macondo y los Buendía otra vez. Obra maestra.