Sangre caliente: las mejores novelas negras de verano
La novela negro siempre se ha asociado a las sombras, a lo oculto, a las gabardinas y sombreros de los detectives privados o los policías y a los paisajes urbanos azotados por la lluvia o el frío. Pero, al igual que los cánones del noir han ido cambiando con el tiempo y adaptándose a nuevas situaciones, el calor también ha acompañado las historias de crímenes. Hablamos de las mejores novelas negras de verano.
Clásicos de novela negra
Una autora clásica del género como Agatha Christie ya supo vislumbrar lo que podía aportar a la novela negra el calor del sol y una localización exótica a una historia de crímenes. En Muerte en el Nilo, archiconocida obra adaptada al cine y televisión en varias ocasiones, es un crucero en el citado río el telón de fondo de uno de los casos de Hércules Poirot. Mucho después otra autora, Patricia Highsmith, eligió la costa italiana para una de las novelas de su personaje más conocido, El talento de Mr. Ripley.
(Aitor Arregui) Aparte de tener una narrativa y un suspense sobresaliente, el protagonista es uno de los personajes más amorales y a la vez más hechizantes he conocido nunca. Un libro imprescindible.
Novela negra mediterránea
Italia ha sido un país en el que sol y crimen se han unido con frecuencia. Andrea Camilleri y su comisario Salvo Montalbano nos acostumbraron al paisaje siciliano como el lugar en el que se desarrollan los crímenes que debe investigar, en obras como La forma del agua. Donna Leon, por su parte, es conocida por su asociación con Venecia y el comisario Brunetti, quien en Con el agua al cuello investiga un caso de asesinato que se cruza con el tratamiento de aguas de la ciudad en un cálido verano.
Ahora que no se puede salir de casa, nada mejor que acompañar al célebre comisario Brunetti hasta los canales de Venecia. En esta ocasión para investigar una oscura trama en torno a la gestión del agua de la ciudad que trata de ocultar, a cualquier precio, que se descubra un vertido de contaminantes muy peligroso para la salud de los venecianos.
Otro país mediterráneo, el nuestro, también ha alumbrado novelas negras bajo un calor asfixiante. Es inevitable remontarse a Manuel Vázquez Montalbán y su Pepe Carvalho, que en Sabotaje olímpico centra su trama en la Barcelona de los Juegos Olímpicos de 1992. En Barcelona también tienes lugar No cerramos en agosto, la novela Eduard Palomares en la que el becario de una agencia de detectives se ve envuelto en un caso inesperado a raíz de la desaparición de una mujer, y El verano de los juguetes rotos, de Toni Hill, que elige el sofocante verano de 2010 para un caso del inspector de los Mossos d´Esquadra Héctor Salgado.
El sur de España también ha sido territorio negro. Rubén Bevilacqua y Virginia Chamorro, los guardias civiles que ha protagonizado muchas de las obras de Lorenzo Silva, viajan al estrecho de Gibraltar en Lejos del corazón, por ejemplo. Y una ola de calor en Sevilla es el sofocante entorno en el que Susana Martín Gijón ambienta Progenie, una trama de asesinatos múltiples a mujeres embarazadas.
Me pareció super original en el tema de la novela negra por el trasfondo que tiene, por los temas que toca.