Diez grandes libros que han vivido a la sombra de obras maestras

En la historia de la literatura, hay grandes autores que se recuerdan especialmente por obras inmortales. Ellos y ellas han instaurado un canon, que se recuerda a lo largo de los años. Sin embargo, su producción literaria fue mucho mayor, y muchos de sus libros han quedado ensombrecidos por el brillo de sus obras maestras. Hoy recordamos esos títulos que son igualmente importantes, pero a veces quedan fuera de los focos.
Gustave Flaubert es un autor capital, cuya Madame Bovary pervive a lo largo de los siglos, pero que escribió novelas quizás no tan influyentes, pero igualmente superlativas, como es el caso de Salambó. De igual forma, Herman Melville nos entregó la inmortal Moby Dick, además de instaurar una figura literaria clásica con Bartleby el escribiente, pero Pierre o las ambigüedades, libro que no fue aceptado en su época pero que rompió barreras literarias y morales de su época.

La Cartago del siglo III antes de Cristo descrita por un autor decimonónico obsesionado con la documentación y los escenarios. Cuando los críticos de Flaubert lo acusaron de poco verosímil, el autor respondió: “ Si describo la luz cálida del atardecer sobre las piedras, créanme. He estado allí”.

La literatura universal recuerda a Marcel Proust por su monumental En busca del tiempo perdido, pero a menudo se olvida Los placeres y los días, que su propio autor consideraba un “libro mejor escrito, o menos mal que Swann”. También iniciática es Retrato del artista adolescente, de James Joyce, obra que muchos consideran menor en comparación con Ulises, pero que si hubiese firmado otro autor sería considerada su obra maestra.


Disciplina, oración, sexo, ensueño: senderos que conducen a la rebeldía de las palabras.
La montaña mágica y Muerte en Venecia son, con justicia, los títulos que se recuerdan en un primer momento de Thomas Mann, pero su producción dejó otras obras capitales como Los Buddenbrook. De Jane Austen tenemos obras que han pervivido en el tiempo, como Orgullo y prejuicio, pero Persuasión es otro título que no es tan celebrado como merece. Y, en el caso de otro gigante como Tolstoi, Guerra y paz o Anna Karenina hacen que otros títulos queden en un segundo plano. Nos quedamos con su última obra, Resurrección, compendio de una manera de entender el arte y la vida como ningún otro.


Estoy leyendo Persuasión de Jane Austen. Lo leí hace mucho tiempo, pero este es un buen momento para recuperar aquellas novelas que nos gustaron pero que no recordamos con detalle. Persuasión es una obra sobre segundas oportunidades, sobre cómo todo lo que pensamos perdido se puede recuperar, como no hay que rendirse ni perder al esperanza. Todo ello está centrado, como no tratándose de Jane Austen, en una historia de amor, pero todos estos mensajes son claramente aplicables a nuestro contexto actual y, en la medida que transmite valores y energía positiva, esta novela supone un buen acompañante para estos días de reclusión. Estamos encerrados, pero las novelas nos abren ventanas a mil mundos. El mundo de Austen es siempre un buen viaje, incluso en su novela más olvidada.
De Francis Scott Fitzgerald, las preguntas del Trivial tendrán como respuesta El gran Gatsby o Suave es la noche, pero fue un maestro de la novela y el cuento, y A este lado del paraíso es igualmente destacable. Y siempre uniremos el nombre de Nabokov a Lolita, incluso a Ada o el ardor, pero Pálido fuego es una obra tan original y poderosa como aquellas. Por último, Carmen Laforet deslumbró con Nada, su libro-tótem, pero queremos destacar La mujer nueva, como obra de indudable calidad literaria además de precursor del feminismo.


