Gabriela Mistral y otras poetas imprescindibles, recomendadas por Elizabeth Horan
La autora de la gran biografía de la poeta chilena nos desvela la verdadera historia tras el mito.

Fue la primera mujer latinoamericana en ganar el Nobel de literatura, un mito en Chile, pero Gabriela Mistral es todavía para muchos hispanohablantes una autora demasiado desconocida. Explicar esa figura es el cometido de Elizabeth Horan, académica estadounidense y especialista en la poeta que acaba de publicar Mistral. Una vida, el primer volumen de una biografía en tres tomos que promete ahondar en la figura de una mujer que no solo fue escritora, sino activista y académica. Con Horan hablamos de su figura y de libros de poetas imprescindibles.
Video: entrevista y libros recomendados de Elizabeth Horan

Explica Horan que Gabriela Mistral se cruzó en su camino por casualidad. “Nunca la estudié en la universidad. Sí a García Lorca, que me gusta mucho. Pedro Salinas, Alberti, Neruda, Storni… pero nada de Mistral”, recuerda. “Un día estaba en la biblioteca y cogí un libro porque tenía un título realmente extraño: La instrucción de la mujer ¿Era solo para mujeres? Sabía que Mistral había ganado el Premio Nobel, pero me fascinó lo que decía sobre el México posrevolucionario y también esa extraña combinación de conservadurismo, radicalismo y originalidad, todo combinado. Entonces comencé a leer Lagar, la serie Locas Mujeres. Lagar es oscuro, pero pensé que era extraordinario. No podía creer que nunca había oído hablar de ella antes, su poesía era original, rara”.
La relación con Mistral se estrechó más con el tiempo. “Fui al Barnard College, que es donde se conocieron Doris Dana y Gabriella Mistral. Le escribí una carta a Doris Dana y le dije: me gustaría traducirla, porque yo estaba traduciendo en ese momento. Ella me dijo: "Venga a verme la próxima vez que vengas a Nueva York" y entonces la conocí”, recuerda. “Más tarde solicité una beca Fulbright en Filadelfia y fui y viví allí durante un año bajo la dictadura de Pinochet. Eso cambió cierta dirección de mi vida”.

En ese momento, Horan empezó a “tener la idea de hacer una biografía de Gabriela Mistral y supe que iba a ser mucho trabajo. Pero en ese momento no la empecé, lo que hice fue que hice una edición de cartas. Una becaria Victoria Ocampo se acercó a mí, porque yo había escrito una biografía de Ocampo con el permiso y la cooperación de ella. Ocampo tuvo mucho cuidado en guardar sus cartas y, cuando tuvo cada vez más problemas con el gobierno de Perón, decidió venderlas. Las vendió a Harvard. Entonces me preguntó: ¿me ayudarías a editar las cartas de Mistral y Ocampo? Lo hice porque a mí me gustan mucho las cartas.Siempre me han fascinado, me gusta especialmente leer el correo de gente muerta”.
Gabriela Mistral: el mito desconocido
¿Cuál es el verdadero alcance de la figura de Gabriela Mistral en la actualidad? “Quizás sea menos conocida aquí en España, Pero si en algún blog en Chile alguien mencione a Gabriela Maestral, habrá como 50 personas que responderán, Grande Gabriela, Nuestra Gabriela. ¿Y la han leído? No lo sé, pero es grande”, explica Horan. Parte de ese desconocimiento se explica por otros motivos ajenos a ella. “En España, y en el español en general, no hay mucha tradición biográfica en comparación con la que hay en inglés. En Inglaterra, especialmente, existe la tradición de escribir biografías de primera categoría de escritores de quinta categoría. Hay muchas biografías geniales de Shakespeare, y luego hay millones de biografías de estos escritores de los que nunca has oído hablar”.
Para Horan, “lo que resulta interesante de Mistral es que ella, entre otras cosas, fue testigo directo de grandes acontecimientos de la historia, de grandes acontecimientos históricos a lo largo de su vida. Desde ser testigo de los disturbios laborales en Chile, hasta trabajar en el Nuevo México posrevolucionario, vivir en París y participar en la Liga de las Naciones, estar en España justo antes de la Guerra Civil y estar en Portugal durante la Guerra Civil. Una y otra vez estaba en los lugares en los que estuvo y las personas que conocía, y también escribe una prosa extraordinaria”.
También la manera en la que se convirtió en una figura social de amplia relevancia, con todo en contra. “Es sorprendente porque era muy diferente de esta imagen que tenemos de alguien que fue un gran poeta, tal vez por accidente, o la idea de que fue diplomática por accidente. ¿Cómo es posible que una mujer nacida en 1889 llegue a ser algo accidentalmente? El accidente es todas las cosas que no llegó a ser, no se convirtió en madre. No se convirtió en ama de casa”.
En la biografía de Horan, también se repasa la gran importancia que tuvieron sus secretarias, en su vida y su carrera. “Necesitaba secretarias, y también transfirió la mayor parte de su trabajo que pudo a otras personas para tener tiempo para escribir, algo que creo que a cualquiera de los que escribimos nos gusta. Pero además, en cierta medida, actuaron como su agente de relaciones públicas, mucho más Palma Guillén que Laura Rodig, porque Laura fue la primera y no había ningún modelo a seguir. Comenzó a desarrollarse un patrón que vemos con Palma Guillén y, sobre todo con Doris Dana, de estar fascinadas por una estrella. No creo que fuese imposible que una o dos o tres personas sean responsables del gigantesco mito de Gabriela Mistral”.
Gabriela Mistral y otras poetas imprescindibles, recomendadas por Elizabeth Horan
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Están escritos en primera persona y ella asume la personalidad de una gama diferente de mujeres en un conjunto de actitudes posibles completamente diferente. Aproximadamente la mitad de ellos datan directamente de la Segunda Guerra Mundial, cuando ella vivía en Brasil, y son una forma de testimonio de la locura del mundo en aquella época.
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Podrían leer a algunas de las poetas de España, Carmen Conde, que era amiga suya y sus Canciones de nana y desvelo, es una versión interesante de la Canción de Cuna. Y la Canción de Cuna es una forma en la que Mistral destacó. Rayan en ser maldiciones a veces, que muchas Canciones de Cuna son así, como ‘vete a dormir, idiota, te amenazo’... más convencional sería Juana de Ibarbourou, de Uruguay. También genial.
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Alfonsina Storni es sorprendentemente real. Todo lo que ella escribió, lo leo. Y parece como si lo hubieran escrito ayer.
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Me gusta mucho Fernando Vallejo, El Mensajero, porque rompe todas las reglas, todas y cada una de ellas. Es una biografía larga, por lo que se supone que debe estar en capítulos. Es una perorata larga. Y maldice a todas las personas que se interpusieron en su camino, que le impidieron acumular material sobre Porfirio Barba Jacob, que es el poeta colombiano que él, el poeta colombiano-mexicano sobre el que está escribiendo.