Las mejores novelas españolas adaptadas al cine
    
El trasvase entre literatura y cine es casi tan antiguo como la creación del séptimo arte. Cada año, llegan a la pantalla películas que se basan en novelas, buscando una buena historia que ya ha llegado a muchos lectores. El cine español no es una excepción. Por eso, repasamos hoy las mejores novelas españolas adaptadas al cine.
Clásicos de la literatura española adaptados al cine
La literatura del siglo XX en España ha dado obras irrepetibles, y muchas de ellas han servido para reflejar una sociedad, con sus luces y sus sombras. Pocas obras han mostrado una capacidad de radiografiar la España rural como Los santos inocentes, la novela de Miguel Delibes llevada al cine por Mario Camus. De igual forma, el Madrid y una cierta sociedad a comienzos de la Guerra Civil tienen en Las bicicletas no son para el verano, de Fernando Fernán Gómez, una obra imprescindible, llevada a la pantalla por Jaime Chávarri. La Barcelona de comienzos de siglo, por otro lado, nunca ha quedado mejor reflejada que en La ciudad de los prodigios, de Eduardo Mendoza, también convertida en filme.
    También, fue muy importante Los santos inocentes. Es una maravilla. Cuenta la historia de una España que aún duele todavía. A mí me toca especialmente porque mi familia paterna es extremeña. Eran de esa parte que cuenta el libro, de la parte pobre. Es un libro que me impacta mucho, me parece una obra de arte, una obra maestra, y que cuenta algo que todavía no está sanado.
    
    Me encanta la literatura de Eduardo Mendoza. Es sencillo y directo. Me encanta como dibuja con palabras la ciudad de Barcelona, sus gentes, sus calles… sus olores.
Novelas contemporáneas llevadas al cine
En los últimos tiempos, hemos visto cómo el mundo del cine tomaba grandes novelas como base para sus historias. Una de las obras más aplaudidas de las últimas décadas, por ejemplo, fue Soldados de Salamina, de Javier Cercas. En el caso de los relatos de ¿Qué me quieres, amor?, de Manuel Rivas, varios de ellos se mezclaron para dar forma a La lengua de las mariposas. Más recientemente, fue Intemperie, de Jesús Carrasco, la base de la película dirigida por Benito Zambrano.
    Fue una vuelta de tuerca del relato imperante de los vencidos. Un falangista falsamente fusilado, y la indagación acerca de los motivos de un joven soldado para perdonarle la vida, marcaron mi propio cuestionamiento acerca de determinadas  verdades inamovibles.
    
    
En esta asociación entre literatura y cine, una de los últimos trasvases de éxito fue la adaptación de La voz dormida, de Dulce Chacón, de nuevo de la mano de Benito Zambrano. Y también la novela gráfica ha sido parte de esta relación, con la película de animación basada en Arrugas, de Paco Roca.
    Me conmovió por su simplicidad y su eficacia. Era la memoria histórica oral transformada en literatura desgarradora y elocuente. Tenía la fuerza de las historias bien narradas y daba luz a un tiempo peor, si cabe, que la misma guerra, la postguerra de las presas políticas mantenidas hasta entonces en el anonimato.