Libros para todos los amantes de la literatura, por Ricardo Menéndez Salmón
Hablamos con el escritor asturiano sobre su colección de relatos 'Los muebles del mundo'

Lo primero que leemos en Los muebles del mundo, la colección de relatos de Ricardo Menéndez Salmón, es un adiós. Por paradójico que suene, el autor asturiano nos advierte que ese género ya está agotado para lo que él persigue. El volumen es, por tanto, una despedida, pero también una celebración. Una celebración del poder del relato, heredero de los cuentos orales para ser celebrados en comunidad. Hablamos con él de esta cualidad y nos recomienda libros para todos los amantes de la literatura.

“Siento que el relato ya no me sirve para contar el mundo que a mí me interesa contar”, confiesa Ricardo Menéndez Salmón. “Creo que la marca de agua del mundo actual es la velocidad, suceden demasiadas cosas en demasiados sitios al mismo tiempo. Y sucede a una velocidad muy, muy acelerada. Y me parece que el relato a mí no me sirve para aprender esa realidad que está ahí fuera. Creo que el recipiente que mejor puede aproximarse a ese mundo acelerado, a ese mundo sin verdad, paradójicamente es la novela”.

Pese a ese parecer, el autor de Derrumbe o La ofensa no reniega de ese género que ha cultivado durante más de dos décadas. “El relato es una escuela magnífica”, apunta. “Ha sido también un lugar balsámico. Yo siempre he escrito los relatos con felicidad. No es un es un es un tipo de escritura que me haya provocado nunca los quebraderos de cabeza de historias más ambiciosas. Al hacer esta especie de autobiografía intelectual y también, por qué no decirlo, emocional, me he dado cuenta que mis relatos nutren temáticamente la mayoría de las ideas-fuerza que aparecen en mis novelas. Es decir, si uno lee Los muebles del mundo va a encontrar antes o después encarnados prácticamente todos los problemas a los cuales yo me he acercado en la narrativa más basta”.
Dos décadas de relatos
Los muebles del mundo incluye relatos fechados entre 1999 y 2022. La selección ha obligado a Menéndez Salmón a una tarea no muy habitual en los escritores: releer su propia obra. “Ha sido muy interesante porque, a nivel temático he descubierto que me siguen convocando los mismos temas que me podía convocar cuando era una persona de 30 años”, cuenta. “Pero también me doy cuenta de que, a nivel estilístico, en determinadas ocasiones hay cuentos que hoy no escribiría. Pero no solo no he sentido la tentación de reescribirlos, sino que he querido también que, de alguna manera, esas huellas quedaran fijadas escogiendo ciertos cuentos. Es como ver la muda de la serpiente, vas dejando pruebas de ti mismo el camino, pero sigue siendo siempre el mismo animal”.
Los relatos de Los muebles del mundo se dividen en tres partes diferenciadas, que no tienen por qué coincidir en la cronología en la que fueron creados. “Yo creo que son más bien climas”, apunta su autor. “En Lamentos abundan relatos en los que la pérdida o el dolor y cierta sensación de derrota están presentes. Aleluyas, por el contrario, son cuentos más celebrativos y más optimistas, si me permites la palabra. Iluminaciones yo creo que son cuentos o relatos que indagan sobre todo en la idea de la creación. Esa vis creativa que ilumina muchos aspectos, independientemente de que sus frutos no sean necesariamente agradables, es es la que ilumina en muchas ocasiones nuestra peripecia y a mí en concreto como escritor”.
El futuro de la especie humana
Una vez que dice adiós al relato, las inquietudes de Menéndez Salmón toman la forma de novela. Y, como ya mostrase en la distopía de Horda, hay una serie de temas que rondan su mente. “Hay una serie de asuntos que creo que recorren casi como un calambre el tiempo que nos toca vivir, y algunos de ellos ya han aparecido en libros previos míos”, cuenta. “Estoy pensando, por ejemplo, en el asunto de la propia concepción de eso que llamamos especie humana y hacia dónde camina. Temas como el transhumanismo, el post postcapitalismo, hacia qué tipo de mundo caminamos, el diálogo hombre-máquina… Una redefinición quizás de la propia naturaleza humana”.
También el ecologismo, en su sentido más amplio. “Pienso en cómo podemos realmente seguir conciliando nuestra fe invariable en el progreso, en el crecimiento, con una dignidad humana. También creo que una cierta reflexión sobre los lugares en los que se construye cierta idea de Europa. A mí, por mi tradición, por mis lecturas y por mi experiencia vital, me interesa mucho la idea de Europa como un lugar de resistencia frente a ciertas tendencias. Pero también soy consciente como un lugar exhausto, un lugar que puede ser epítome precisamente de todos esos mundos”.
Libros para todos los amantes de la literatura, por Ricardo Menéndez Salmón
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Acaba de fallarse el Premio Nacional de Las Letras y se lo han concedido nada menos que a Cristina Fernández Cubas. Recomendar la obra de la que creo que es, si no la mejor, una de las grandes escritoras de relato vivas en nuestro país, nunca está de más. Hay una edición hace unos años en Tusquets de todos sus cuentos antes de que luego apareciera La habitación de Nona.
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Siguiendo el género de cuentos, hay dos escritores de relatos que a mí me apasionan, que son Eloy Tizón, que por cierto es una de las personas a las que está dedicado este libro.
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Mi paisano Jon Bilbao es un escritor también que admiro muchísimo en la distancia del relato.
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Las dos últimas lecturas que me han impresionado son dos libros de Acantilados que no son libros de ficción. Uno es la biografía de Kafka de Reiner Stach, que me ha parecido una obra deslumbrante. Se lee como una novela, aunque no lo es. Es un libro apabullante.
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La hermosísima antología de las entrevistas a escritores que ha hecho con The Paris Review, los dos volúmenes que Acantilado ha publicado. Es un libro maravilloso para cualquier persona que ame la literatura en su expresión más amplia.