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Libros que nos descubren nuestro lado salvaje, recomendados por Pilar Quintana

La escritora colombiana nos habla de su última novela, 'Noche negra'.

Pilar Quintana (foto: Librotea)
Pilar Quintana (foto: Librotea)
Guillermo Arenas España /

Durante casi una década, Pilar Quintana vivió en la selva colombiana, una experiencia transformadora, no exenta de aspectos terribles, que ha ido impregnando su literatura. En Noche negra, regresa a ese terreno que ya exploró en La perra y varios de sus cuentos, esta vez retomando un personaje que ya había aparecido, Rosa, y dándole todo el protagonismo. Esta vez, nos habla de una mujer que se enfrenta a la naturaleza más salvaje en soledad, en un libro que tiene tintes de thriller psicológico y que explora el miedo, la identidad y la necesidad de recurrir a nuestro lado más primario para sobrevivir. Hablamos con ella y nos recomienda libros que nos descubren nuestro lado salvaje.

Video: entrevista y libros recomendados de Pilar Quintana

Pilar Quintana: entrevista y libros recomendados
Pilar Quintana

Explica Pilar Quintana que Rosa, la protagonista de Noche negra, siempre ha estado presente en su obra, esperando el momento de ser la protagonista. “El primer texto que escribí sobre este escenario no fue La perra, sino un cuento que se llama La Rumba, Son, Palo, Muerdo, cuyo personaje central en este cuento es Jean, el esposo de Rosa, la protagonista de Noche negra”, recuerda. “Luego escribí La perra y luego un cuento en el que Rosa es protagonista. Recuerdo que, cuando se lo presenté a mi agente, me dijo: ‘Me encanta este personaje, pero quiero saber mucho más’. Yo le dije: ‘yo lo sé todo sobre este personaje y va a haber una novela’. El resultado es esta novela que transcurre en cuatro días solamente, pero cuenta la vida de Rosa desde antes incluso de nacer hasta el momento de la historia de Noche negra. Es un personaje que me ha acompañado bastante tiempo”.


La selva y esos personajes que van y vienen, que nos presenta en distintas épocas, son ya el sello de Quintana. “Este universo narrativo lo veo casi como un gran tablero de un juego, y yo tengo a este lado unos personajes, a este otros y poco a poco he ido desarrollando los personajes”, afirma. Con Rosa comparte algunas vivencias, como la fundamental de pasar esa experiencia en la selva, pero es solo un punto de partida. “Para las personas que no me conocen muy bien, Rosa puede parecer un personaje idéntico a mí, pero ninguno de mis amigos cercanos cuando lee la novela me dice que yo soy Rosa”, cuenta. “Ella piensa diferente, nació en 1941 y yo soy del 72, su familia está estructurada de manera muy diferente a la mía, su experiencia vital es muy diferente… Compartimos solamente algunas experiencias. Yo soy una escritora que no tiene una gran imaginación , para crear necesito un material de base que sea real. A partir de ahí puedo inventar, transformar, cambiar, aumentar, exagerar, quitar”.

La vida salvaje

A lo largo de Noche negra, los lectores somos testigos de cómo Rosa se enfrenta a una serie de miedos, hasta el punto de que empezamos a dudar de cuántos de ellos son reales o si su mente le está jugando malas pasadas. "Ahí exploró algo, y es la naturaleza de la realidad. ¿Por qué nuestra realidad resulta fiable? Yo creo que es porque está el otro para hacernos creer en nuestra realidad”, indica. Pero la raíz de esos miedos sí que existe. “Hay algunos que son comunes a todos. Si te vas a la selva y te quedas solo en una cabaña vas a tener miedo, porque la selva tiene algo tenebroso, tiene animales pues que nos pueden hacer daño”, indica la autora. “Pero Rosa vive además unos miedos que son de género, que todas las mujeres experimentamos en nuestras casas, en la calle, en los lugares de trabajo. Yo sentía escribiendo esta novela que a veces las mujeres vivimos como los animales, en constante estado de alerta porque sabemos que en cualquier momento puede venir la amenaza”.

Quintana conoce esos miedos de manera directa. “Yo viví nueve años en la selva del Pacífico Colombiano, en un acantilado selvático como el de Rosa”, recuerda. “Me fui a construir mi propia casa con mi exmarido, que era irlandés, y durante tres meses me quedé completamente sola en mi casa, que estaba sin terminar. Creo que en ese momento, mientras estaba sola, sentía que mi vida era normal y tranquila, que no estaba pasando miedo, pero me parece que sí pasé miedo, me enfrenté a situaciones difíciles. Tenía que luchar contra la selva para preservar mi integridad y la de la casa y, sobre todo, tuve un vecino que era muy simpático pero, cuando se fue mi marido, me hizo acoso. También un par de vecinos del pueblo fueron muy agresivos conmigo. Creo que sí pasé miedo y fue una experiencia tan tremenda que muchos años después quise ponerla en un libro quizás para trabajarla, para hacer un proceso sobre ella”.

Otro de los aspectos que explora Noche negra es la necesidad de conectar con el lado más primario de la naturaleza humana para salir adelante en un lugar hostil. “Muy seguramente no podrías sobrevivir en la selva si no sacas tu violencia, tu agresividad, tu animal salvaje”, explica. “A todos nos enseñan que la violencia es mala desde chiquitos, nos enseñan a reprimir la violencia, sobre todo si eres mujer. La violencia es súper incorrecta y una mujer violenta es una cosa terrible. Un hombre fuerte y violento puede suscitar algo de admiración, pero en una mujer no es una característica deseable. Es algo que está en nuestra naturaleza y que tenemos reprimido. Cuando estamos en un ambiente hostil y animal, amenazante como lo es la selva, esa violencia es necesaria porque es lo que nos permite sobrevivir”.

Porque la naturaleza que refleja Quintana en Noche negra no es solo belleza, sino también peligro. “Tenemos una idea muy occidental de la naturaleza como algo benigno”, defiende. “Hay personas que te dicen que un remedio es muy bueno porque es natural, como si lo natural fuera bueno. Lo natural es malo también, los huracanes y el veneno de serpientes son naturales. En la selva nos enfrentamos a algo muy primario, es el lugar de donde realmente somos. Las ciudades son el lugar que construimos para vivir y donde tenemos todo solucionado, pero si vuelves a tu medio natural, a tu medio más primario, vas a tener que encontrar a tu animal salvaje y eso es lo que le pasa a Rosa”.

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