Libros de distopía tecnológica para fans de ‘Black Mirror’
Futuros que dan miedo para ller después de ver la serie creada por Charlie Brooker.

Mientras la distopía va camino de convertirse en costumbrismo, series como Black Mirror tienen que ir subiendo su apuesta. La producción de Netflix que se presentó al mundo hace siete temporadas con un capítulo sobre un presidente que se ve obligado a mantener relaciones sexuales con un cerdo se ha especializado desde entonces en explorar las posibilidades inquietantes de la tecnología. En su séptima y recién estrenada temporada lo siguen haciendo, desde implantes cerebrales conectados a softwares para introducirse en una película clásica. Muchas de esas ideas, y otras similares, ya se habían explorado en la literatura. Por esa razón, seleccionamos libros de distopía tecnológica para fans de Black Mirror.
Libros sobre el hombre y la máquina
Nuestra relación con creaciones humanoides fruto de la tecnología es, por supuesto, un tema constante en la literatura ya desde Frankenstein, y sobre los cyborgs y la inteligencia artificial se ha publicado muchísimo en las últimas dos décadas. En Black Mirror, por ejemplo, se ha tocado un tema que también trata Ian McEwan en Máquinas como yo: ¿pueden los androides sentir como los humanos, comprendernos e incluso querernos? De manera similar, Samantha Schweblin nos propone en Kentukis un mundo en el que unas creaciones, mitad peluche mitad animal de compañía, se propagan por el mundo ocultando peligros inesperados. Otro tema que la serie de Netflix aborda es similar al de The Peripheral, el libro de William Gibson en el que la realidad virtual se llega a confundir con nuestro mundo, planteándose cuestiones sobre lo qué es moral o no en un mundo de representaciones.



LIbros sobre sociedades inquietantes
La distopía, por definición, nos propone posibilidades de futuro desasosegantes basadas en lo que sucede en la actualidad, y en esos escenarios muchas veces la tecnología tiene un papel fundamental. En QualityLand, la novela del alemán Marc-Uwe Kling imagina una sociedad ideal pero dominada por los algoritmos, que hacen por ti todas las decisiones de tu vida, incluida tu pareja. Más desasosegante incluso es Horda, de Ricardo Menéndez Salmón, que propone un futuro en el que la palabra ha quedado prohibida y las imágenes dominan todos los aspectos de la sociedad.


En esa tarea de imaginar posibles peligros para la humanidad, hay autores que han imaginado futuros en los que se nos plantean dilemas morales profundos. Es el caso de Ted Chiang, quien en los relatos de libros como Exhalación nos plantea la posibilidad de encontrarnos con nosotros mismos en otras líneas temporales. Una posibilidad que también explora Blake Crouch en Materia oscura, esta vez más cercano al género del thriller.

