Libros para entender el amor y querernos mejor, recomendados por Karmele Jaio
La autora de 'Amor capital' nos habla del amor que nos enseñan y de cómo desaprenderlo.

Una mujer asiste al funeral del que fuera su amante, y comienza a rememorar una relación tormentosa en la que ella ha traicionado todo lo que creía que era por amor. Así comienza Amor capital, la nueva novela de Karmele Jaio, una exploración de las relaciones sentimentales y la manera en la que las vivimos según lo que nos inculca la sociedad, especialmente en el caso de las mujeres. Hablamos con la autora vitoriana sobre qué mecanismos activan la mecánica de las relaciones y nos recomienda libros para entender el amor y querernos mejor.
Video: entrevista con Karmele Jaio

Explica Karmele Jaio que no es casualidad que Amor capital comience en un funeral. “Siempre que empiezo a escribir una novela parto de una imagen. Y, generalmente, tengo la imagen y no tengo mucho más”, explica. “Esta era una imagen muy marcada: una mujer hablándole a su ex amante, el amante que la había abandonado, en el funeral de él. Digo que no es casualidad porque simboliza también el final de una manera de amar, con la que ella quiere acabar. Es una manera de amar en la que ella se ha visto perdida, ha perdido los papeles, ha permitido incluso que no la traten bien, se ha olvidado de sí misma. Toda la novela es un intento de entender por qué ha llegado a ese punto”, cuenta.
El amor que aprenden mujeres y hombres
Olga, la protagonista de Amor capital, es una profesora de universidad, en principio independiente y madura emocionalmente, pero se ve arrasada por una pasión que, como veremos, está marcada en gran parte por nuestra educación. “El amor es algo que está continuamente en las novelas, en la música, en las películas. Estamos rodeados de amor, hablamos mucho de amor pero realmente a veces no miramos cómo funciona”, cuenta Karmele Jaio. “Yo parto de la idea de mostrar el amor como un sentimiento, no sólo íntimo, sino un sentimiento social, un sentimiento que se aprende, y que se aprende de una manera muy diferenciada en hombres y mujeres”.

A las mujeres, apunta Jaio, “se les enseña que el amor está en el centro, hay una centralidad excesiva del amor en sus vidas. Has de ser la amante, pero la cuidadora también, y todo en nombre del amor. Además, desde pequeñas ha sobrevolado una amenaza, del ‘cuidado, no te vayas a quedar sola’. No hagas esto, no hagas lo otro, que te vas a quedar sola, que no te va a querer nadie. Esa amenaza ha estado ahí toda la vida. Eso nos condiciona, y también nos han enseñado de alguna manera que el amor es nuestro campo de juego".
A los hombres, en cambio, se les ha inculcado otra manera de ver el amor. “Se les ha enseñado que el amor es importante, pero es una parte más, y también creo que de alguna manera se les ha enseñado a defenderse un poco del amor, a decir ‘cuidado, no te vayan a pillar’. Entonces, también hay un miedo al amor. Y estas formas diferenciadas de haber aprendido a amar luego chocan, claro”.
Comprender el amor
La elección de la protagonista de Amor capital no es para nada casual. “Quería que fuese una mujer así, que supuestamente tenga las cosas claras, porque quería reflejar esa contradicción con el amor que yo creo que existe en la vida de muchas mujeres actualmente”, cuenta Jaio. “Creo que hemos dado pasos muy importantes en muchos ámbitos, en el ámbito público, en la política, en el activismo, en la academia… Estamos en muchos sitios, pero en el tema del amor hay como un espacio, es una caja de Pandora que da miedo a abrir en muchos casos, porque creo que existe esa contradicción con el amor, entre lo que sientes y lo que mereces, o lo que crees que mereces”.
La escritora achaca esa contradicción a “la inercia tan fuerte de lo que hemos aprendido, la centralidad del amor”, pero también a que “el amor se desarrolla en un espacio íntimo, y muchas veces las mujeres pueden quedar aisladas en una relación. Es difícil comprender que no es solo tu amor, no es algo íntimo tuyo, sino que es algo aprendido, algo social, y de eso es difícil darte cuenta. Las relaciones de poder en otros ámbitos también son complicadas, pero es que en el amor además tiene una dificultad añadida, que es que el que domina, la persona que domina, y el que se deja dominar, se supone que se quieren, que hay amor. Entonces es mucho más complicado salir de ahí”.
Como en la cita de Carson McCullers que se lee en Amor capital, “hay uno que dice te quiero, y hay otro que dice yo también. Pero además, a eso hay que sumarle las relaciones de poder de por sí nos vienen marcadas porque hayamos nacido hombres o mujeres. Hemos aprendido una manera de amar, no solo la hemos aprendido en casa, sino a través también de películas, de novelas etc. Pero al mismo tiempo, yo creo que la ficción nos sirve también como instrumento para desnaturalizar eso, para ver lo que la normalidad esconde. La literatura nos sirve en muchos casos paraa entender esas situaciones mucho más que a través de la no ficción. El poder de la ficción es que nos permite ver la vida a través de otra mirada”.
Libros para entender el amor y querernos mejor, recomendados por Karmele Jaio
-
Es una de las novelas que he recomendado más de una vez porque es que me gusta mucho. Es un clásico, pero es de esos libros que vuelves a leer porque quieres saber qué es lo que te ha gustado realmente y no lo descubres del todo. Me gustan los libros que no sabes del todo por qué te han gustado y Stoner es una novela magnífica.
-
Una novela que para mí también me ha acompañado desde hace muchos años es Una soledad demasiado ruidosa, de Bohumil Graval y también es un libro que, igual que Stoner, habla del amor a la literatura. Trata de un prensador de papel que va prensando el papel que se va tirando y él va haciendo pequeños paquetes. Es un libro delicioso, es muy breve además y es muy bonito.
-
Es una gran cuentista, sus relatos son de los que pellizcan, de los que pinchan… La recomiendo mucho.
-
La leí de muy muy joven y recuerdo que me gustó mucho, quizá no sabía porqué y al cabo de muchos años al volver a leerlo me di cuenta de que lo que me enganchó en ese momento fue el descubrimiento de que se podía hablar, se podía contar cosas tan íntimas y tan cotidianas y, al mismo tiempo, importantes.