Novela negra y realismo sucio: Alan Parks y sus libros favoritos
Hablamos con el autor de 'Un mayo funesto', la quinta entrega de la serie del detective Harry McCoy.

Un mayo funesto es la quinta entrega de la serie protagonizada por el policía Harry McCoy, la creación con la que el escocés Alan Parks está despuntando entre los nuevos autores de novela negra. Su fórmula encuentra en el contexto una marca de personalidad: los casos de su detective transcurren en su ciudad natal, Glasgow, en la década de los 70, un momento de gran inestabilidad social. Los crímenes que investiga McCoy, uno de esos policías que se toma la ley un poco a su manera, se cruzan con una ciudad repleta de huelgas, trabajadores que pierden sus puestos y agitadores que aprovechan el desconcierto. Hablamos con Parks sobre su particular visión de la novela negra y nos habla de sus libros favoritos.
Video: entrevista y libros recomendados de Alan Parks

Confiesa Alan Parks que su principal motivo para hacerse escritor era hablar de su ciudad, Glasgow. “Podría haber escrito un libro sobre las viviendas sociales, pero seguramente nadie fuera a leerlo”, bromea. La novela negra le proporcionaba el vehículo perfecto para hacerlo. “Quería hablar de todo Glasgow, de la parte más pobre a la más rica, y me di cuenta de que si escribía sobre alguien que trabaja de contable en una oficina solo podía hablar de gente que tiene más o menos el mismo nivel de vida. Sin embargo, un policía se mueve por toda la ciudad, en todos sus estratos”.
Así nacía Harry McCoy, el protagonista de su serie, solo que Parks no tenía intención de que fuese eso mismo, una serie. “Para ser sincero, cuando escribí el primer libro, Enero sangriento, no tenía idea de hacer una saga. Solo escribí un libro. Ahí solo se muestra un poco de la vida de McCoy, y luego me di cuenta de que tenía que seguir, contar su vida, lo que le ha pasado, así que ahora lo estoy descubriendo”, asegura.

Su creación, McCoy, pertenece a ese grupo de investigadores que, pese a formar parte de la ley, son conscientes de las fallas del sistema. “Claro, las personas más respetuosas con la ley no resultan los personajes más interesantes”, concede. “Creo que McCoy está interesado más en el largo plazo, si tiene que hacer algo para conseguir que se haga justicia, lo va a hacer. En cierto modo, puede que a veces él sea igual de malo que la gente a la que persigue, pero tiene una idea muy clara sobre las personas por las que el sistema no se preocupa, los marginados. El intenta cuidarlos y que el sistema policial, que los tiene descuidados, trabaje para ellos. Intenta asegurarse de que también tengan una oportunidad”.
El polvorín de Glasgow en los 70
Cinco libros, cada uno con una referencia a un mes del año, hacen que este Un mayo funesto llegue casi a mitad de ciclo. En este caso, estamos en 1974, dentro de la década que Parks ha elegido para centrar sus novelas. Una época inestable que, para un autor de novela negra, da mucho juego. “Como muchas ciudades europeas de la época, Glasgow dependía de la economía industrial y eso se estaba desmoronando”, apunta. “Las fábricas estaban cerrando, todos los astilleros estaban cerrados, lo que significaba que había muchísimo desempleo. Además, las casas del centro de la ciudad en las que la gente había vivido durante 100 años estaban siendo derribadas y estaban trasladando a la gente a grandes proyectos de viviendas. Fue una época de grandes cambios, en la que no había dinero en absoluto, y creo que la propia Glasgow no sabía ya qué era. En cierto modo perdió su propósito, ya no era una gran ciudad industrial. Tuvo que encontrar un nuevo tipo de identidad, lo que le llevó unos 10 años. La gente no sabía lo que iba a pasar, así que fue una época turbulenta”.
En Un mayo funesto, el desencadenante de la acción es el secuestro de dos jóvenes acusados de un incendio mortal, que son apresados por una multitud que asalta el furgón en el que están siendo trasladados. Una idea que le surgió a Parks de observar la realidad. “No sé si aquí pasa igual, pero si hay un juicio muy importante en Gran Bretaña siempre ves a estas personas en la puerta del juzgado con carteles, gritando, pegando golpes al furgón de los acusados y cosas así”, relata. “Suelo pensar qué te lleva a hacer algo así. Las personas a las que están juzgando todavía no han sido declaradas culpables, y pensé que pasaría si los planes de esa gente salieran bien y, de alguna manera, la persona acusada cayera en sus manos. ¿Qué harían entonces? Creo que siempre ha existido ese tipo de gente, probablemente son los que iban a ver los ahorcamientos, los que iban a ver cómo le cortaban la cabeza a María Antonieta. No estoy seguro de que estén especialmente interesados en que se haga justicia, sino más bien con un tipo de histeria”, apunta.
Novela negra y realismo sucio: Alan Parks y sus libros favoritos
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Tengo dos libros favoritos, y uno es Apocalipsis, de Stephen King. Es un libro que amo. La danza de la muerte es simplemente brillante. Trata sobre un mundo, después de un virus, un mundo distópico. King es increíblemente bueno con los personajes. En un espacio de tiempo realmente corto, él configura un personajes con dos o tres frases y ya los entiendes, y en este libro probablemente tenga como 100 personajes, pero todos son individuales, separados, y creo que eso es muchísimo más difícil de hacer de lo que la gente cree.
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Creo que probablemente los leí al mismo tiempo y puedo recordar que me provocaron un gran impacto. Al final de El corazón de las tinieblas estaba realmente conmocionado y eso no sucede a menudo.
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El único otro libro con el que sentí lo mismo que El corazón de las tinieblas fue La carretera, de Cormac McCarthy. Terminé ese libro y dije, Dios. Fue algo extraordinario.