Novelas gráficas que son un placer para los sentidos, por Gema Vadillo
La autora e ilustradora presenta ‘El rojo duele menos’, continuación de ‘El amarillo no existe’, en los que mezcla novela e ilustración.

Con El amarillo no existe, la ilustradora y autora Gema Vadillo consiguió un éxito de ventas encontrando un formato propio, a medio camino entre la novela y la novela gráfica. Esa historia de amor, amistad y misterio protagonizada por veinteañeros en un Berlín que se abría a otras dimensiones ahora tiene continuación con El rojo duele menos, que retoma el espíritu de su predecesora pero dando protagonismo a otros personajes. Hablamos con su creadora y nos recomienda novelas gráficas que son un placer para los sentidos.
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Comenta Gema Vadillo que sus obras son un poco difíciles de catalogar, al dar prácticamente el mismo peso a texto e ilustración, sin llegar al terreno de la novela gráfica. “A los libreros les vuelvo locos porque no saben dónde meterme, pero a mí me gusta bastante el formato”, bromea. “Yo venía de publicar un primer libro, Schizein y la ciudad donde ya no sale el sol, que es solo novela. Dibujo desde siempre, pero todavía no me atrevía a mezclar ilustración y novela”.

El paso lo dio con El amarillo no existe. “Estaba pensado en una novela, pero con algunas ilustraciones, y eso fue a más”, recuerda. “Empecé haciendo 50, luego 70, luego 100 y luego dije: ‘no, lo veo lleno, más’. Al final, acaba siendo una novela muy ilustrada, es por eso que mucha gente lo llama novela gráfica, que puede confundir. Quería hacer una novela ilustrada y, por otro lado, una historia de conspiración y misterio. Ese fue mi punto de partida”.
La gramática de los colores
Con El amarillo no existe, Vadillo comenzaba un tríptico. “Sí que lo pensaba como una saga o algo que se podía alargar, pero lo que no sabía era que iba a ser con otro personaje”, detalla. “En el primero sí que concluyo la historia del protagonista y, en El rojo duele menos, es cuando digo que quiero seguir con esto, pero creo que es guay que continúe otro personaje”.
Desde un principio, planteaba que cada obra esté dominada por un color, y todo lo que estos sugieren. “Quería que todo partiese de la misma paleta de colores, el rojo, el azul y el amarillo, que es una triada súper básica que está en todas partes”, cuenta. “Y quería que fuese tanto estético, porque durante ambos libros hay ilustraciones de esos tres colores, y que también tuviese importancia en la narrativa, que hubiese momentos rojos, momentos azules y momentos amarillos. Por ejemplo, los momentos azules en ambos libros suelen ser escenas más tristes, más reflexivas. Pero en el segundo, por ejemplo, es un color que se usa solo para los flashbacks. También los uso como elemento para distinguir escenas. O el amarillo, por ejemplo, sobre todo en el primer libro, se utiliza como para momentos de alerta, porque es un color muy feliz pero que desconcierta mucho también”.
El espacio entre adolescentes y adultos
El éxito de El amarillo no existe ha hecho que su continuación sea muy esperada. “Al principio, intenté no decir nada. Todo el mundo sabía que estaba haciendo un libro, pero yo intentaba mantenerlo al margen”, confiesa Vadillo. “Tenía un poco de miedo porque es la primera vez que hago una segunda parte, pero he intentado que no me afecte nada de lo que leo por ahí, porque si no me volvería loca. Yo pienso todo el rato en qué es lo que yo querría leer. Escribo para mí y hago un poco lo que me da la gana, para bien o para mal”.
Esa conexión con el público también tiene que ver con el espacio en el que habita. “Creo que hay muchas historias, tanto en libro como en peli, de adolescentes de instituto y luego siento que directamente saltan a la época adulta”, explica. “En este caso, son más jóvenes adultos que están en sus 20. Es un idioma en el que yo me expreso porque es donde estoy yo y mi gente. Yo escribía en todo momento como yo lo haría con mis amigos. Hay mucha gente que, si está en esta edad, siento que sí que puede conectar. También público más joven: si eres adolescente creo que se puede disfrutar”.
Después de El rojo duele menos, Vadillo se plantea un nuevo proyecto a largo plazo. “Quiero empezar con un proyecto muy largo. Me gustaría que fuese cómic, pero este año estoy descansando un poco y maquinando”, cuenta. Pero también cree que esta serie no está acabada del todo. “Siento que no voy a estar a gusto hasta que no cierre el ciclo de amarillo, rojo, azul. En algún momento sí que me gustaría acabar con una parte azul, pero no el final, sino un extra, porque el rojo y el amarillo siento que son un círculo que se cierra y ya está. Me gustaría volver en algún momento futuro, no tiene por qué ser ahora, no hay prisa, pero que sea como un spin-off, un extra, un pequeño cómic o algo así”, concluye.
Novelas gráficas que son un placer para los sentidos, recomendadas por Gema Vadillo
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Es una de las últimas novelas gráficas que leí, una mezcla entre Estudio Ghibli y una peli de Tarantino. Me gusta sobre todo por el dibujo y por la historia, es una cosa muy completa y que la ves y se te cae la cara al suelo. Es una cosa increíble, y la historia también me encanta.
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Simplemente por la iconicidad de que es Jordi Lafebre, y esta es una historia muy bonita. A Jordi le sigo mucho por su dibujo, porque es muy admirable lo que hace y sobre todo lo lees, me encanta por sus personajes y por su estética.
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Es un cómic que tiene varios tomos, que conocí porque sigo a los ilustradores y me gusta sobre todo por los fondos, son increíbles. En este la historia como que me da un poco más igual, pero las ilustraciones son una locura, son de mis artistas favoritos.
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Es un libro que encontré de chiripa en Londres, me lo leí en la propia librería, tomándome un café, y me hizo mucha gracia, porque son historias cortas de gente solitaria pero son divertidas. Por ejemplo, un gnomo que va por el bosque, otro es un mochilero. Me hizo mucha gracia, y cada historia está hecha con un estilo de dibujo diferente.