Poesía, hackers y supervivencia: libros recomendados de 'Laberinto'
La selección semanal de la revista cultural de 'Milenio'.

Los muchachos del apocalipsis, de Jorge Galán

En esta novela, el escritor salvadoreño pinta un cuadro aterrador de los barrios más desposeídos de San Salvador. Los protagonistas, un grupo de jóvenes sin otra perspectiva que vivir el presente, parecen condenados a padecer, y también a ejercer, la violencia, única moneda de cambio en una sociedad rota en la que solo existe la ley del más fuerte. Galán no duda en sugerir que, antes que la existencia plena, no hay más opción que la de prepararse para sobrevivir.
Estamos a salvo, de Camila Fabbri

¿Un viaje en taxi que dura toda la noche y se introduce en el sueño de un adolescente? ¿Un centro comercial que brilla en mitad de la nada como un oasis inexplorado? ¿Un día en el que nadie muere? ¿Un padre que termina convertido en cocodrilo? ¿Bebes que se esfuman debido a una onda de calor? ¿Hijos de familias acomodadas que crecen en un jardín como si fueran plantas salvajes? Estos son algunos de los motivos que animan estos cuentos de la escritora argentina.
Fabricación, de Ricardo Raphael

Con las herramientas de la ficción literaria, el autor reconstruye, con celo periodístico, la desaparición y muerte de Hugo Alberto Wallace un día de julio de 2005. Las circunstancias fueron más que extrañas y su madre, Isabel Miranda, no tardó en movilizar al aparato de justicia y a los medios de comunicación. El saldo es una trama de corruptelas y tráfico de influencias, y de la “crueldad ejercida por una madre y su hijo en contra de otras madres y su respectiva descendencia”.
Poesía y catástrofe en Paul Celan, de Jorge Linares

Celan (1920-1970) fue un poeta rumano de raíces judías, que eligió escribir poesía en alemán, un acto que sigue intrigando a sus estudiosos. Su destino fue trágico: sus padres murieron en un campo de exterminio y él terminó suicidándose. Su poesía oscura y compleja sigue generando dudas y temblores. El trabajo de Linares se resume en la siguiente pregunta: “¿Es posible una lectura más allá y más acá de las consolidaciones del sello sufridor, crudo y agónico?”
La actitud hacker, de Carlo Milani

Más que en el hacker típico que se dedica a invadir los sistemas de los gobiernos para después divulgarlos, Milani piensa en aquel ser que quiere subvertir el esquema de dominación imperante y establecer una relación diferente con las máquinas. Por ello, para el autor lo hacker es ante todo una actitud; no busca teorizar, sino actuar. En el prólogo, Tomás Ibáñez resume así su objetivo: disolver la jerarquía y el gobierno mediante relaciones de apoyo mutuo.