¿Por qué nos fascinan las vidas ajenas? Diez autobiografías imprescindibles
La ficción es un arma poderosísima, capaz de hacernos vivir lo que nunca imaginábamos, pero la realidad no se queda atrás. En particular, si hablamos de personalidades conocidas, de hombres y mujeres que admiramos, tememos o que, simplemente, nos generan curiosidad. Asomarse a una vida ajena es siempre un ejercicio que bascula entre la admiración y el morbo, cuando no ambas cosas a la vez. Hoy seleccionamos una docena de obras que se alimentan de esa fascinación por las experiencias ajenas.
Que las vidas en primera persona no solo interesan, sino que también pueden crear obras de primer orden literario lo hemos comprobado hace poco en Diarios. A ratos perdidos 1 y 2, el primer volumen de memorias de Rafael Chirbes, celebrado como uno de los grandes títulos en castellano del pasado año. En otro ámbito, A propósito de nada también supuso un gran revuelo editorial, en parte por mostrar por primera vez un relato en primera personas de los escándalos que han asediado la vida y la obra de Woody Allen. Y dentro del mundo del best seller, puede que ninguna obra reciente se acerque al éxito de Open, que pese a estar escrita por J. R. Moehringer cuenta con la colaboración y las vivencias de primera mano del extenista André Agassi.
Son muchos los apuntes de los Diarios de Kafka en los que se refiere a su insomnio, a veces con agradecimiento, porque son un terreno fértil donde sembrar sus pesadillas, pero otras muchas con cansancio y hartura.
Como autobiografía es ineludible. Es casi una novela- río, creo que marca un hito en la literatura autobiográfica, porque además de mirar a un icono de la cultura creo que se revisa a sí mismo sin la menor autocomplacencia. Nos descubre facetas absolutamente nuevas de alguien de quien creíamos saber todo y no sabíamos nada en realidad, se había ocultado muy bien. La he disfrutado.
No tiene nada de original recomendar uno de los libros más promocionados de su año, pero para mí tiene un valor inaudito porque jamás he visto un partido de tenis ni sé siquiera cómo se juega. Sin embargo, la maestría de Moehringer –verdadero arquitecto del libro que, en un alarde de modestia, no quiso aparecer como autor– es tal que no despegué los ojos de sus páginas hasta acabarlo. Sentí la tensión de los partidos como jamás me la hubieran despertado en el mismo campo. Para mí, el mejor ejemplo de que un tema siempre me interesará si saben hacérmelo atractivo.
El relato en primera persona se ha infiltrado en la literatura hasta perderse las fronteras entre memorias, diarios y narrativa. Un ejemplo de ello, y de su alcance, es la obra de Vivian Gornick, cuyo Apegos feroces es a un mismo tiempo crónica personal y alegato feminista. Otros autores como J. M. Coetzee nos han relatado sus recuerdos en obras como Juventud, que están a la misma altura que sus trabajos de ficción. También hay otros casos, como el de Patti Smith, en el que el salto de la música a la literatura nos confirma que el arte de contar historias y vivencias puede traspasar los formatos, con su emocionante Éramos unos niños.
Lo recomendamos por la temática, por cómo la desarrolla, el apego y el desapego entre las relaciones de la madre y la hija
He disfrutado muchísimo y me parecen obras maestras sus dos libros autobiográficos “Just Kids” y “M Train”. En “Just Kids” se relata la amistad, amor, y peripecias compartidas con Robert Mapplethorpe por el Nueva York de los años 60-70 cuando ambos eran tan solo niños. En “M train” llegamos a conocer el día a día, las ilusiones, admiración por otros artistas, y en definitiva, la personalidad de Patti Smith. Ambos son una lección de humanidad.
En ocasiones, la figura de un autor es casi tan grande como su obra, como demuestra un Mientras escribo en el que los fans de Stephen King tienen una parada obligada para adentrarse en la mente del autor de It o Carrie. O se trata de una personalidad tan arrolladora como la de Groucho Marx, cuyo Groucho y yo es un documento inestimable.
Cuando Stephen King se decide a escribir sobre su trabajo y sobre tu vida, un brutal accidente de tráfico pone en peligro ambas cosas. Durante su convalecencia, el novelista descubre los vínculos más poderosos entre su escritura y su vida. El resultado es este libro fuera de la norma y genial, a la vez ensayo sobre la ficción literaria y narración autobiográfica, pero sobre todo una revelación sobre esa alquimia que es la inspiración. De nuevo, King demuestra que es mucho más que un maestro del thriller: un escritor inmenso.
Soy devoto, me lo descubrieron mis padres. Me enganché a las biografías (me gustan mucho) a través de los hermanos Marx, esta familia de emigrantes judíos en Brooklyn. Me he leído todo de los hermanos Marx.
Para terminar, dos obras que nos hablan de un mismo tiempo desde perspectivas casi opuestas. El mundo de ayer es no solo uno de los mejores títulos de Stephan Zweig, sino también el retrato de una vocación europeísta herida por los acontecimientos del siglo XX. Por otro lado, las Memorias de Leni Riefenstahl nos acercan a un personaje que provoca sensaciones encontradas, pero cuya figura nos sirve también para entender su tiempo.