Ray Bradbury y los libros que trascienden la ciencia ficción, recomendados por Paul Viejo
La editorial Páginas de Espuma publica la antología más completa de los cuentos de Bradbury en castellano. Hablamos con su editor sobre la figura del autor de 'Crónicas marcianas'.
Hay escritores que trasciende a su propia obra, incluso a la literatura en sí, y se instauran en la cultural popular. El estadounidense Ray Bradbury es uno de ellos. El autor de Crónicas marcianas y Fahrenheit 451 ha quedado para el gran público como uno de los grandes precursores de la popularización de la ciencia ficción, pero era mucho más. Descubrir al lector todos los Bradburys, y mostrarlos por primera vez de manera cronológica, es el objetivo de la antología de cuentos que la editorial Páginas de Espuma ha publicado recientemente. Hablamos con Paul Viejo, que se ha encargado de esta antología, sobre una figura que trasciende a la propia ciencia ficción.
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Explica Paul Viejo que Bradbury es un autor que sigue estando vigente como el primer día. “Por suerte, no hay que recuperarlo; es de esos autores que llegaron, calaron y se han quedado”, cuenta. Sin embargo, puede que gran parte del público conozco su obra parcialmente. “Es verdad que intentar dar otra visión sí que era uno de nuestros objetivos”, comenta. “Bradbury se ha mantenido décadas y décadas creando una obra que, además, no solo tocaba los géneros de Crónicas marcianas o Fahrenheit 451, sino que fue un autor que se aproximó a lo fantástico desde muchísimas ópticas. Y no solo a lo fantástico, sino también a lo misterioso, al género un poco negro, pero intercalado con lo insólito, que incluso se permitió hacer sus relatos realistas o sus relatos nostálgicos. Quizá eso era lo que el lector en español tenía más dificultad para ver”.
Para recopilar los 115 cuentos de esta antología, la más extensa de Bradbury en castellano, Páginas de Espuma ha contado con una nueva traducción, a cargo de Ce Santiago, y un prólogo de Laura Fernández. También ha supuesto un reto, ya que la obra de Bradbury apareció de forma fragmentaria a lo largo del tiempo, y muchas veces reescribía sus propios cuentos. “Él iba haciendo antologías junto a sus editores donde reunían cuentos temáticos o los mejores de determinada franja, pero Bradbury nunca se sentó a decir "voy a escribir un libro desde el principio hasta el final con estos cuentos”, explica Paul Viejo. “Nosotros recibíamos Crónicas marcianas sin saber que no es un libro de 1950 hecho a propósito, sino que se iba nutriendo de cuentos publicados desde los años cuarenta, con ideas que Bradbury iba manejando, iba reestructurando, iba cambiando. Esta antología lo que permite, al haberla construido de manera cronológica e intentando que estén presentes todos los temas que él tocaba, es ver al Bradbury que fue escribiendo paso a paso, y creo que eso abre el campo de visión”.
Bradbury más allá del género
Esta antología sirve, además, para oficializar un hecho: Ray Bradbury ya es, independiente de los géneros, un autor clásico. “Parte del objetivo era no solo hacer la primera antología cronológica de Bradbury, sino llevarle a otra estantería diferente, juntarle con el resto de los clásicos”, explica Viejo. “Partíamos con la ventaja de que, a estas alturas del siglo XXI, sí hemos notado que mucha más gente acepta los géneros no miméticos, lo fantástico, lo que se sale de la realidad, con mucha más facilidad. Podemos ir al cine a ver una película sin que nos tengan que decir si es de ciencia ficción. Y hay autoras contemporáneas como Mariana Enríquez, que está haciendo literatura que en otro momento hubiera sido absolutamente de género”.
De esa forma, el Bradbury que aparece ante nosotros es más completo, aunque sigue conservando siempre sus características. “En Bradbury todo se ha mezclado desde el principio. Hay un cuento de misterio que podía estar transcurriendo en Venus, hay cuentos de marcianos que están hablando también de la nostalgia por la vida familiar, y cuentos de vida familiar donde de repente, al abrir un armario, aparece lo más monstruoso”, apunta el editor.
Entre el más de centenar de relatos incluidos, hay uno que el propio Bradbury destacaba como un momento clave en su carrera. “No es tanto ese cuento, El lago, que ni siquiera luego lo vuelve a recoger en otras antologías, sino que él recuerda el momento de escribirlo de una manera como una pequeña epifanía en la que uno sabe que ha dejado de ser un escritor de ciencia ficción imitando a otros escritores de ciencia ficción, como él hacía”, comenta Viejo. “Él leía muchas revistas de género e imitaba a sus autores favoritos, hasta la ocasión en que nota que se está saliendo de ahí”, concluye.
Libros recomendados de Paul Viejo
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No vamos a mentir, hay que seguir recomendando Crónicas marcianas hasta la muerte; aquí están incluidos todos sus cuentos marcianos y más, es decir, el resto de los cuentos marcianos que no formaban parte del libro original están incluidos. Para mí sigue siendo lo mejor que escribió, releerlo después de años te da otra lectura, y eso ya es tremendamente placentero. También que me ha encantado ver cómo Bradbury escribía sobre la guerra cuando él tenía veintitantos años, cuando la Segunda Guerra Mundial no hacía tanto que había acabado, y luego cómo podían empezarse a notar ciertas condiciones económicas, o el miedo a la siguiente guerra, y lo hace de una manera muy interesante, muy alejada de lo fantasioso. También me encanta ese final del escritor, donde ya no tiene necesidad de demostrar nada, y escribe un cuento, Una historia de amor, donde con una plácida voz de un hombre de setenta años está hablando sobre dos jóvenes enamorándose. Una preciosidad.
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La segunda obra que sigue sin salirse de esta antología es la de C. Santibáñez. Ce Santiago seguramente sea ahora la persona que mejor conozca a Ray Bradbury; da igual cuánto lo hayas estudiado, él ha estado durante 1.300 páginas dentro de su cabeza. Ce Santiago, además de un estupendo traductor, es escritor, y alejado de los géneros fantásticos, sí tiene un punto de conexión con Bradbury: su novela El mar indemostrable, que trata sobre el mar, que trata sobre toda la tormenta que hay alrededor de determinadas vidas, tiene de repente conexión ya no solo por el trato humano con sus personajes, sino porque Bradbury también se enamoró de ese mar que no pisaba apenas, por ejemplo, cuando escribía el guión de Moby Dick junto a John Huston.
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Tengo que recomendar a Laura Fernández, la prologuista, y su última novela es La señora Potter no es exactamente Santa Claus. Laura Fernández es una autora que precisamente ha hecho algo muy parecido a Bradbury a la hora de tomar los géneros aparentemente apartados del mainstream y hacer lo que ella ha querido en su obra. Desde obras que podían haber aparecido en una revista pulp, y con mucho orgullo, hasta novelas como esta.