Solitarios, excéntricos y despertar sexual: los libros recomendados de Guillermo Alonso
El periodista y escritor presenta 'El efecto deseado', su última novela.

Gaspar, el protagonista de El efecto deseado, la nueva novela del periodista y escritor Guillermo Alonso, se siente seguro siendo invisible. Acostumbrado a servir y arreglar los desastres de otros desde su infancia, en la que ayudaba a su madre alcohólica en el desastroso hotel que ella regentaba, ha abrazado la soledad como única manera de estar en el mundo. Una vez huérfano, seguimos a Gaspar por un recorrido vital que incluye fiestas en casas de ricos excéntricos y despreocupados y un trabajo en una isla en la que sus empleadores, también ricos, han quedado desfigurados en un lugar rodeado de misterio. Hablamos con él sobre esta historia de iniciación y nos recomienda algunos de sus libros recientes favoritos.
Video: entrevista y libros recomendados de Guillermo Alonso

Explica Guillermo Alonso que la idea inicial de El efecto deseado le llegó por dos ideas que se cruzaron. “El origen del libro está en una escena que presencié hace muchos años en una playa de una isla griega. Probablemente estaba bebiendo, que es lo único que hago en vacaciones, y recuerdo que vi pasar a lo lejos, por uno de esos caminitos de madera, a un chico joven empujando una silla de ruedas”, recuerda. “Sobre ella iba una persona de género indeterminado, con cara de enfermo, cubierta de fularcitos. Era imposible saber si era un hombre o una mujer. Y eso está muy bien, es una maravilla no estar adherido a un género concreto. Lo que me pareció interesante de repente no era eso, sino la posibilidad de que la persona que empujaba la silla tampoco lo supiera. Que se estableciera entre ellos una relación tan extraña que puede darse entre un cuidador y un paciente si el cuidador no sabe si con quien vive es un hombre o una mujer”.

El otro disparador de la novela fue una noticia que tiene que ver con la fascinación el autor gallego sobre los lugares que podríamos denominar como dejados de la mano de dios, o simplemente cutres. “Leí un artículo que se titulaba algo así como ‘El peor hotel de España". Describía un hotel horroroso de algún pueblo del sur y yo pensé: "¿Qué tipo de gente llevará a este hotel?’. Entonces me metí en aquel hotel y se convirtió en el lugar donde vive el pobre Gaspar con su madre, la gerente. Su madre, llena de traumas y un poco alcohólica, tiene el hotel manga por hombro y es Gaspar quien se ocupa de todo. De la unión de esas dos imágenes –la personita en la silla de ruedas y el artículo de prensa– surgió esta novela. Luego, a ese esqueletito le fui poniendo piel y músculos”.
Solitarios contra excéntricos
A través de la peripecia de Gaspar asistimos a un despertar a la vida y a todo lo que conlleva, incluido el sexo, las drogas o la violencia, desde esa soledad entre obligada y buscada, un lugar que ya había explorado en sus obras anteriores, desde la novela Muestras privadas de afecto o los relatos de La lengua entre los dientes. “La soledad está muy bien para la literatura. Escribir es solitario, y llevar esa soledad al protagonista es muy útil. Un personaje solitario, aislado en el mundo, un huerfanito sin familia a la que honrar o humillar, es un punto de partida genial porque te permite que observe lo que pasa a su alrededor”, apunta. “Supongo que todos los personajes sobre los que escribo son solitarios porque yo lo soy. Cuando estoy en un sitio me gusta observar, es una cualidad de escritor y también de gallego: estamos allí, sin decir nada, para no molestar”.
En esa especie de campo de minas que atraviesa, Gaspar descubre el mundo de las clases pudientes como ayudante de Pandora, una rica excéntrica que organiza fiestas continuamente para otros personajes tan excéntricos como ella. “Iba a situar a Gaspar en la casa de esta persona loca solo un ratito, antes de llevarlo a la isla con esa criatura indefinida, pero me metí en esa casa con esta mujer viuda, loca, millonaria, excéntrica y desequilibrada, y me interesó y divirtió mucho lo que hacían”, confiesa. “Enfrentar a un personaje tan solitario como Gaspar con una panda de millonarios lunáticos está muy bien. Un personaje que no tiene nada que perder es interesante, pero lo es más enfrentarlo a unos millonarios que tampoco tienen nada que perder porque son ricos de cuna, con "dinero viejo". Si enfrentas a alguien solo en el mundo con unos excéntricos millonarios que pueden hacer lo que sea –vestir a un mono de Hugo Boss, llevar un loro en el hombro o tirar a su novio por la ventana por pura diversión– obtienes una mezcla muy guay”.
Otra característica importante del protagonista de El efecto deseado es que también escribe, o al menos lo intenta. “Casi siempre mis protagonistas son escritores porque no sabría describir otra profesión”, explica Alonso. “Sería incapaz de escribir sobre un electricista; me resulta más fácil describir a un mono con un plumífero. La gente piensa que hay magia en escribir una novela, pero a mí me parece increíble que alguien arregle un fregadero. Las profesiones que sirven para algo de verdad me parecen increíbles. La literatura solo sirve para entretener, aunque eso es muy importante, sobre todo ahora que se está acabando el mundo. Me gusta que el protagonista tenga una profesión, la mía, que de algún modo sea inútil. La gente inútil, solitaria y un poco asexuada me interesa mucho”.
Escribir sin mapa
La evolución de Gaspar, explica el autor, podría ser la de cualquiera de nosotros, solo que en su caso está plagada de muchos más episodios escabrosos, absurdos, misteriosos e incluso violentos. “Gaspar tiene que compaginar su adicción por la soledad –una cosa que yo también estoy desarrollando y que me va a dejar sin amigos– con el hecho de que hay aspectos de la vida, como tener amigos o una vida social, en los que tienen que verte. Eso me parecía muy interesante”.
En esa evolución, Guillermo Alonso explica que no había nada planeado. “No tengo una hoja de ruta. Admiro a los escritores que lo tienen todo súper pensado con posits en la pared, pero a mí me aburriría saber cómo termina una novela antes de escribirla”, asegura. “No busco ningún proceso concreto para el protagonista; me interesa más ir siguiéndolo con él. Es muy cursi, pero es verdad: los protagonistas te van hablando. La loca de Pandora me dijo: "Quiero quedarme más en tu novela". Y el protagonista también te habla. Al final, haces un poco lo que ellos quieren, cobran vida autónoma y te llevan de la manita. Eso borra de un plumazo todas tus intenciones iniciales”.
Libros recomendados de Guillermo Alonso
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Saunders es de esos escritores que te drenan el alma porque escribe tan bien que te hace sentir una mierda, pero es tan increíble que lo lees igual y pagas con la depresión posterior.
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Si quieren leerlo, solo tengo que decir que va de bolleras en Granada. Si después de eso no van a comprarlo, ya no sé qué más decir.
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Para no solo recomendar a hombres, diré los cuentos de Joy Williams, que son increíbles. Tratan sobre gente absurda, que es mi tipo de gente favorita.
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También los cuentos de una autora española, Nuria Labari, que tiene un libro llamado "No se van a ordenar solas las cosas", protagonizado por gente que intenta ser buena pero no le sale. Ese es otro tipo de gente que me interesa mucho y a la que aspiro a pertenecer.
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