Vanessa Springora y los libros para hacer frente al terrible pasado
La autora francesa publica 'El nombre del padre', una investigación sobre el oscuro pasado de su familia.

Hay personas a las que el pasado parece perseguirles toda la vida. En el caso de Vanessa Springora, más de una vez. Poco después de que la autora francesa publicase un libro que le llevó toda la vida escribir, El consentimiento, en el que narraba la relación abusiva que mantuvo con el escritor Gabriel Matzneff cuando ella tenía 14 años y él más de 45, su padre murió de un infarto. Con él, como también reflejaba en su libro, tenía una relación distante desde que la abandonase de pequeña.
Al revisar las cosas de su padre, que vivía casi en la indigencia, encontró cartas y fotos que dieron otro vuelco a su vida: no solo descubrió que su padre había sido homosexual en secreto, sino que su abuelo, al que recordaba con cariño, no fue un refugiado checo de la II Guerra Mundial, sino que formó parte del ejército nazo como voluntario. Un doble descubrimiento que le llevó a escribir El nombre del padre, un libro que documenta el viaje emocional desde el estupor hasta la reflexión sobre lo que esconde una familia, Hablamos con ella sobre esta nueva obra y nos recomienda libros para hacer frente al terrible pasado.
Video: entrevista y libros recomendados de Vanessa Springora

Cuenta Vanessa Springora que El nombre del padre fue un libro que le costó escribir, especialmente tras haber publicado su primera obra. “Fue un proceso bastante largo y gradual, porque en primer lugar, estas revelaciones se produjeron en el momento en que El consentimiento estaba saliendo a la luz en Francia, un libro en el que me estaba exponiendo mucho, íntimamente, públicamente, y que, al mismo tiempo, tuvo un efecto en la sociedad, una especie de tsunami mediático. Todo esto requirió mucha energía, así que no pude lidiar con estas revelaciones de inmediato”, recuerda. “Como suele pasar en estos casos, lo reprimí. Eso es lo que sucedió en mi familia durante años, este secreto permaneció reprimido. Todos estos documentos, todas estas fotos, todo lo que encontré, los puse en una bolsa, la llevé a mi casa y durante dos años no la toqué. Aún así, siguió en un segundo plano. Es normal que haya un momento en el que aún no podamos enfrentarnos a revelaciones, especialmente cuando son tan perturbadoras, tan dolorosas como las que yo hice”.

Pasado un tiempo, sin embargo, Springora entendió que debía hacerle frente. “Me invitaron a un festival del libro en Praga, que es la capital del país donde nació mi abuelo. En ese momento era Checoslovaquia, hoy la República Checa. Al mismo tiempo, también se produjo el regreso de la guerra a Europa, con el estallido de la guerra en Ucrania. Todo esto me devolvió a esta historia enterrada que yo mismo había dejado de lado. Me dije a mí misma que no podía seguir fingiendo que no existía y que, al menos, tenía que empezar a investigar sobre el tema. Pero aún no tenía la idea del libro”, cuenta. “Tomé muchas notas allí y escribí muchas cosas sobre las personas que conocí. Y después de un tiempo, me di cuenta de que el libro se estaba escribiendo solo. El libro surgió naturalmente en el proceso, y seguía escribiendo a medida que descubría cosas. Eso le da un poco de este tono de búsqueda, como en un libro de detectives”.
El puzle del pasado
Así, en El nombre del padre hay algo de investigación casi policial, mucho de revelaciones terribles y, sobre todo, un gran ejercicio sobre intentar comprender a los hombres de su familia y sus secretos. “Obviamente, es una cuestión de identidad, de búsqueda de uno mismo”, asume. “Todo comienza con el nombre, como en el título del libro. Toda mi vida me he preguntado sobre este apellido, Springora, que era muy extraño que nadie más llevara. Y además, en un período de la historia en el que todavía existía el Muro de Berlín, que nos impedía a todos ir al otro lado del Telón de Acero y, por lo tanto, visitar este país, Checoslovaquia. Así que todo estaba muy confuso en mi mente y me hice muchas preguntas durante décadas”.
Como muchas cosas en el pasado de su familia, ese apellido no era lo que parecía, y pasó del alemán Springer a ese exótico Springora cuando su abuelo intentó ocultar su pasado nazi. “Cuando encontré el cadáver de mi padre, vi que su vida y, de hecho, todo su ser estaba en total declive. Declive social, declive físico. Vivía casi sin hogar en este apartamento después de años de fracasos. Fracasos profesionales, fracasos sentimentales y familiares, de intensa soledad. Y la primera pregunta que me hice fue: ¿Quién es mi padre?”, recuerda. “De hecho, investigar a mi abuelo y descubrir este pasado oculto, este pasado nazi, finalmente me permitió arrojar luz sobre él también. Mi padre, el misterio, el enigma. Y eso, a su vez, fue una respuesta muy tranquilizadora. Porque hasta entonces, siempre había pensado que mi padre era un cabrón, que era indiferente, que no se interesaba por nadie. Y en realidad, entendí que era mucho más complicado que eso y que también era alguien que había sufrido enormemente por el peso de este secreto que le había llevado desde un principio”.
Familia y herencia
La pregunta que sobrevuela a Springora durante todo el libro es la que ella mismo enuncia ahora: ¿Qué hacer con esta herencia terrible? Para mí, es muy doloroso haber hecho este descubrimiento, pero al mismo tiempo me permite comprender la historia, estoy tratando de aprender de ella, incluso colectivamente, para tratar de ver cómo podemos evitar reproducir los mismos errores que en el pasado, especialmente en relación con esta ola de fascismo que renace en todas partes de Europa”, cuenta. “Lo que me interesó fue la trayectoria de mi abuelo de joven en los años 30, cuando se dejó seducir por las teorías nazis, que realmente pensaba que había una jerarquía entre las razas. Desde un punto de vista colectivo, tal vez transmitir esta historia ayuda a no reproducir los mismos errores del pasado”.
Romper el silencio, por tanto, para Springora no es solo una cuestión personal, sino también colectiva. “El silencio se crea en las familias, pero también a nivel de un país, colectivamente, por los gobiernos. A menudo en nombre de la unidad nacional, donde precisamente en las familias mantenemos el silencio porque pensamos que es mejor para la paz. Y nos hemos ido dando cuenta de que no es una estrategia tan buena”, afirma. “Te daré un ejemplo: en Francia, el principal partido de extrema derecha, llamado Agrupación Nacional, que solía llamarse Frente Nacional, es un partido que fue creado por franceses que estuvieron en las SS, que nunca fueron juzgados ni condenados. Si estas personas hubieran sido juzgadas, si hubiéramos tratado de hacer justicia por completo y procesar a estas personas, no habrían podido crear este partido que hoy está tratando de recuperar sus ideas, las mismas ideas del siglo pasado, exactamente las mismas, para volver a ponerlas en escena y popularizarlas”, concluye.
Vanessa Springora y los libros para hacer frente al terrible pasado
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Voy a empezar hablando de 3 libros que son libros que cito, porque hay muchas referencias literarias en este libro, ‘El nombre del padre’, porque he estado muy acompañado de mis lecturas y me han demostrado hasta qué punto, las lecturas también cambian nuestro punto de vista o nos enseñan cosas sobre culturas en particular que conocemos paso. Y hay un texto para mí que es fundamental, es el de Stefan Zweig llamado ‘El mundo de ayer’ subtitulado ‘Memorias de un europeo’ y que es un texto que escribió en 1941 antes de su suicidio en 1942, y es un texto que creo que todos deberían leer, todas las generaciones, pero especialmente los jóvenes para comprender que hubo un tiempo, antes de la Segunda Guerra Mundial, en el que Europa estaba unida, cuando todavía había, incluso antes de la Primera Guerra Mundial, para ser exactos, cuando realmente había una comunicación muy importante y un sentido de comunidad europea. Y es el testimonio de un autor que ve, que es un observador de su tiempo, que cuenta la historia de su juventud, cómo creció en esta Europa animada por valores humanistas y que de hecho ve cómo el fascismo se afianza gradualmente, se eleva hasta que le afecta personalmente desde que él mismo fue despojado de su nacionalidad austriaca, Tuvo que exiliarse y terminó suicidándose por desesperación. Pero es realmente un texto hermoso que es muy fácil de leer y es muy interesante.
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También hay autores checos de los que hablo en este libro y que me gustan mucho. Hay un libro que se llama ‘Mendelssohn en el tejado’, de un autor llamado Jiri Weil, que es un autor que relató el Holocausto en Checoslovaquia con mucho humor judío, ya que era ciudadano checoslovaco, y que cuenta una anécdota muy divertida sobre el momento en que, de hecho, los alemanes querían quitar el busto de un músico judío, Mendelssohn, que estaba en el techo de la Ópera de Praga, y que, sin saber cómo reconocerlo, les dijeron que se llevaran al que tenía la nariz más grande, Y decapitaron la estatua de Wagner. Así es como se cuenta en el libro. Es muy divertido. Y ese es un autor magnífico que absolutamente tienes que conocer.
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Y luego, por supuesto, están todos los libros de Kundera que me han enseñado mucho sobre lo que es el exilio, sobre el sentimiento de nostalgia, y en particular un libro que se llama ‘La ignorancia’ y que está ligado a su cultura española porque él lo llamó ignorancia, porque dice que los españoles, por su vocabulario, entienden mejor lo que es la palabra “nostalgia” porque “añorar” viene de “ignorar” lo que está sucediendo en el propio país cuando uno ya no puede ir allí y cuando no sabe lo que está sucediendo y no puede obtener noticias de sus seres queridos. Eso es lo que realmente es, un libro muy hermoso también.
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Y luego el cuarto libro es un libro francés del que me gustaría hablar porque es el libro de una joven autora que más me conmovió el año pasado, en el lanzamiento de la temporada literaria de este año. Sé que ha sido traducido al español, que también es una investigación, una investigación sobre su padre, que es una figura doble, fue un navegante muy conocido, un aventurero que había dado varias vueltas al mundo, y que en realidad era un hombre con un lado oscuro, terrible, que probablemente asesinó a casi todas las mujeres con las que vivía. Y ella es la hija de este hombre. Y le tomó mucho tiempo descubrir qué había detrás de la personalidad de su padre. Y es un libro absolutamente conmovedor, extremadamente bien escrito. Una primera novela muy impresionante que realmente recomiendo.