Maialen Gurbindo

Soy Chica Sobresalto, aunque mis padres me llamaron Maialen, un nombre vasco que significa «magdalena».
Escribo canciones y las toco con mi familia, las vestimos, arropamos y cuidamos todo lo que podemos gracias también al productor Santos&Fluren y a El Dromedario Records, que se ocupa de muchas cosas. Estoy bien acompañada.
Empecé a componer a los catorce años, para no morir en ese momento en el que la vida te golpea. A los diecisiete cogí la guitarra con el típico sueño de la cantautora de provincia que llega a Madrid y empieza a llenar garitos. El sueño no se cumplió. Autoedité un disco: Sobresalto.
El resto del tiempo limpiaba para pagar el alquiler y tocaba en proyectos con los que aprendí y disfruté mucho.
En 2020 me presenté a Operación Triunfo y me dieron la mejor oportunidad que he tenido en mi vida. Publicamos un disco cuya música llevaba años ya compuesta: Sinapsis. Nos recorrimos la península tocando.
Hago una sección semanal en el programa Cuerpos Especiales, un equipo del cual estoy profundamente enamorada.
Recientemente participo en un podcast con mi amiga Samantha. Se llama Triunfitas con Traumitas y, de momento, tiene bastante éxito, cosa que me hace muy feliz.
Tengo un perro que se llama Murphy.
Los libros de Maialen Gurbindo
Lo que opina Maialen Gurbindo
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Me encantan las historias lentas en las que pasan muy pocas cosas, pero que están escritas de una forma que a mí me hace explotar la cabeza, me pasó un poco con Las herederas de Aixa de la Cruz, que pasan muy pocas cosas, pero como escribe me genera adrenalina.
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Me encantó Hamnet de Maggie O’Farrell, porque tampoco conocía mucho la historia de Hamlet, de la obra en sí, pero me pareció increíble cómo está escrito, cómo da los detalles, cómo estás leyendo el libro y parece que lo estés oliendo.
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Me flipó también mucho La ridícula idea de no volver a verte, que me recomendó mi amiga Ana Medina. Tengo todo el libro subrayado absolutamente.
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Mi amiga Ana Medina escribió Escucha esta canción, que también lo recomiendo muchísimo porque es increíble.
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Para sorpresa de nadie, leí La mala costumbre y lloré lo más grande.
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Recomiendo muchísimo Sanatorio de Rebeca Khamlichi, que también tiene ilustración y es una puta maravilla, también lloré muchísimo.