10 historias sencillas para olvidarse de la cruda realidad

Cada día desayunamos con noticias que nos hacen querer volver directamente a la cama. Abrimos el periódico y nos plantamos ante los problemas del mundo: el cambio climático, los conflictos armados, la violencia machista, la polarización política... Una sucesión de calamidades que terminan por instaurar una nube negra sobre nuestras cabezas cuando las sumamos a nuestras preocupaciones cotidianas. La literatura es un arte que, a lo largo de la historia, nos ha permitido interpretar la realidad. Se ha utilizado para señalar desigualdades, para profundizar en las partes más oscuras de la sociedad o para explorar nuestros sentimientos más ocultos. Pero tampoco hay que desdeñar otras propiedades que nos brindan los libros, como su capacidad para transportarnos a otros lugares, de evocar vidas remotas y, en definitiva, Quizás no llegue a tanto como asegura su título, pero
Este libro te salvará la vidade A. M. Homes seguro que cambiará tu estado de ánimo. En él, la escritora estadounidense nos presenta a un inversor millonario que decide cambiar su trayectoria vital una vez que sufre un ataque al corazón. Sus peripecias, a veces ridículas, le llevarán a conocer a una serie de personajes tan extravagantes como fascinantes. De individuos peculiares también está repleta
Esperando a mister Bojangles, la novela con la que Olivier Bourdeaut se ganó a miles de lectores en todo el mundo y que nos presenta los recuerdos de infancia de su protagonista desde una perspectiva a la vez melancólica y no exenta de humor. A veces, podemos encontrar la evasión que necesitamos en las historias más sencillas. Un ejemplo reciente es
El amigo, de Sigrid Nunez, en la que la relación entre una escritora y un perro, dejado en herencia por un amigo fallecido, nos reconforta y nos ilumina. Otra novela sobre la amistad, aunque muy distinta, es
La amiga estupenda, con la que Elena Ferrante inauguraba una tetralogía sobre el vínculo entre dos jóvenes napolitanas a lo largo de los años en una sociedad cambiante. Otro tipo de amor, el de un padre hacia una hija, es el motor de
Cómo construir una barca, un libro en el que el británico Jonathan Gornall se impone una tarea quijotesca, fabricar artesanalmente el artefacto al que menciona el título, como regalo a su hija recién nacida. Para transportarnos a unos lugares y unos tiempos más
glamourosos,
La novela de la Costa Azules el libro perfecto. A través de las décadas, Giuseppe Scaraffia nos relata como ese enclave ha sido escenario de encuentros e historias protagonizadas por algunos de los nombres más importantes de la cultura, desde Antón Chéjov a Coco Chanel, Pablo Picasso, Walter Benjamin o Vladimir Nabokov. Y si preferimos una época y un lugar indeterminados, en
El submayordomo MinorPatrick deWitt nos plantea una historia con aires de fabula y mucho sentido del humor con las desventuras de un joven que entra a formar parte del servicio de un decadente noble. Si después de todo no hemos conseguido cambiar nuestro estado de ánimo, quizás podamos hacer como la protagonista de
Héroes de la frontera, de Dave Eggers, y escaparnos de la ciudad. Una madre que se deshace de sus posesiones y ataduras para instalarse en una autocaravana en Alaska con sus dos hijos nos recuerda que, a veces, no necesitamos tantas cosas para seguir adelante. Y para terminar, una historia que nos recuerda que un objetivo común a veces nos hace olvidarnos de nuestras diferencias:
Los huerfanitos, de Santiago Lorenzo.
10 historias sencillas para olvidarse de la cruda realidad
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Me lo regaló mi amiga Aura Garrido y es un descubrimiento. Es uno de esos libros que yo regalaría.
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Me gusta por su gran capacidad poética para describir las relaciones de dos mujeres en su infancia y adolescencia, que tienen que utilizar la astucia antes que la inteligencia para sobrevivir en un barrio pobre napolitano a mediados del siglo pasado, donde sus habitantes se guían por la ley del más fuerte. Aunque en principio puede parecer sólo una novela de corte realista, una de las cosas que más me ha sorprendido es la extraordinaria capacidad de su autora para convertir en extraordinario lo que en apariencia es irrelevante y su maestría a la hora de plasmar los sentimientos de sus protagonistas.
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Diletantes, snobs, artistas, intelectuales, aristócratas, magnates de todo tipo de negocios… corren las primeras décadas del S.XX y todos se sienten atraídos por la luz, el color y el encanto de un enclave único: la Costa Azul. El mítico punto de encuentro para toda una generación de escritores y pintores, ansiosos de inspiración y silencio, pero también obligado destino para todo aquel que quiere ser alguien en el restringido círculo de la alta sociedad de la época. Un delicioso e inteligente libro, burbujeante y embriagador como una copa de champán, y por el que desfilan Scott y Zelda Fitzgerald, Coco Chanel, Picasso, Alma Mahler, Anaïs Nin o Somerset Maugham, entre otros.
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Patrick deWitt consigue que lo conocido parezca distinto, que la fábula parezca nueva, y que la narración fluya como en un sueño. El submayordomo Minor se puede leer como un cuento moderno o un relato de iniciación, pero en su aparente inocencia esconde oscuridad y un abanico de emociones humanas que van desde las más elevadas a las más abyectas. A través de ese aprendiz de mayordomo en un tiempo y un lugar indeterminado, el escritor canadiense despliega un talento innato para contar historias en apariencia sencillas pero que esconden realidades mucho más complejas. Y lo hace con un estilo y una naturalidad que consigue que pasemos las páginas sin parar. Si algún día Wes Anderson se queda sin ideas para su siguiente película, ya sabe dónde puede encontrar a un alma gemela.
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Es el libro que más me ha motivado y llenado de ganas de crear. Está escrito con tanta delicadeza y profundidad y a la par cuenta una historia preciosa pero tan llena de callejones oscuros que solo quieres abrazar a ese niño, acompañarle y que te siga contando su vida llena de hombres rudos y generosos y mujeres fuertes y sabias.
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