10 novelas policíacas imprescindibles, por Domingo Villar
El creador del inspector Leo Caldas nos desvela sus influencias en las novelas policíacas.

El nombre de Leo Caldas ha quedado ya instaurado en la memoria de los lectores de novela negra, formando parte de un panteón en el que comparte espacio con Pepe Carvalho, Petra Delicado o Rubén Bevilacqua y Virginia Chamorro. Es decir, en el Olimpo de personajes de la novela negra española.
El último barco es el regreso del inspector Caldas, después del éxito de Ojos de agua y La playa de los ahogados, una nueva intriga con el inspector vigués como protagonista. Hemos querido aprovechar la publicación del que ya es uno de los éxitos de ventas de este año para preguntarle a su autor Domingo Villar por sus detectives de ficción favoritos.
Novelas policíacas: las máximas obras para Domingo Villar
En su selección no faltan clásicos como el inspector Maigret, de Simenon, de quien destaca El perro canelo, que califica de “obra maestra”. Tampoco un título ineludible del género como El halcón maltés, una novela que “está hecho del material con el que se construyen los sueños” al igual que el objeto de deseo de los personajes de la obra de Hammet. Entre los relatos favoritos de Villar sobre detectives también hay espacio para ilustres contemporáneos como Andrea Camilleri, de quien escoge El perro de terracota, y Dennis Lehane, con Cualquier otro día. De la narrativa nacional, incluye un título de Lorenzo Silva, La niebla y la doncella, y se acuerda del Plenilunio de Muñoz Molina. Por supuesto, Vázquez Montalbán y Pepe Carvalho tienen un hueco destacado con Los pájaros de Bangkok.
Por último, entre las recomendaciones de Domingo Villar hay varias obras que quizás sólo los muy aficionados hayan leído: La promesa, de Friedrich Dürrenmatt, y Black Cherry Blues, de James Lee Burke, inédito en castellano.
Se abre el debate: ¿Cuál de estas novelas policíacas es tu favorita?

Yo soy mucho de celebrar. Y este mes de marzo, amén de efemérides tradicionales, tales como el día del padre, San Patricio (patrón de Irlanda), la llegada de la primavera y, por supuesto, el Día Internacional de la Mujer, hay que celebrar que llega la tercera entrega de la serie protagonizada por el inspector Leo Caldas. Casi una década hemos tenido que aguardar desde La playa de los ahogados (segunda entrega), pero, sin duda, ha merecido la pena la espera. Los motivos, varios; el fundamental, el toque Villar - Caldas que me conquistó con Ojos de agua (primera entrega) sigue ahí; las más de 700 páginas de esta tercera entrega me parecen pocas y solo espero (confío) que no sea el final de la serie. Gracias, Domingo. Gracias, Leo. Gracias,Vigo. (Y gracias, con una gran sonrisa, Rafael).
10 novelas policíacas imprescindibles, por Domingo Villar
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Creo que, en los últimos diez años, ninguna novela negra me ha hecho disfrutar tanto como esta historia de un policía boxeador en busca de redención y un muchacho negro que quiere jugar al béisbol.
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El inspector Maigret viaja a Corcarneau para investigar un intento de asesinato. Nada parece fuera de sitio a excepción de un perro de pelaje amarillento que nadie había visto antes allí. Una obra maestra.
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El maestro Camilleri es valiente, agudo y socarrón. Escribe sin complejos, sin impostura, con una naturalidad que hace que abrir un libro suyo sea una excursión a Sicilia y una fiesta.
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Pepe Carvalho viaja al sudeste asiático en una novela policiaca cargada de lirismo, de fatalidad, de sabiduría… En fin, un libro de Vázquez Montalbán. El halcón maltés, de Dashiel Hammett. Desde hace años colecciono islas del tesoro y halcones malteses, porque El halcón maltés, como toda la literatura de Hammett, está hecho del material con el que se construyen los sueños.
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Una investigación entre bosques de laurisilva y playas de arena negra. Toda la serie protagonizada por los guardias civiles Bevilaqua y Chamorro es excelente, pero esta es mi favorita.
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La pequeña Gritli ha aparecido asesinada y el comisario Mattäi promete a sus padres que atrapará al asesino. Dürrenmatt es un sabio que aquí reflexiona sobre la culpa y el sentido del deber. ¿Quién dijo que en la tranquila Suiza no podía haber novelas negras?<br>
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Un policía veterano regresa desde el País Vasco a la ciudad del sur en la que nació trayendo consigo varias heridas sin cicatrizar. Cada vez que entro en un mercado me llevo las manos a la nariz, como uno de los protagonistas de esta historia.
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