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André Aciman: Roma, memorias y libros para enamorarse de la literatura

Al autor de 'Llámame por tu nombre' rememora su adolescencia en 'Mi año romano'.

André Aciman (foto: Librotea).
André Aciman (foto: Librotea).
Guillermo Arenas España /

Antes de dedicarse a la literatura, y mucho antes de publicar un libro, Llámame por tu nombre, que se ha convertido en un fenómeno en sí mismo, André Aciman fue un niño pobre en Roma. Allí llegó con su familia, judíos sefardíes, cuando fueron expulsados de Egipto, en la década de los 60. El niño culto que soñaba con encontrarse con la patria de Virgilio se dio de bruces, en cambio, con la Roma más humilde. En Mi año romano, Aciman rememora esa etapa de su vida, la que viene después de otro volumen de memorias, Lejos de Egipto. Con él hablamos de memoria, infancia, y nos recomienda libros para enamorarse de la literatura.

Video: entrevista y libros recomendados de André Aciman

André Aciman: entrevista y libros recomendados
André Aciman (foto: Librotea).


Si uno pertenece al lugar donde estudió la secundaria, André Aciman pertenece a Roma. Así lo corrobora el autor: “Pertenezco a allí en muchos sentidos. Algunos que me gustan y otros que desearía poder olvidar, pero no lo haré”. Para el autor nacido en Alejandría y de nacionalidad estadounidense, la de Roma es una etapa con luces y sombras. “Fueron tiempos difíciles, dolorosos también”, recuerda.” Tuve una madre que siempre estaba peleando con la gente. Era una persona muy problemática, pero querida al mismo tiempo y por eso fue difícil: de repente, no había nadie con quien pudiera desatar su enfado excepto conmigo y con mi hermano. Así que lo hizo muy difícil, pero eso es solo un aspecto marginal de nuestra vida en Roma, donde éramos pobres”.

Mi año romano

Mi año romano

André Aciman
ALFAGUARA

Ese aspecto, el de pasar de una vida acomodada a una de escasez, es uno de los aspectos que Aciman quería explorar en Mi año romano. “Aunque había escrito muchos ensayos y artículos sobre Roma en el pasado, el único tema que evité mencionar fue lo pobres que éramos”, confiesa. “Me avergonzaba la pobreza porque era algo nuevo en nuestras vidas y no hay manera de conquistarla, de dominar la pobreza. Estaba a nuestro alrededor y vivíamos con ella constantemente. Así que decidí que tal vez lo que necesitaba hacer era hablar de esa pobreza y cómo fue para alguien que llega a Roma esperando lo mejor y, de repente, se enfrenta a una Roma que es extremadamente pobre y no es agradable estar allí”.

Roma y la literatura

Aciman llegó a la capital italiana apenas en la adolescencia, a un lugar que no fue nada de lo que esperaba. “Esperaba llegar a la tierra de Virgilio, pero en realidad terminé en unas calles en las que no había nada remotamente similar a él. Así que, en muchos sentidos, Roma fue una gran decepción y, al mismo tiempo, me introdujo a la Roma renacentista y barroca que nunca esperé amar, pero de la que me enamoré”, cuenta. Con su padre instalado en París para seguir con sus negocios, el joven Aciman y su hermano recalaron en una ciudad extranjera, en la que tuvo que abrirse paso, incluso buscando sus propio mundo.

“Yo estaba solo y me volví cada vez más solitario”, recuerda. Eso me dio acceso a un mundo, el de la literatura. Necesitaba otro mundo y ese era el único mundo al que sabía entrar. Y fue fabuloso porque de repente descubrí, con el estímulo de mi padre, a los clásicos. Me encantaron los clásicos y en muchos aspectos ir de una librería a otra también me permitió descubrir una Roma que pensé que habría odiado, pero me encantaba esa vieja Roma y las librerías, las calles y la gente. Los libros eran mi vía de escape de ese mundo de Via Clelia que no era un lugar bonito”.

Quiero volver a la ficción. No tengo nada más que decir sobre mi vida.

Con Mi año romano, Aciman quiere cerrar su literatura memorialística. “Quiero volver a la ficción. No tengo nada más que decir sobre mi vida, no tiene ningún interés lo que me pasó en América”, explica. “Lo que me interesaba es la persona que era yo en Roma cuando estuve allí, me interesa saber qué me pasó en Roma, qué siento que todavía no he resuelto”.

Uno de esos cabos sueltos tiene que ver con la identidad, y con una existencia itinerante que le llevó de su Alejandría natal a Roma y, más tarde, a Estados Unidos. “No me considero afortunado de haber vivido en tantos países”, confiesa. “No tengo una marca, no tengo una bandera, no tengo religión… No tengo nada y envidio a las personas que tienen una nacionalidad”.

Su única patria, se podría decir, es la literatura. Por ejemplo, el libro que le ha ganado fama mundial, y del que no se puede desprender. “Cuando hago un acto público, hablo del último libro y, cuando el público empieza a hacer preguntas, siempre son sobre Llámame por tu nombre”, asume. “Lo verdaderamente sorprendente no es sólo que exista una generación de personas de más edad que han leído el libro, sino que también hay un siempre grupos de gente muy joven, toda una nueva generación que básicamente no sabía leer cuando publiqué el libro por primera vez”.

Cuando doy un curso, sé lo que mis estudiantes están pensando: ‘Ese es el hombre que escribió la escena del melocotón'.

La fama de Háblame por tu nombre, alentada por la adaptación al cine de Luca Guadagnino, es para su autor algo curioso pero ajeno a él. “Me encanta el hecho de que tenga éxito y que toque a la gente. Hay incluso algunos que se tatúan ciertas frases en sus cuerpos. Es maravilloso, pero al mismo tiempo es algo que escribí hace mucho tiempo, hace 20 años. Es algo que ya pasó para mí. Para mí lo importante es el próximo libro y el próximo proyecto, ahí es donde está mi mente siempre”. 

Pero también le granjea algunos momentos cómicamente incómodos, como confiesa: “Cuando doy un curso sobre Hegel o Kant, por ejemplo, sé lo que mis estudiantes están pensando. Me están mirando, estoy hablando de Hegel, pero están pensando: ‘Ese es el hombre que escribió la escena del melocotón’. Por eso no puedo hablar nunca de mis libros con mis alumnos”.

André Aciman: libros para enamorarse de la literatura

  • Crimen y castigo

    Crimen y castigo

    Fiódor Dostoyevski

    Alianza Editorial

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    Lo leí en Roma y realmente cambió mi perspectiva sobre muchas cosas

  • La princesa de Clèves

    La princesa de Clèves

    Madame de La Fayette

    Nórdica Libros

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    El libro sobre el que escribí mi tesis y mi novela favorita. Es una novela corta pero fue la primera novela moderna publicada en Francia, en 1678, y siempre se ha enseñado en la escuela. Es la historia sobre un hombre y una mujer que se enamoran el uno del otro pero no pueden hablar entre ellos porque hay ciertas cosas, inhibiciones y convenciones, que les impiden admitir su amor el uno por el otro. El hecho del amor inadmisible es lo que a mi me encantó, el hecho de que no puedes hablar sobre tu amor.

  • Emma

    Emma

    Austen Jane

    RBA Libros

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    De nuevo, no sabes lo que pasa entre el hombre y la mujer porque ellos ni siquiera saben que están enamorados y, sin embargo, el lector lo sabe, y eso me encanta

  • Don Quijote de la Mancha, 1

    Don Quijote de la Mancha, 1

    Miguel de Cervantes

    Alianza Editorial

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    Me encantaría recomendarte una novela española, pero la única que conozco realmente bien es Don Quijote. Sigue siendo un libro asombroso. ¿Cuánta gente hoy en día lee el libro completo? No lo sé, pero sé que es una novela fantástica. Es sin duda una de las diez mejores novelas jamás escritas.

  • Libro del desasosiego

    Libro del desasosiego

    Fernando Pessoa

    Editorial Verbum, S.L.

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    Lo descubrí muy tarde en mi vida, pero es un libro asombroso



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