Años ochenta: Éramos unos niños
Libros para poner en perspectiva aquella década de los 80 y para que los que la vivieron la pue...

Jugar a las canicas, las chapas, la goma o la comba. Ver las películas de Supermán (las de Christopher Reeve). Encontrarse con jeringuillas en los parques. Todo esto lo vivimos quienes éramos niños en los ochenta y no hay mejor madgalena de Proust que escribir sobre ello para rememorarlo y empatizar con ello como hizo el escritor francés en En busca del tiempo perdido. En los últimos meses el aluvión de manuales recreando aquella década muestra lo jugosa que resulta siempre la nostalgia. Al hilo, también se han publicado novelas escritas por autores que vivieron su infancia en aquellos años (y no de forma tan melancólica). Ya lo puso en práctica George Perec: qué mejor recuerdo que el de la infancia (aunque no siempre sea verdad).
Años ochenta: Éramos unos niños