Crónicas imprescindibles
Libros recomendados por Leila Guerriero

Escritora y periodista Leila Guerriero es la responsable de la edición de Cuba en la encrucijada, un libro de crónicas sobre el país caribeño que se publica estos días. Conocida también por sus crónicas periodísticas, Guerriero ha elaborado para Librotea este listado de textos imprescindibles de este género. Son estos:La periodista elige dos títulos de Janet Malcolm, Ifigenia en Forrest Hill y Cuarenta y un intentos fallidos. Del primero señala que le gusta “la severidad de su mirada. Cuenta el proceso judicial a una mujer musulmana que es acusada de asesinato. Aunque es evidente que la mujer no puede ser la responsable de aquello de lo cual se la acusa, las pruebas son presentadas de tal forma que todo termina señalándola. El libro deja flotando la idea que todo lo que se puede sentir ante la justicia de los hombres es terror”. Del segundo comenta que es “una pieza magistral. Una periodista tratando de asir a un ser inatrapable, confuso, mientras da cuenta -nada humildemente: es Malcom- de todas las dificultades -internas y externas- que tiene para hacerlo”.Entre los libros también destaca Los que sueñan el sueño dorado, de Joan Didion, en el que, según Guerriero, la periodista norteamericana da “la mejor versión de sí misma. Insolente, distinguida, ácida, irónica, triste. La elegancia de un guepardo y su misma ferocidad”. Otra periodista es Maeve Brennan, de quien escoge sus Crónicas de Nueva York. “Condensan el espíritu de una ciudad y el universo complejo de de una escritora interesantísima”, apunta Guerriero.La crónica latinoamericana también está muy presente con textos como Cuaderno de Tokio, de Horacio Castellanos Moya, “un diario adictivo de un escritor salvaje”; El subrayador, de Pedro Mairal, “una recopilación de las columnas que el argentino escribió en el diario argentino Perfil. Hablan acerca de su hijo, la vida de padre separado, el desamparo, la escritura, Mac Donalds. Hablan de él y de Buenos Aires y de la Argentina, pero estos desvelos pueden leerse con igual (in) comodidad en cualquier lugar del mundo”; y La guerra moderna, de Martín Caparrós. “Es difícil elegir un solo libro de no ficción de este periodista argentino porque son todos estupendos, desde Larga distancia hasta El hambre, pasando por Amor y anarquía y Pali pali, pero este funciona como un aleph de su escritura: en las crónicas y perfiles aquí recopilados se ve toda su potencia narrativa y su enorme capacidad de mirar al sesgo”, añade.Desde el humor, Guerriero recomienda Fiambres, de Mary Roach, porque “ya es genial la elección del tema: el destino de los cuerpos que la gente dona a la ciencia con fines experimentales. Roach lo aborda con inteligencia y un humor tan negro como exquisito”.Y, por último, tres nombres de culto: Julio Camba y La ciudad de culto, “publicado por primera vez en 1932, reúne crónicas de Nueva York y, cada vez que lo leo, me maravilla su modernidad asombrosa, el modo en que se ha transformado en un libro plagado de incorrección política, y su capacidad de hacer que me revuelque de risa, algo muy inusual y siempre muy bienvenido”; Susan Orleans y El Ladrón de orquídeas, que “cuenta la historia de un hombre el ladrón de orquídeas obsesionado en encontrar la orquídea fantasma. Orleans logra que este tema extravagante, ínfimo, imposible, se lea con la adrenalina con que uno contemplaría una guerra entre dinosaurios”; y Geoff Dyer con Yoga para los que pasan del yoga,“una serie de crónicas de viaje de maravillosa perfidia narrativa. Dyer es realmente grande cuando trabaja con sentimientos bajos que pocos viajeros se atreven a usar. Como, por ejemplo, los esperpénticos sentimientos que provoca la exposición a una cultura desconocida”.
Crónicas imprescindibles
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Es posible que Janet Malcom sea una suerte de moralista implacable, pero me gusta la severidad de su mirada. Aquí cuenta el proceso judicial a una mujer musulmana que es acusada de asesinato. Aunque es evidente que la mujer no puede ser la responsable de aquello de lo cual se la acusa, las pruebas son presentadas de tal forma que todo termina señalándola. El libro deja flotando la idea que todo lo que se puede sentir ante la justicia de los hombres es terror.
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El perfil del artista plástico que da título al libro es una pieza magistral. Una periodista tratando de asir a un ser inatrapable, confuso, mientras da cuenta -nada humildemente: es Malcom- de todas las dificultades -internas y externas- que tiene para hacerlo.
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Didion en la mejor versión de sí misma. Insolente, distinguida, ácida, irónica, triste. La elegancia de un guepardo y su misma ferocidad.
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Brennan murió, desquiciada, a fines de los noventa. Estas crónicas condensan el espíritu de una ciudad y el universo complejo de de una escritora interesantísima.
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Ya es genial la elección del tema: el destino de los cuerpos que la gente dona a la ciencia con fines experimentales. Roach lo aborda con inteligencia y un humor tan negro como exquisito.
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Publicado por primera vez en 1932, reúne crónicas de Nueva York y, cada vez que lo leo, me maravilla su modernidad asombrosa, el modo en que se ha transformado en un libro plagado de incorrección política, y su capacidad de hacer que me revuelque de risa, algo muy inusual y siempre muy bienvenido.
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Cuenta la historia de un hombre el ladrón de orquídeas obsesionado en encontrar la orquídea fantasma. Orleans logra que este tema extravagante, ínfimo, imposible, se lea con la adrenalina con que uno contemplaría una guerra entre dinosaurios.
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Una serie de crónicas de viaje de maravillosa perfidia narrativa. Dyer es realmente grande cuando trabaja con sentimientos bajos que pocos viajeros se atreven a usar. Como, por ejemplo, los esperpénticos sentimientos que provoca la exposición a una cultura desconocida.
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