Diez libros luminosos para recibir al buen tiempo
La llegada del buen tiempo nos empuja a salir al exterior. En esos casos, el cuerpo nos pide libros que reflejen ese estado: historias luminosas que nos hagan del día a día algo más optimista y revitalizante. Hoy seleccionamos una decena de libros que nos acompañarán bajo el sol.
Especialista en crear personajes tan reales como tiernos, Jonathan Coe nos presenta en El señor Wilder y yo a una compositora de bandas sonoras que vive una relación especial con un mito del cine, Billy Wilder. La historia de una banda de rock ficticia es el origen de Todos quieren a Daisy Jones, una historia coral sobre las luces (y sombras) de la vida del músico.
Es una preciosidad, reconstruye el personaje de Billy Wilder a través de su traductora cuando rodaba Fedora en Grecia, y que luego se convierte en compositora.
La familia, con lo que tiene de lazos que duran para toda la vida, es fuente de obras que nos iluminan. Una de ellas es Golpes de luz, de Ledicia Costas, historia de tres generaciones en Galicia. En Barrio de Maravillas, Rosa Chacel indaga en los recuerdos de infancia para mostrar un despertar a la vida. Y en Fieras familiares, Andrés Cota Hiriart se basa en la naturaleza y los animales para crear una memoria emocional.
El verano, que ya se acerca, como territorio mítico de la infancia está presente en La playa infinita, de Antonio Iturbe, con la Barceloneta como centro neurálgico de emociones. El fútbol como elemento unificador y mitómano es el hilo con el que Carlos Marzal teje Nunca fuimos más felices.
Otras novelas nos llegan gracias a su delicadeza y profundidad para tratar personajes y situaciones. Mis días con los Kopp relata un encuentro con uno de esos personajes que cambian el curso de una vida. En La mujer zorro y el doctor Shimamura, Christine Wunnicke nos lleva a japón para trasladarnos a un entorno mítico. Por último, El arte de la alegría muestra la historia de una mujer adelantada a su tiempo y ajena a las imposiciones de su época.
Es un libro que escribió mi propia hija, y la recomiendo no por recomendar a una persona que te es familiar, sino porque sí tiene una relación con mi novela. De alguna manera, su novela me desbloqueó en algunos sentidos. Me dio pistas. Al leerla, me daban ganas casi de plagiarla. Es algo un poco extraño que pase de madre a hija.
