El canon Montoro
Recomendaciones de libros que no se podrían haber publicado siguiendo la ley Montoro

Les castigan por escribir y ganar algo de dinero con ello aunque casi nunca sea suficiente para vivir decentemente. Si cumplen más de 65 años y siguen creando novelas, poemarios, relatos, tienen que elegir: o renuncian a la pensión o a la vocación. Vocación quizás tardía, como le pasó a Saramago, o, como a otros muchos, que llega cuando recién encuentran tiempo para encarar la redacción de memorias o ficciones. Ese despojo es Ley desde 2013. Fue redactada por el ministro Cristóbal Montoro, que asfixia a creadores (no solo escritores) y quienes, a pesar de clamar al cielo, no han logrado que sea revisada. Así, autores que han merecido premios de Nacionales, de la Crítica, Cervantes, además de los concedidos por las más diversas editoriales, deben censurarse y meter en un cajón, como delincuentes, lo escrito. Pues, para colmo, les llaman defraudadores.No importa que durante años hayan contribuido con su esfuerzo a mantener y aceitar una maquinaria industrial, como el sector editorial, en la que España se distingue sobre otras naciones, gracias a su ascendencia en Latinoamérica. Cuando podrían ser más fecundos sus protagonistas, se les pone contra la espada y la pared. O devuelven la pensión por haber devengado más de 9.000 euros, o callan. Estos son algunos de los libros que no deberían haber sido publicados. Es el canon Montoro.
El canon Montoro
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Landero es el mejor contador de historias. O de los tres o cuatro que hay. Ese inventario de recuerdos es necesario. Sí, autobiográfico. Como él mismo dice, yo también estaba saturado de ficción cuando me tropecé con la geografía de Landero. Es un libro desván que no me dejó indiferente.
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