Entre la ficción y la autobiografía

Hay varios libros que, por decirlo así, me dan ánimos para seguir con lo que estoy escribiendo. Es un territorio que se mueve entre la ficción y la autobiografía, aunque siempre me interesa más la ficción. Todos estos libros persiguen la pepita de oro de la verdad, incluso nos la muestran o nos la hacen intuir. Son libros que, en cierto modo, están solos. Y así, en su soledad, nos proporcionan la mayor compañía. Ya no se trata de una mera compañía, sino de un deseo de ir más allá, de no claudicar.Los asuntos de los que tratan, la forma de tratarlos, el desarrollo narrativo, el ritmo, es lo que me seduce de ellos. Algunos de ellos alcanzan una perfección estremecedora. Otros, te desarman por la sencillez, por la facilidad con que el autor o la autora presenta a sus personajes, como si los estuviera viendo y no le costara nada decir lo que ve. De otros, me conquista el tono sereno, el pretexto narrativo, el asunto, latente, de los puntos de vista.En algunos de ellos, hay piedad. O una clase de confesión. En otros, se abordan vidas doloridas, truncadas. Pero, ¡qué intensidad!, ¡qué escritura más exacta! En todos ellos hay serenidad, distancia, humor delicado, sabiduría narrativa.
Entre la ficción y la autobiografía
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Quizá lo más parecido que tendremos a una autobiografía suya, a ritmo (y silencios) de relato breve.
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Son muchos los apuntes de los Diarios de Kafka en los que se refiere a su insomnio, a veces con agradecimiento, porque son un terreno fértil donde sembrar sus pesadillas, pero otras muchas con cansancio y hartura.
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El amor constante de una hija por una madre defectuosa, egoísta y descuidada, que se equivoca sin cesar, pero jamás deja de amarla.
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