Escritores al desnudo: los mejores libros de diarios

Considerado un género literario muchas veces menor, pocos escritos esconden tanta verdad como los diarios. Si bien, como nos contaba Milena Busquets hace poco, ningún autor los escribe sin pensar que se van a leer, sus características lo diferencian de la novela o el ensayo. La libertad para tocar cualquier tema, la ausencia de una estructura fija y, sobre todo, su carácter íntimo, hacen de ellos una mirilla para adentrarse en la mente del autor. Hoy vemos a los escritores al desnudo a través de los mejores libros de diarios.
Libros de diarios descarnados
De reciente aparición, los Diarios y cuadernos de Patricia Highsmith ofrecen una rara oportunidad de conocer a una autora que se alejó del mundo de manera consciente. Su infancia, su identidad sexual y su obra se despliegan al lector como nunca antes. A esta categoría confesional y visceral también pertenecen los diarios de Alejandra Pizarnik, imprescindibles para conocer una mente torturada y compleja. De la misma forma, los Diarios completos de Sylvia Plath son a un tiempo testimonio de su obra y una entrada a su vida y anhelos.

Hay magníficos diarios de mujeres, de Woolf a la Sontag. En los suyos confiesa Sylvia Plath que, para ella, haber nacido mujer tuvo algo de “tragedia” a efectos literarios. No es difícil pensar en alguna relación entre este sentimiento de Plath y que hayan llegado a nosotros menos diarios de mujeres.
Libros de diarios clásicos
Hay autores cuyos textos más íntimos son una extensión de su obra pública. Es el caso de Franz Kafka, en cuyos Diarios resultan un complemento básico para comprender su trabajo y sus obsesiones. Otras veces, los diarios también nos sirven para comprender una época. Así sucede con Lo que no quise decir, de Sandor Marai, en el que no solo conocemos algo más del autor, sino de la ocupación nazi en Hungría. Y en la categoría de clásicos hay que incluir el Diario de un escritor, de Dostoievski, como compendio no solo de la obra del autor sino también de su apreciación de los acontecimientos sociales.


Libros confesionales
En algunas ocasiones, los autores vuelcan en sus diarios los deseos o pensamientos íntimos que se veían reflejados en su obra. Los diarios amorosos, de Anaïs Nin, son una exploración en la sexualidad femenina que desarmaban los prejuicios de la época. En otras, son unos agudos tratados sobre la observación de la vida cotidiana, como El cuaderno gris, de Josep Pla, una de sus obras más célebres.

Anaïs Nin es fascinante e inagotable. Yo la descubrí, como más o menos todo el mundo, en los 70, cuando su diario se puso de moda. También leí algunos cuentos suyos preciosos, agrupados en Under a Glass Bell (es curioso que usara la misma metáfora que Sylvia Plath, la "campana de cristal"; para mí alude a la sensación de las mujeres de que lo que hacemos no afecta al mundo real, no repercute en él). Pero lo que es fabuloso es el diario: por la hondura de la introspección, por la finura del análisis psicológico propio y ajeno, por la sinceridad a tumba abierta, y sobre todo, por la intensidad de los deseos de Nin y de su placer eróticoamoroso. Estos diarios son la parte que no publicó en vida... y leyéndolos, no es difícil entender por qué. La vida sexual de Nin es escandalosa, y totalmente amoral. Pero con qué lucidez, franqueza, inteligencia y sensibilidad lo cuenta...

Me producía mucha envidia ver como, hablando de situaciones absolutamente domésticas, lo leías casi con la intensidad con la que lees una novela policiaca.