Gustavo Rodríguez recomienda grandes libros peruanos recientes
El autor, premio Alfaguara con 'Cien Cuyas', ahonda en su historia familiar con 'Mamita'.

Mamita es el libro que Gustavo Rodríguez tenía que escribir, pero que no llegó hasta después de que el escritor peruano ganase el Premio Alfaguara con Cien cuyes. La historia de su madre y de sus abuelos, que se remonta a la Amazonía peruana en los comienzos del siglo XX se mezcla con la deuda que un escritor, trasunto del propio Rodríguez, tiene para contar esa misma historia. Realidad y ficción se mezclan en una novela que nos habla de la familia, de la memoria, de las historias que pasan de una generación a otra y del arte de contarlas. Hablamos de todo ello y nos recomienda grandes libros peruanos recientes.
Video: entrevista y libros recomendados de Gustavo Rodríguez

Para que Gustavo Rodríguez se atreviera a escribir Mamita tuvieron que pasar varios años y un par de momentos clave. Uno llegó, explica, hace diez años. “A mi madre le llegó una invitación para que fuera a una ceremonia que hacía el Banco Central de Reserva del Perú, una ceremonia de revelación de la nueva moneda de una colección que todos los peruanos íbamos a llevar en el monedero”, cuenta. “En esa moneda aparecía en el anverso el palacio que mi abuelo, o sea su padre, había construido a orillas del Amazonas, como una de las maravillas arquitectónicas que hay en el Perú. Cuando yo vi a mi madre, en esa época octogenaria, en toda esta ceremonia, tan menudita, junto a un legado físico de un padre que ella no conoció, dije esta historia debo plasmarla ya, ahora que ya me siento como un escritor que puede acometer esa aventura”.

El segundo momento llegó después de la gira promocional de Cien cuyes, por el que recibió el premio Alfaguara. “La gira me dejó bastante exhausto, pero también con ganas de volver a la soledad y a la escritura. Entonces me dije, quizá este sea el momento para retomar ese proyecto que estabas avanzado, para verlo con otra óptica”, recuerda. Si no llegó antes, es porque le costaba encontrar un argumento claro. “En todas mis novelas, empiezo la escritura cuando sé que tengo un argumento. David Foster Wallace se burlaría de mí como escritor”, bromea. “En este caso no tenía un argumento, pero sí tenía una deuda. Una deuda con mi madre, este libro que siempre le debía. Entonces, dije ‘bueno, que la deuda sea el argumento’. Escribe sobre lo difícil que es escribir contra el tiempo una novela que le debes a tu madre, antes de que no la pueda leer jamás. La metaliteratura vino en mi auxilio, y ayudó a que el libro sea bastante auténtico, porque refleja muchas cosas reales que pasaban por mi cabeza en ese momento”.
Memoria y literatura
Para Rodríguez, Mamita es una forma de entender su propia historia. “Es una manera de entender de dónde vengo, obviamente, pero también es una manera de que mis hijas o mis nietos, si alguna vez los tengo, puedan conocer de dónde vienen”, apunta. “Eso desde un punto de vista egoísta y personal. Desde un punto de vista literario, uno entrega con la mayor autenticidad posible su propia historia con la ilusión de que los lectores identifiquen conexiones con su propia historia también. Eso es lo bonito de estos libros”.
En esa historia, el escritor peruano fue descubriendo nuevos aspectos de su familia. “Mientras escribía la novela, que si bien en un inicio mi interés era plasmar esta figura histórica, la de mi abuelo, el gran patriarca, el gran personaje de la Amazonía en la época del caucho, conforme fui escribiendo la novela me di cuenta de que a esta figura patriarcal le antepuse las mujeres que me habían contado de él desde niño, como un acto de justicia”, cuenta. “Al escribir sobre esas mujeres me he dado cuenta de que los lectores van a poder hacer el mismo cálculo que yo, cómo ha evolucionado la figura de la mujer en nuestra sociedad. Me di cuenta de que mi bisabuela, por ejemplo, era una mujer analfabeta, no había por qué educarla porque algún día se iba a casar, se ganó la vida como cocinera en las casas de la alta burguesía amazónica peruana. Y cómo ahora, por ejemplo, mis hijas son mujeres cosmopolitas, educadas, que no piensan en un marido como salida para la sobrevivencia. Toda esta travesía yo creo que es un ejemplo de las cosas que uno puede encontrar y contrastar con su propia familia”.
Con Mamita, explica Gustavo Rodríguez, tiene la sensación de haber saldado una deuda. “Si no lo hacía yo, yo no sé qué tanto se iba a difuminar esta historia que me contaron desde pequeñito. Y ahora yo sé que ya queda, que existe y ojalá que haya gente que se interese en ella para a su vez descubrir otras cosas”.
Gustavo Rodríguez recomienda grandes libros peruanos recientes
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Ya que soy un peruano de visita en Madrid, voy a recomendar cuatro libros que he leído más o menos últimamente de escritores y escritoras peruanas que la van a pasar bien con ellos. El primero es El espía del Inca. Es una novela monumental que ha escrito Rafael Dumett. Es James Bond en la época del Inca, es fascinante. Dumett copia la estructura de los quipus, que son estos tejidos que eran el lenguaje, la manera de transmitir información de los incas, y te da una novela de espías en esa época. Es impresionante.
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Es una escritora peruana con un mundo interior tan rico, tan raro, tan curioso. Y en este libro, que transcurre, como dice su nombre, en Rumanía, viviendo ella en Noruega, además, hay una aproximación también a la depresión, pero para nada, depresiva. O sea, es vital. Es una escritora que yo recomiendo mucho.
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Es una novela corta pero poderosísima, donde, me recuerda a Mamita, de alguna forma. Él juega con la figura de su padre, y un brazo que el padre tiene aquí, que le sale del pecho, un brazo pequeñito, como una malformación, y el brazo tiene vida. Entonces ya se convierte en una locura literaria, el libro.
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Ahora que yo he hablado de la Amazonía en Mamita, ese libro también transcurre en la Amazonía, en un siglo anterior. Pero es Kill Bill con esteroides y transexuales. Es una maravilla y una locura también. Está muy bien escrito, además.