La obsesión por el sexo resumida en diez libros
Lo verbalicemos o no, el sexo está presente en nuestra vida constantemente. Existimos gracias a él, nuestros impulsos están muchas veces supeditados a él y otros sentimientos, como el amor, están a menudo supeditados por él. La literatura ha explorado esta pulsión desde numerosos ángulos, mostrándonos hasta qué punto los instintos animales permanecen en nosotros. Por eso hoy repasamos obras en las que el sexo se convierte, más que en un placer, en una obsesión.
Consideradas escandalosas en el momento de su publicación, hay un buen número de obras que se atrevieron a mostrar sin tapujos los instintos sexuales y lascivos de sus personajes. Trópico de cáncer es uno de esos títulos que sufrió la obra de la censura, y le siguieron otros que, como El mal de Portnoy, fueron recibidos con críticas por su manera de expresar de forma directa y cruda el ansia de sexo de sus protagonistas.
El tótem de "lo de la vida bohemia". Un libro que resulta muy atrayente y fascinante leerlo de joven, e inspirador leerlo de mayor.
Este libro es una noche de sábado de las que empiezan bien y terminan mejor. Aún hoy tengo sus personajes en la mente. Papá y mamá me fascinan, quiero que sean míos, que me hagan judía, que abusen de la transparencia que llevo en la mirada, como hicieron con Alexander Portnoy.
La literatura nos ha dado personajes obsesionados con el sexo, como el Jonhn Self de Martin Amis en Dinero, como una manera de representar una personalidad basada en los placeres más inmediatos y en la falta completa de mesura. Otras veces, ha explorado el mundo de la pornografía, como Chuck Palahniuk en Snuff, y en otras esa pulsión indaga en los lugares prohibidos por la moralidad, como Elogio de la madrastra, de Mario Vargas Llosa.
Un libro clave para leer en las giras que celebrabamos el siglo anterior.Una obra épica, 'La Hoguera de las Vanidades' de la generación X.
El sexo y el deseo desde el punto de vista femenino siempre ha sido mucho más escrutado que el lado masculino. Prueba de ello es La vida sexual de Catherine M., libro clave para romper los tabúes y mostrar sin ambages el deseo sexual femenino. Los Diarios Amorosos de Anaïs Nin son otra obra que ayudó a visibilizar el deseo de la mujer. Más recientemente, Luisgé Martín lo hace en Cien noches, una novela sobre un mito, el de la fidelidad, que ya no aguanta el paso del tiempo.
Esta mujer deslumbrante que confiesa su adicción al sexo tiene un parentesco lejano con Irene. Aunque algunas veces se convierte en repetitivo, el libro es muy interesante y está además basado en una historia real, la vida de la propia Catherine Millet.
Anaïs Nin es fascinante e inagotable. Yo la descubrí, como más o menos todo el mundo, en los 70, cuando su diario se puso de moda. También leí algunos cuentos suyos preciosos, agrupados en Under a Glass Bell (es curioso que usara la misma metáfora que Sylvia Plath, la "campana de cristal"; para mí alude a la sensación de las mujeres de que lo que hacemos no afecta al mundo real, no repercute en él). Pero lo que es fabuloso es el diario: por la hondura de la introspección, por la finura del análisis psicológico propio y ajeno, por la sinceridad a tumba abierta, y sobre todo, por la intensidad de los deseos de Nin y de su placer eróticoamoroso. Estos diarios son la parte que no publicó en vida... y leyéndolos, no es difícil entender por qué. La vida sexual de Nin es escandalosa, y totalmente amoral. Pero con qué lucidez, franqueza, inteligencia y sensibilidad lo cuenta...
El paso del amor al deseo, y la dificultad para separa uno de otro, es un tema literario de primer nivel que ha sido tratado en numerosas ocasiones, en obras capitales como Bella del señor o El final de la historia, testimonios de cómo la pasión puede llevarnos a lugares y situaciones tan placenteras como, a veces, dolorosas.
Recuerdo la novela como un minucioso tratado sobre el mito del amor, desde los inicios de la seducción hasta la degradación absoluto del sentimiento. Un retrato agónico de la tormentosa relación entre el atractivo judío Solal y la aristócrata y bella Ariane; con el trasfondo del ambiente de la Sociedad de Naciones, narrado con un sarcasmo magistral
Cuando acaba el amor se convierte en relato obsesivo, la necesidad de volver a contar la pasión cuando ya solo quedan palabras.