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Libros para los amantes de la novela negra, recomendados por Anders de la Motte

El autor sueco publica 'El hombre de cristal', la segunda entrega de su unidad de casos perdidos.

Anders de la Motte (Foto: Jeff Richt)
Anders de la Motte (Foto: Jeff Richt)
Guillermo Arenas España /

Si es cierta la máxima de que para escribir antes hay que vivir, Anders de la Motte tiene la coartada perfecta para haberse convertido en uno de los últimos grandes nombres de la novela negra escandinava. Antes de colarse en las listas de libros más vendidos, el autor sueco fue policía, para más tarde trabajar como director de seguridad. Sin embargo, su pasión siempre había sido la lectura. Tanto, que un día su mujer le preguntó cuándo pensaba ponerse a escribir. Ese empujón le llevó a publicar varios libros de éxito en su país, y a comenzar a ser traducido a varios idiomas. En España debutó con El asesino de la montaña, la primera entrega de una serie, La unidad de casos perdidos, que ahora retoma con El hombre de cristal. Hablamos con él de su aproximación a la literatura y nos recomienda libros para los amantes de la novela negra.

Video: entrevista y libros recomendados de Anders de la Motte

Anders de la Motte: entrevista y libros recomendados
Anders de la Motte


De la Motte comenzó la serie de la unidad de casos perdidos con una vieja idea que le rondaba la cabeza desde sus años de policía. “No quería hacer una serie de detectives tradicional, que siempre empieza con un asesinato, luego con una investigación y luego con otro asesinato. Ya hay muchas así, y algunas están muy bien narradas”, cuenta. “Pero aun así quería mantenerme dentro del mundo de las historias de detectives, crear un universo donde pudiera alternar entre diferentes partes de la narrativa tradicional de detectives, y necesitaba un grupo de personas que no tuvieran que seguir las reglas”.

El hombre de cristal

El hombre de cristal

Anders de la Motte
Editorial Planeta


El autor sueco rememora un episodio que se le quedó grabado en la mente. “Cuando era un joven policía, en los 90, trabajábamos en un sótano muy parecido al de mis libros. Éramos jóvenes y muy ambiciosos. Al final de este pasillo había tres puertas cerradas y pensamos que no había nadie trabajando allí”, recuerda. “Un día hubo un cumpleaños, así que alguien trajo una tarta y la dejó en la sala de descanso. Se abrieron las tres puertas y salieron tres caballeros, todos con los ojos ligeramente rojos y oliendo a menta. Cada uno tomó un trozo de pastel de cumpleaños y luego regresaron a sus despachos para no ser vistos nunca más. Simplemente desaparecieron. Todos nos preguntamos quiénes eran, y empezaron a correr rumores. Uno decía que uno de ellos era un investigador muy famoso, pero luego su esposa se divorció y empezó a beber demasiado. Otro decía que uno de ellos tuvo un accidente. Muchos rumores decían que eran policías legendarios, pero que los pusieron allí porque ya no podían trabajar con nadie más, no podían estar cerca del público, y no se les podía despedir porque eran empleados del gobierno”.

Otro recuerdo de su experiencia previa a la literatura acabó por darle la clave. “Más adelante, trabajé atendiendo llamadas. La gente llama a la policía por cualquier cosa, sobre todo cuando hay luna llena”, cuenta. “Llaman para decirte que el rey de Suecia les espía a través de los enchufes o que tienen un extraterrestre en el patio trasero. Llaman por cualquier cosa y hay que anotarlo, así que yo lo anotaba y lo subía al sistema, y siempre pensaba quién sería el pobre que tendría que leer esas notas y lidiar con ellas”. Con esas dos ideas, ya tenía el escenario, pero le faltaban los personajes.

Novela negra como revancha de la realidad

El motor de esta serie es Leonore Asker, Leo, una brillante policía con problemas para relacionarse con sus superiores. El asesino de la montaña comienza cuando la relegan a una unidad en la que acaban los policías como los que se encontró de la Motte en su juventud, pero que acabarán siendo más útiles de lo que sus jefes sospechan. “Para crear la dinámica, necesitaba a alguien con un alto rendimiento como Leo. Es una detective muy, muy buena, aunque no se le da bien tratar con la gente. Pensé que si unía a Leo con estos policías podía crear una dinámica interesante”, cuenta.

Para de la Motte, su pasado como policía es una fuente de información valiosa, pero también le enfrentaba a una parte oscura de la vida. “Mucha gente que trabaja en la policía, o en el servicio de ambulancias, suele ver a la gente en su peor momento. Nadie llama a la policía para decirles que vayan con ellos a tomarse un helado en el parque. Si te llaman a la comisaría, normalmente es porque algo anda mal”, bromea. “Es muy fácil volverse cínico si llevas muchos años trabajando en eso y ves solo lo peor del comportamiento de las personas. A veces, también es difícil recordar que hay otra parte de la sociedad que no te afecta en tu trabajo porque no trabajas con ella. Trabajas con su lado negativo y tratas de seguir siendo una persona normal, sin caer en el cinismo ni desconfiar de todo ni de todos. Eso es un desafío para todos los que trabajamos en ese sector. Es muy fácil centrarse en lo malo”.

La novela negra, en ese sentido, es para él una revancha, además de la razón por la que seduce a millones de lectores. “Mi teoría es que a la gente le gusta la novela negra no solo porque tiene suspense y violencia. Si la comparas con la realidad, uno se hace siempre muchas preguntas: ¿Por qué sucedió esto y por qué esta persona hizo aquello? Y no siempre se obtienen respuestas. Puede haber un crimen terrible en el que no hay sospechoso, o en el que el sospechoso no es castigado, o recibe una pena mínima en comparación con su crimen. En una novela negra también te haces preguntas, pero se responden al final. Descubrirás quién lo hizo, por qué y cómo. En el 98% de las novelas policiacas, los malos reciben su castigo de una forma u otra. Terminan en prisión, o mueren, lo que sea, pero reciben algún tipo de castigo, y ese castigo también se corresponde con su crimen”, argumenta.

La vocación literaria que tuvo que esperar

Aunque tardó por llegar, de la Motte acabó por vivir de la literatura, una pasión que le acompaña desde niño. “Mi madre es bibliotecaria y mi padre es granjero. Me crié en un pequeño pueblo, en los setenta, sin internet, con solo dos canales de televisión. Eso era todo”, recuerda. “Pero había libros, tenía acceso constante a ellos porque mi madre tenía las llaves de la biblioteca. Así que tenía acceso las 24 horas del día, los siete días de la semana. Como tantos otros escritores, soy ante todo lector. Empezamos como lectores; todos leemos y leemos, y nos encanta leer y nos encanta la narrativa”.

De la Motte mantuvo esa pasión en sus años de policía. “Eran los noventa, aún no teníamos mucho internet y trabajaba a horas intempestivas. Así que, cuando algunos de mis amigos trabajaban, yo estaba libre, y seguía leyendo”, cuenta. “Al final conseguí un trabajo como gerente de seguridad para toda Europa. Viajé mucho. Tuve mucho tiempo en vuelos y hoteles, así que muchas veces no tenía nada que hacer salvo leer. Es un vuelo largo, un vuelo de 12 horas, eso es lo que haces”. Hasta que su mujer le empujó a dar el salto a la escritura. “Mi esposa y yo tuvimos una conversación. Me dijo: "¿Cuándo vas a empezar a escribir? Sé que quieres hacerlo’. Así que ella me empujó a hacerlo. Probé mi primera historia y me di cuenta de que era divertidísimo. Me encanta. Es tan divertido como leer. Mi primera novela fue una mezcla de todo lo que había leído, no muy buena. Intenté hacerlo todo a la vez, como un carpintero usando el martillo, la sierra y el destornillador al mismo tiempo. No fue buena idea, pero fue divertidísimo”, recuerda.

Libros para los amantes de la novela negra, recomendados por Anders de la Motte

  • Muerte bajo el sol

    Muerte bajo el sol

    Agatha Christie

    Booket

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    Una de mis favoritas sigue siendo Muerte bajo el sol, un clásico de Agatha Christie. Transcurre en una isla aislada, y sigue todas las reglas de una novela de misterio clásica, porque hay muchas reglas en este tipo de novela. Tiene que ser un lugar exótico, tiene que haber un número limitado de personas, y por supuesto, todos deben ser sospechosos. Mal Bajo el sol es una de esas novelas de misterio de asesinato perfectas.

  • Asesinos sin rostro

    Asesinos sin rostro

    Henning Mankell

    Maxi-Tusquets

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    Me gustaría recomendar la serie Wallander, de Henning Mankell. Mankell criticaba mucho a la sociedad, la educación, a los pobres y a los ricos. Estaba muy comprometido con la sociedad y con la apertura de escuelas en África. Tenía un gran corazón y logró contar una historia de detectives muy interesante, una historia tradicional de asesinato, pero también logró decir algo sobre la sociedad.

  • Petirrojo (Harry Hole 3)

    Petirrojo (Harry Hole 3)

    Jo Nesbo

    DEBOLSILLO

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    Es mi favorito: Jo Nesbo, el autor noruego. Nunca ha escrito nada malo. Todos sus libros son simplemente excelentes. Siguen siendo novelas policiacas, pero también con un toque de suspense. Y Jo ha logrado aprovechar el cliché más común del género: el detective que, ya sabes, no le cae bien a sus jefes y bebe demasiado. Tiene todos estos problemas. Es un alma muy, muy rota. Y con cada libro, sufre aún más daño físico. Es un cliché, pero Jo lo hace muy bien.



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  1. Novela negra