Libros para cerrar las heridas del pasado, recomendados por Verónica Ramírez
Hablamos con la periodista y novelista sobre 'Casi todo desaparece', el relato de una mujer que recuerda su pasado, antes del exilio.

Casi todo desaparece, el debut en la novela de la periodista peruana Verónica Ramírez, es un libro sobre la memoria, o sobre cómo convivir con ella. Vera, una mujer que se exilió hace décadas huyendo de la II Guerra Mundial, recuerda la vida que dejó atrás, su familia, pero también el dolor y el miedo. Hablamos con ella sobre vivir con la pérdida y lejos del hogar y nos recomienda libros para cerrar las heridas del pasado.
Video: entrevista y libros recomendados de Verónica Ramírez

El origen de Casi todo desaparece está en dos historias, una familiar y la otra encontrada por azar. “Siempre tuve una gran curiosidad por la vida de una abuela que no conocí”, relata Ramírez. “Ella murió mucho antes de mi nacimiento y escuchaba historias, anécdotas, sobre esta mujer que vino de España, específicamente de Barcelona, en los años 30 y llegó sola. Luego descubrí un carnet de extranjería que decía que era artista, lo cual alimentó todavía más mi fantasía. Pero nunca obtuve mucha información sobre su vida. Entonces especular en torno a ella y a los motivos que la llevaron a transportarse prácticamente a otro planeta siempre me llenó de preguntas”.

La otra historia le llegó a Ramírez a través de “una mujer croata que huyó de la Segunda Guerra Mundial”. “Una mujer maravillosa, fantástica, que me confió su vida. Con esas dos historias, una que satisfacía mi curiosidad y esta otra anécdota que me habían contado, decidí ensamblar una historia que no funcionaba para mí, que soy periodista, como una crónica larga. No funcionaba anclada tampoco en una realidad, sino que yo sentía un deseo de utilizar las herramientas de la ficción para contar una historia e inventar un universo alrededor de estas dos historias. Para que funcionara dramáticamente, tenía que tener otros componentes. Ya sabemos que no hay historia que pueda funcionar si no hay un drama de por medio. Las historias felices interesan bastante menos”.
Relatos de exilio y pérdida
Acostumbrada al trabajo periodístico, Ramírez investigó sobre la época en la que vivió su personaje, Vera. “Para sentir cierta seguridad al hablar de un tiempo que no me pertenece, sí que hubo una documentación, lecturas, investigación, y todo eso se parece mucho a lo que hago cuando escribo un reportaje. Luego sí fue completamente distinto, quizás ahí sí me ayudó mi vocación de lectora, de ver cómo podía ensamblar esta historia. La escribí varias veces y la escribí también con otro tipo de narrador, y luego elegí la primera persona que, en realidad, en el periodismo muy rara la he utilizado”.
Pero también investigó sobre los efectos que provoca el exilio. “Me entrevisté con amigos psicólogos que habían tenido pacientes con características similares. Y lo primero que me dijeron, el gran rasgo era el silencio”, explica. “Eran personas que solían callar frente a lo ocurrido. Entonces me puse un poco a pensar cómo podría ser esta mujer que además, por supuesto, tiene algo de mí, sobre todo en los miedos, y de muchas otras mujeres que conozco. Creo que así fui un poco moldeando la personalidad de Vera”.
Me gusta creer que alguien es capaz de sobreponerse, de reinventarse, de superar el dolor y, sobre todo, superar las pérdidas
Esa mujer creada por Ramírez se debate entre el recuerdo y seguir adelante. “La novela aborda el caso de una infancia interrumpida por la guerra. Reconstruirse en otro país implica, por supuesto, un esfuerzo enorme y una capacidad de supervivencia y de fuerza interna para desenvolverse en un contexto totalmente ajeno. Ya no te quiero decir si ni siquiera hablas la lengua, no conoces a la gente y además en ese entonces tampoco existía un teclado y una pantalla que te podría decir incluso desde el clima a cómo es la calle donde vas a vivir. Uno se trasladaba de un lugar a otro, pero en realidad era como si te mudaras de planeta, básicamente”.
Pero Casi todo desaparece no es, pese a los temas que navega, un libro amargo. “Me gustaba fantasear con la idea de que las historias encierran cierta esperanza, por más que suene demasiado optimista”, apunta Ramírez. “Me gusta creer que alguien es capaz de sobreponerse, de salir adelante, de reinventarse, de superar el dolor y, sobre todo, superar las pérdidas. Yo me quería poner en ese lugar. Siempre he intentado ponerme en ese lugar, a pesar de que el contexto no sea muy favorable".
Libros para cerrar las heridas del pasado, recomendados por Verónica Ramírez
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Me gustaría recomendar alguno de los libros que me ayudaron un poco en la escritura de Casi todo desaparece. Uno fue El mundo de ayer, de Stefan Zweig, que es un retrato íntimo, pero a la vez también un fresco terrorífico de la Europa del siglo XX.
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También me gustó mucho leer Irene Nemirovsky con Suite Francesa, que apenas ni siquiera pudo terminar el libro, porque ella huye de París y va escribiendo en unos papeles que se le van agotando conforme empieza el cerco nazi, y ella prácticamente se queda sin papel y la obra está inacabada. Lo disfruté, lo sufrí y me ayudó mucho con esta novela.
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Me encanta prácticamente todo lo que escribe Natalia Ginzburg. Cuenta la relación familiar también durante el siglo XX y cómo se ve afectada por los cambios políticos y cómo esta familia se va desestabilizando y sin embargo siempre subyace ese léxico justamente familiar que los hace únicos y prácticamente indestructibles a pesar del tiempo y de la situación política. Es una joya, una maravilla de libro.
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Me pareció dolorosamente perfecta.