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Libros clásicos para combatir un presente precario, recomendados por Eva Baltasar

La autora de 'Ocaso y fascinación' nos habla sobre cómo la sociedad nos coloca al borde del abismo y de la espiritualidad como manera de recuperar la colectividad.

La escritora Eva Baltasar. Foto: David Ruano
La escritora Eva Baltasar. Foto: David Ruano
Guillermo Arenas España /

¿Qué hacer, a dónde ir, cuando la sociedad te expulsa y ya no queda nada? Esa es la pregunta que sobrevuela Ocaso y fascinación, la novela con la que Eva Baltasar comienza una nueva etapa tras la trilogía Tres cuerpos salvajes, compuesta por Permafrost, Boulder y Mamut. Con ella, nos habla por primera vez de forma frontal de una sociedad cruel y desigual, pero también de la espiritualidad como única salida a ese vacío. Hablamos con ella de todo eso y nos recomienda varios libros clásicos para combatir un presente precario.

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La protagonista sin nombre de Ocaso y fascinación es una mujer joven que encuentra en el servicio doméstico la única manera de salir adelante, al menos por el momento. Una experiencia que la propia Eva Baltasar conoce de primera mano. “De joven, estaba estudiando en la universidad y tenía un trabajo de camarera muy precario, con unas jornadas muy largas, y además mis jefes me maltrataban. La sensación era que se me está muriendo el espíritu”, recuerda la escritora barcelonesa. “En aquel momento, la única cosa que había aprendido a hacer bien era limpiar, porque mi mamá, una mujer muy estricta en materia de higiene, orden y limpieza, me había enseñado. Pensé, pues voy a limpiar casas y me dediqué a colgar papelitos en la calle en Barcelona, en el Eixample, y me llamaron de muchísimas casas. En algunas se aprovecharon de mí vilmente, pero en otras me quedé y me trataban muy bien. Descubrí que podía llegar a ganar más dinero trabajando menos horas, organizándome yo los horarios y poder disponer de días libres”, cuenta.

Las mujeres de la limpieza tienen mucha información.

De esa experiencia, además de una manera de costearse los estudios, Baltasar se llevó una fascinación que ahora plasma en su obra. “El recuerdo que tengo como algo curioso e interesante era el hecho de entrar en casas ajenas”, confiesa. “Eso a mí me fascinó, porque no solo entras al recibidor, sino que llegas a la mesilla de noche. Hay algo que está reflejado en el libro, contado por la protagonista, que es que la casa sabe historias y te las quiere contar, te las está mostrando. Por ejemplo, algo muy curioso para mí era ver que había gente que no dormía en las camas donde parecería que debieran haber dormido. En una casa donde había una cama de matrimonio, de repente una mañana descubres que hay un colchón tirado en el suelo de un despacho donde alguien ha dormido. Ahí ya empiezas tú a fabular y a crear tus historias. Las mujeres de la limpieza tienen mucha información. Al escribir normalmente no sé cómo va a ser el personaje, a qué se va a dedicar, pero en Ocaso y fascinación tenía muy claro que quería que fuera una mujer de la limpieza, y una mujer que tejiera una especie de engaño”.


Ocaso, o el retrato de la precariedad extrema

Con dos partes bien diferenciadas, la novela comienza con ese ocaso de la protagonista. “Como escritora, me veo como un síntoma de mi época: yo pinto un cuadro y muestro un personaje, un personaje contemporáneo, y esa mujer está rodeada de lo que hay en una gran ciudad como Barcelona o Madrid, en las que hay muchísima gente viviendo en la calle”, relata Baltasar. “Esta mujer da el paso que hay entre un mundo de seguridad muy relativa, porque es un mundo muy precario, de la intemperie. Años atrás igual la seguridad era no tan relativa. Tenías un trabajo bastante estable, te comprabas una casa y ya está, ya no la perdías, tenías una familia… Ahora el mundo de seguridad relativa es aún más frágil: los trabajos son más precarios y el precio de la vivienda en grandes ciudades es casi impagable. Hay una frase en el libro que es ‘las ciudades fabrican solitarios y los obliga a convivir’. Hay muchísima gente ya adulta, de 40 ó 50, que está compartiendo casa con desconocidos y pagando una pasta. Ahora es más fácil que de la noche a la mañana algo se quiebre y te encuentres viviendo en la calle, incluso teniendo trabajo, que eso es algo que no ocurría”.

Ocaso y fascinación

Ocaso y fascinación

Eva Baltasar y Eva Baltasar
Random House


Un ejemplo de esa fina línea entre una vida normal y la intemperie lo encontró la propia autora en la puerta de casa. “Hace 20 años, vivía en Barcelona y salí un día a la calle y me encontré a un señor durmiendo en el portal con sus trajes, americanas, su maletín, la corbata…”, cuenta. “Día tras día, ibas viendo cómo se iba desgastando, ensuciando.. Yo pensaba, este hombre igual dos meses atrás tenía un trabajo, iba a trabajar así y ahora está aquí en la calle porque no tiene red, porque se ha debilitado muchísimo la red social, las redes personales. Estamos en un mundo donde todos estamos en red, a través del móvil, pero hay mucha gente que no tiene amigos. Yo empecé a hacer amigos a los 40, durante muchos años no tenía a alguien a quien llamar. En la novela hay un personaje que es Trudi, que es hacia donde deberíamos ir: una persona que, de forma totalmente altruista, tiende una mano y está creando esa red”.


Fascinación, o la espiritualidad que nos falta

La protagonista de Ocaso y fascinación es una solitaria, algo ya habitual en la obra de Baltasar, aunque esta vez de un tipo distinto. “Yo soy una solitaria, me encanta estar sola y valoro la soledad como aquel espacio necesario, imprescindible, de autoconocimiento. Esa sería la soledad elegida, la soledad que se goza porque estás conociéndote”, señala. "Luego está la soledad padecida, que es una epidemia en nuestra época. Las protagonistas de la trilogía Tres cuerpos salvajes sí que eran mujeres un poco limítrofes, con esa soledad escogida, ese orgullo de estar, pero en el caso de Ocaso y fascinación, es más bien una mujer que se ha quedado sola y que está padeciendo los efectos de ese aislamiento. Yo al principio pensaba que el sistema la había escupido, pero no, es que lo horrible del sistema es que los escupidos forman parte del sistema”.

La espiritualidad forma parte de la condición humana. Está en nosotros, lo que pasa es que no miramos hacia allí

En Fascinación, la segunda parte de la novela, asistimos a una pirueta arriesgada en la que la protagonista se entrega a una idea propia de lo religioso. “Para mí la espiritualidad forma parte de la condición humana. Está en nosotros, lo que pasa es que no miramos hacia allí”, cuenta la autora. “La hemos desatendido y para mí lo que proporciona es el sentimiento de unidad. El no mirar hacia la espiritualidad lleva a la individualidad, a sentirnos solos, aislados. Con un cambio de paradigma igual las cosas serían distintas, y el cambio de paradigma para mí es recuperar esa espiritualidad y eso es lo que he querido mostrar en el libro”.

En su caso, esa espiritualidad es la única salida posible. “Hay un momento en el que la protagonista ha llegado al ocaso, no hay nada más, está desposeída de todo. ¿Ahora qué va a hacer? Es imposible caer más bajo, y es el momento en el que hay que mirar hacia otro lugar”, cuenta. “Pero está tan maltrecha que ese giro, que para mí sería positivo, ella lo hace desde un sitio ya totalmente enfermizo. Pero esto la salva, porque ella crea una religión propia, encuentra un sentido a su vida”.

Libros clásicos para combatir un presente precario, recomendados por Eva Baltasar

  • Las afinidades electivas

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    Johann Wolfgang von Goethe

    Ediciones Cátedra

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    Ahora mismo estoy leyendo por segunda vez a Las afinidades electivas, de Goethe, que me parece un libro espléndido porque dice tantísimo sin salir del mismo jardín.

  • Nuestra Señora de París

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    Un libro que leo cada año es Nuestra señora de París, de Víctor Hugo. Tengo la tradición de una vez al año leérmelo. Para mí es espectacular, y la figura del cura, encargado de la catedral, para mí es súper seductora. Gozo muchísimo. Además, Víctor Hugo es un rey, es un dios escribiendo.

  • Cuentos de Navidad

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    Alianza Editorial

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    Soy una mujer muy tradicional, aunque no lo parezca. Por Navidad leo siempre los cuentos de Navidad de Charles Dickens, me encanta.

  • Metamorfosis

    Metamorfosis

    Ovidio

    Ediciones Cátedra

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    Es un libro que tengo en la mesilla de noche, y leo cualquier página antes de dormir. Me da mucha paz, está lleno, repleto de imágenes a cuál más original. Esto es algo que yo valoro muchísimo, la originalidad, las voces particulares.



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