Libros fascinantes para entrar en trance, recomendados por Mónica Ojeda
Hablamos de música, violencia y volver al origen con la autora de 'Chamanes eléctricos en la fiesta del sol'.

Chamanes eléctricos en la fiesta del sol, la última novela de Mónica Ojeda, es uno de esos libros que desafían al tópico que dice “no has leído nada igual”. En ella, la autora de la muy celebrada Mandíbula da un giro estilístico (aunque sus temas, como veremos, permanecen) y nos presenta a dos jóvenes que asisten a un festival de música en los andes, a los pies de un volcán. Ese es el comienzo de una historia sobre iniciaciones, miedos, aceptación y escapar de la violencia, si es que se puede. Con ella hablamos de su última obra y nos recomendó algunos libros fascinantes para entrar en trance.
Video: entrevista con Mónica Ojeda

El origen de Chamanes eléctricos en la fiesta del sol está en un acontecimiento real que disparó la imaginación de Mónica Ojeda. “Estuve investigando durante un tiempo sobre un festival que solo se hizo en 1999, cuando yo era muy chiquita, en Ecuador, en el cráter de un volcán. Se llamó Rock Volcánico y durante un tiempo estuve obsesionada. Me volvía loca la idea de que se había realizado en algún momento un festival en el cráter de un volcán”, explica en la librería Grant, junto a las obras de la artista India Toctli. “A partir de esa situación, me empecé a preguntar mucho sobre la relación entre música y geografía, música y territorio. Luego, también por la música como algo ancestral, como una vivencia y experiencia del arte, previa incluso a la pintura rupestre, previa a todo, y que da origen a la literatura, porque la literatura surge cantada, surge rezada y surge bailada, alrededor de fogatas. Y entonces empecé a leer una serie de libros que trabajan con el tema de la música, no desde una perspectiva solamente de goce y de disfrute, sino de cómo la música está históricamente relacionada con la muerte, con los cadáveres de animales, con la música como rito”.
La música siempre está lanzándose hacia el futuro, aunque a veces ese futuro pueda ser oscuro
Ese contexto le sirve a Ojeda para situar a dos chicas, Noa y Nicole, “que están huyendo de la violencia de la ciudad, de la violencia de las narcobandas en Ecuador”. Ellas, cuenta, “quieren recuperar su juventud en ese espacio geográfico que está todo el rato como en sismo, pero también atravesada por el espíritu de la música, que es un poco el espíritu de lo nuevo y del futuro. La música siempre está lanzándose hacia el futuro, aunque a veces ese futuro pueda ser oscuro. A mí me interesa precisamente esa parte de conexión de la música. Hay muchos libros sobre ocultismo y música, música y magia. De hecho tenemos toda la línea pitagórica de la música, que es la línea apolínea de la música, pero luego tenemos la línea báquica, dionisíaca de la música, que es más siniestra, y tiene que ver con abrir una grieta en la realidad. La música como invocadora de las voces de los muertos, de todos aquellos que ya no están. La música como algo que habla de la pulsión de vida, pero también de la pulsión de muerte. Los mitos de las sirenas, por ejemplo, tienen mucho que ver con eso. Las sirenas que cantan y te atraen con su canto, pero a la vez te matan si tú respondes a la atracción de ese canto”.
Prosa en trance
Una de las señas de identidad de la nueva novela de Mónica Ojeda es su estilo, de un lirismo oscuro que invita al trance, al igual que la música de un festival en el que abundan los alucinógenos. “Al principio quería saber qué podía traer de la música en la construcción de la prosa”, explica la autora. “Me interesa también esa pulsión que hay de la oralidad versus la escritura como tecnología. Porque, por un lado, la oralidad siempre nos recuerda al canto. Todos hablamos en acentos y los acentos son una forma de cantar lo que se dice. Hay una cosa de la musicalidad allí, pero la escritura a veces trabaja desde otro lugar. Entonces, cuando estaba escribiendo la novela me interesó mucho esa parte del festival en donde están todos los personajes en esa fiebre colectiva de la experiencia de la música, además en el borde de un volcán. ¿Cómo te puede influenciar estar en la ladera de un volcán mientras escuchas música con un montón de gente drogada en medio del delirio? ¿Cómo afecta eso a tu lenguaje? Porque el territorio afecta el lenguaje, la música afecta el lenguaje, toda la experiencia física afecta el lenguaje”.

Así, el ritmo del entorno se entrelaza con la forma de narrar. “Es una novela coral y hay personajes que de repente son mucho más acelerados que otros, personajes que tienen un ritmo que parece que no tuviera pausa, otros que son más pausados, más lentos”, apunta Ojeda. “Todos están un poco aturdidos por la experiencia de la música, pero todos tienen llagas distintas y, por lo tanto, escriben desde percepciones de las llagas diferentes. Algunos piensan que la música y el baile los va a curar y otros piensan que no, que es una forma nada más de hundirte más en la pesadilla para poder hacerte más fuerte y tener ese viaje chamánico de la muerte y la resurrección”.
Violencia y familia
Pese a que en su forma difiera bastante de las obras anteriores de Ojeda, en Chamanes eléctricos en la fiesta del sol asoman algunos de los temas ya habituales de su literatura. Entre ellos, la violencia y las relaciones familiares. “Yo creo que la escritura de ficción también es biográfica, solamente que está atravesada por máscaras. Pero todos los que nos sentamos a escribir ficción estamos poniendo en la escritura toda nuestra emoción, todas nuestras obsesiones, nuestras fascinaciones, nuestra capacidad de asombro y, sin duda alguna, nuestros traumas, que son aquellas cosas a las que volvemos una y otra vez”, apunta. “En este caso, el tema de la violencia aparece, sin duda, porque toda mi familia vive ahora mismo en Ecuador. Mis amigos de la infancia viven allí. Yo he emigrado sola, no me vine con nadie más. Es mi tierra de origen, es mi casa de la infancia. Como dice Marosa Di Giorgio cuando habla de la infancia, ‘está en llamas el jardín natal’. Está en llamas porque hay una especie de imposibilidad de volver al origen. Como escritora regreso al origen como buscando que me digan qué es lo que voy a hacer. La casa natal y el jardín natal siempre están en llamas porque siempre va a estar cambiado cuando regresas, el tiempo es implacable”.
En el fondo, esta novela trata sobre personajes que se sienten desamparados y están buscando algún tipo de amparo en la música y en el arte
El otro tema, el de la familia, se representa con Noa, que decide ir a la búsqueda de su padre, que la abandonó de niña. “A mí me interesaba mucho en esta novela trabajar la idea del abandono. Es una novela que en el fondo, si tuviera que resumirla, diría que trata sobre personajes que se sienten desamparados y están buscando algún tipo de amparo en la música y en el arte”, cuenta. “Noa va a buscar a su padre, pero también está en busca de la música y de lo que la música le puede hacer a ella físicamente para poder enfrentar el encuentro con alguien que la abandonó cuando ella tenía ocho años. Esa desesperación por encontrar un lugar de refugio me parece que es lo que dinamita nuestra relación con el arte. Al final de cuentas, leemos libros, bailamos, escuchamos música porque encontramos ahí una zona de refugio. Y es verdad que es un refugio endeble, es breve, pero quizás los refugios solo sean espacios donde abrevar temporalmente”.
Libros fascinantes para entrar en trance, recomendados por Mónica Ojeda
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Estaba pensando en libros que me sirvieron para la novela, que hablan sobre música y que para mí fueron deliciosos de leer. Por ejemplo, los dos primeros van a ser de Pascal Quignard, El odio a la música y Butes, que son dos libros que van sobre el horror sonoro y la pulsión de muerte en la música. Me encantaron, me parecieron brillantes.
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Es una novela en donde la música funciona como catalizador de la erupción del deseo de un personaje y me parece que ahí está como muy representado el volcán musical, si quieres.
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Es un libro sobre música, pero pensado desde el desvío, desde lo monstruoso, desde lo prodigioso y lo monstruoso de la música.