Libros inmortales que pasan de padres a hijos

Cada generación tiene sus referencias, sus iconos e incluso sus medios de comunicación naturales. Lo que para alguien nacido en los 60 y 70 evoca inmediatamente su infancia es imposible que tenga el mismo efecto para quienes han llegado al mundo en los 80, los 90 o los 2000. Sin embargo, si bien las películas y series que conforman el aprendizaje emocional de unos y otros van cambiando, hay una serie de libros que siguen vigentes, pasando de generación en generación, y estableciendo un vínculo entre abuelos, padres e hijos. Son ese tipo de obras que alcanzan la inmortalidad precisamente por su capacidad para interesar a personas nacidas en tiempos distintos, con una forma de vida que a veces parece que no tiene nada que ver, pero que en el fondo se nutre de las mismas sensaciones. Hoy repasamos esos libros que han disfrutado por igual mayores, adultos, adolescentes y niños.
Pocos relatos ejemplifican mejor el paso de la infancia a la madurez como El libro de la selva, el eterno relato de Kipling sobre la pérdida de la inocencia y lo inevitable de pasar de una etapa a otra de la vida. La aventura, partir a lo desconocido, es algo que apela a cualquiera independientemente de su edad, por lo que La llamada de lo salvaje, de Jack London, puede ser leído hoy en día con un disfrute similar al de generaciones atrás. De la misma forma, la fantasía desplegada por Julio Verne sigue siendo deslumbrante en nuestros días, e historias como 20.000 leguas de viaje submarino siguen ejerciendo esa capacidad de fascinación en el público nacido mucho después de su publicación.
Hay creadores que, pese a que su obra suele estar vinculada con el público infantil, son capaces de trascender las edades y apelar por igual a niños y adultos. El italiano Gianni Rodari, descubierto para un nuevo público en España desde hace unos años, es uno de ellos. De la misma forma, los clásicos de Roald Dahl como Las Brujas o Matilda siguen siendo lectura de niños y niñas de cada generación, al mismo tiempo que la televisión y el cine encuentran en ellos una fuente inagotable de influencias. Peter Pan y El Principito son otros de esos títulos que, ajenos al paso del tiempo, siguen emocionando y enseñando año tras año.
Existen, por último, autores con universos tan personales que pueden ser leídos a cualquier edad, desde cualquier generación, y seguir conservando todo su poder. El italiano Italo Calvino es uno de ellos, con obras tan deslumbrantes y divertidas como El barón rampante o Las ciudades invisibles. De igual forma, Jostein Gaarder logró con El mundo de Sofía insuflar curiosidad por la filosofía a lectores de todo el mundo y alcanzar un insospechado éxito de ventas al mismo tiempo.
Libros inmortales que pasan de padres a hijos
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Es el primer libro del que tengo recuerdo, y eso es algo que no se olvida. Lo leí con siete u ocho años. Las aventuras de un niño al que amamanta una loba, eso a esa edad resulta fascinante. Hay algo ahí salvaje que se me ha quedado dentro, y tiene algo de sabiduría que ha calado en mí. Además, lo leí de pequeño y quedó sepultado en mi memoria, y no ha sido hasta hace poco cuando me he dado cuenta de la influencia que ha ejercido en mí. La pantera negra aparece en una canción mía, Ojalá.
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Hay lecturas que son fundamentales en mi vida y que me han influido durante toda ella. Para mí uno de los libros más importantes de mi vida 20.000 leguas de viaje submarino. Lo vuelvo a leer de vez en cuando y me doy cuenta de lo grandísimo escritor que era Julio Verne. Es un libro de una gran fuerza y una belleza literaria.
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Un mensaje mucho más real de lo que creen. Un legado para no perder el Alma de Niño, que es la única salvación.
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