Libros para cambiar la cara a la Navidad

Inevitablemente, la Navidad está aquí. Eso significa, en la mayoría de los casos, festejos, excesos, encuentros familiares (deseados o indeseados), buenos deseos y propósitos y una buena ración de compromisos sociales que más de uno y una querría poder ahorrarse si no existiese el miedo al que dirán. Sin embargo, la Navidad también es un buen momento para sumergirse en la lectura, proporcionando esa necesaria soledad ante la sobredosis de vida social. Por eso hoy seleccionamos unos títulos que transcurren en estas fiestas pero nos demuestran que, más allá del muérdago y las luces brillantes, otras navidades son posibles.
Los clásicos han ambientado muchos títulos en esta época del año, y algunos de ellos han ayudado a conformar ese imaginario navideño que hoy perdura. Otros, en cambio, se han centrado en otros aspectos, más relacionados con lo místico o lo religioso. Es el caso de los Dos cuentos de Navidad de Dostoievski. Otro gran maestro ruso, Gogol, mezcla lo popular con el retrato de la sociedad rusa de la época en Nochebuena. Y en Un regalo de Navidad, Robert Louis Stevenson nos adentra en dos historias inquietantes.
La Navidad también ha sido el telón de fondo en el que distintos autores han hecho que sus tramas y sus personajes se entrecrucen. En Carol, unas compras navideñas son el desencadenante de una historia de amor prohibido, tanto por las convenciones de la época como por las diferencias sociales, en una de las obras más conocidas de Patricia Highsmith. La Navidad vista desde la infancia y el descubrimiento del mundo es el hilo que une los Tres cuentos de Truman Capote, recopilados por su temática común. Y en Smoke, Paul Auster incluyó su Cuento de Navidad de Auggie Wren, un relato sobre las casualidades y sobre creer en algo cuando se necesita, aunque no sea real.
La Navidad también puede ser vista con espíritu crítico y ácido, como demuestran los relatos de Tres navidades, de Quim Monzó. Incluso ser el escenario de una novela negra, como La agitada Navidad de Maigret, uno de los casos del inolvidable personaje de Georges Simenon. Lecturas que nos pueden ayudar a superar esta época de vanos brillos.
Libros para cambiar la cara a la Navidad
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Yo empecé leyendo terror, sobre todo a Poe. Es un género que me encanta, y Poe ahí siempre ha sido un maestro, que además me llevó a otras cosas que me empezaron a gustar.
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Porque es el último que leí de Highsmith, y con él me hice mayor y me reconocí sentimentalmente inmaduro, definitivamente inmaduro.
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Existe un prejuicio muy instalado en la historia del arte de que la felicidad, sea lo que sea que es, resulta poco interesante de escribir. El 99 por ciento de mis colegas diría que un momento de plenitud, algo transitorio, no te inspira para escribir. Es una verdad que hemos construido entre todos: preferimos narrar a partir de los traumas, del dolor. A mí me gusta leer historias felices, de reconciliación, inteligentes y sutiles, como estos cuentos de Truman Capote.
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