Libros para ir a la guerra
Una década después de revolucionar la literatura española con 'Nocilla Dream', Fernández Mallo ...

Agustín Fernández Mallo revolucionó la literatura española con la publicación de Nocilla Dream, obra que forma parte de la trilogía Nocilla Project. Más de una década después ha ganado el Premio Biblioteca Breve con la Trilogía de la Guerra. A pesar del título, se trata de una única novela dividida en tres libros y con tres protagonistas: un escritor que vive de forma clandestina en la isla de San Simón, en la ría de Vigo; el cuarto astronauta de la misión lunar, el que quedó fuera de foco porque era el encargado de hacer las fotos, y una mujer que recorre en solitario las costas del desembarco de Normandía. Una novela caleidoscópica que bebe de numerosas lecturas.“Siempre que te pones a escribir comienzan a actuar en tu cabeza todas las lecturas que desde que tienes uso de razón has abordado. La escritura es, precisamente, tal paseo por el canon individual, estrictamente personal. Cuando se trata de escribir una novela como Trilogía de la guerra, voluminosa y que me ha ocupado más de cinco años, el arrastre de todo ese pasado es obvio. No obstante, sí que hay una serie de novelas, documentos, poemarios o libros de ensayo que de un modo especial han estado orbitando mientras las escribía”, explica el autor.En la génesis de todo está Aillados, fue el título que Fernández Mallo se llevó como compañía a un congreso literario que se celebró en la gallega Isla de San Simón, exactamente lo mismo que hace el protagonista del Libro Primero de Trilogía de la Guerra. Durante el proceso de escritura se acercó a otras obras, como Tesoros y otras magias, de Álvaro Cunqueiro, autor al que considera el padre del realismo mágico gallego. O a la autobiografía La vida secreta de Salvador Dalí, que el artista catalán alumbró con solo 37 años, y cuya lectura animó a Agustín Fernández Mallo a convertir a Dalí en un personaje de la novela.
Libros para ir a la guerra
-
Brevísimo libro en el que Dostoievski nos cuenta su paso por un campo de concentración en Siberia. No sólo relata las penosas condiciones de vida sino también reflexiona acerca de la convivencia y comportamiento de los presos, llevándonos a lugares muy poco comunes en este tipo de literatura. Redactado sin sobreactuación dramática, incluso con destellos de humor, resulta por ello muy inspirador: no bloquea al lector, sino que deja que fluyan ideas, salidas a posibles relatos que hablen del aquí y el ahora.
-
Siempre había pensado que la prosa de W.G. Sebald –uno de los escritores que ha ejercido más influencia en la narrativa de cambio de siglo- es una prosa fractal, una literatura que abre pozos infinitos, se enrosca en detalles que llevan a otros detalles para desembocar en los lugares más insospechados. En su novela, Sebald relata una caminata que él mismo hace en la costa de Gran Bretaña, y en 'Trilogía de la guerra' una mujer, muchos años más tarde, está haciendo una caminata justo en frente, al otro lado del Canal de la Mancha, en la costa normanda, de modo que esta mujer nos dice es ella misma es una suerte de espejo, muchos años diferido, de Sebald. De algún modo llegarán a cruzarse.
-
Cunqueiro es el gran inventor del “realismo mágico gallego”. Fabulador nato, provisto de una inventiva al mismo nivel que los grandes narradores latinoamericanos, ha creado toda una tradición de lo “irreal y sin embargo absolutamente verosímil”. Este libro es un perfecta miscelánea de leyendas populares, cuento fantástico y antropologías alternativas. Una forma de importar esa magia ancestral a nuestras urbes -de Vigo a Miami, de Normandía a Montevideo-, ciudades llenas de ladrillos de oro, de sagrados cálices de granito y de vigas de alquitrán.
-
Si existiese esa cosa llamada la “gran novela americana”, para mí sin duda sería Submundo. Coral y antiheroica, particular e histórica, ambiciosa y epifánica, tiene todos los ingredientes para que mientras escribía 'Trilogía de la guerra', que en ciertas partes se desarrolla en los Estados Unidos, ejerciera su influencia como magma de una sociedad que genera las más extrañas mitologías contemporáneas. Cuando en 'Trilogía de la guerra' escribía la parte en la que un anciano nos dice que formó parte de la primera expedición que pisó la luna pero que no aparece en ninguna foto porque él era quien hacía las fotos, las subterráneas mitologías americanas de Submundo estaban presentes.
-
La capacidad de los tebeos para cambiarte la vida en tu infancia, es decir, a esa edad en la que un libro todavía puede cambiarte la vida -cuando somos adultos no hacemos sino redundar en esos mismos temas de infancia-, no tiene límites. Mientras escribía la historia en la que una mujer recorre Normandía a pie, estaba presente la poderosísima idea que aparece en el tebeo de Uderzo y Goscinny: los normandos a nada ni a nadie temen salvo a una cosa, que el cielo se desplome sobre sus cabezas.
-
Ensayo histórico que abre la vía a la narración de los hechos de un modo alternativo: no contar el pasado linealmente sino en red, teniendo en cuenta la complejidad de todas las capas económicas, sociales, políticas y domésticas que se dan en sociedad. Pionero en esta clase de historiografía, De Landa traslada las teorías de los sistemas complejos y de los sistemas que se autoorganizan al ámbito de las inesperadas bifurcaciones y resonancias que cualquier detalle local y doméstico puede generar en lo global. Como la novela misma.
-
He dejado para el final este poemario, que tiene una presencia capital en 'Trilogía de la guerra'. Mi relación con este libro siempre había sido conflictiva hasta que lo interpreté como una colección de versos que me sugieren caminatas, pérdidas y derivas por la ciudad de Nueva York. Como por ejemplo la idea de que Lorca, en el poema 'La Aurora', si en vez de escribir “Cuatro columnas de cieno” hubiera escrito “Dos columnas de cieno”, hubiera predicho justamente el 11-S.
- Ver más contenido