Libros que abren mundos enteros dentro de nuestra habitación, por David Foenkinos

A David Foenkinos le gusta poner a sus personajes a prueba. El escritor francés, convertido desde hace tiempo en uno de los más populares y seguidos del país vecino, suele hacer pasar a sus protagonistas, habitualmente femeninas, por algunas de esas vivencias que cambian a una persona. Si en Charlotte nos presentaba a una pintora judía que se refugia en Francia huyendo del nazismo, y en La delicadeza nos hacía partícipes de cómo una mujer felizmente casada hacía frente a la inesperada muerte de su marida, en Dos hermanas, su última novela, el desencadenante es menos dramático, pero no por ello crucial: una ruptura sentimental.
“Sin duda los sufrimientos nos cambian profundamente, y creo que una ruptura amorosa radical es como una muerte”, explica Foenkinos desde su confinamiento en Francia. Mathilde, la protagonista, “vive el abandono del hombre al que ama como una sentencia de muerte”. Pero lejos de ser una obra sobre el desamor, aunque también, Dos hermanas es una novela sobre los cambios y cómo nos afectan, dejando aflorar los aspectos más oscuros de nuestra personalidad. “Para Mathilde”, aclara Foenkinos, “la única forma de sobrevivir es cambiar de personalidad. Ese era mi acicate: a través del sufrimiento, Mathilde se va a ir convirtiendo en una mujer diferente, cada vez más inquietante”.

En apenas 160 páginas, Foenkinos nos embarca en la evolución psicológica de Mathilde, que se refugia en casa de su hermana, y de las relaciones que se establecen entre ellas dos y el marido de la segunda, Frédéric, y la hija de ambos, Lili. “Mathilde considera que la vida es terriblemente injusta con ella”, añade el autor. “Desarrolla nuevas emociones como celos y odio. El sufrimiento nos arrastra hacia nuestro lado más oscuro, ese lado oscuro que todos tenemos. Al final, el destino es quien decide nuestra personalidad”.
Este desarrollo encierra, además de un recorrido sentimental y psicológico, una trama que le acerca al thriller. “Mi objetivo era exactamente ese: he escrito esta novela como un thriller sentimental”, sostiene Foenkinos. “Quiero que el lector se pregunte todo el tiempo hasta dónde va a llegar Mathilde. A pesar de la tragedia, hay cierta complacencia en seguir a un personaje que se atreve con todo y que es cada vez más aterrador”. Un lenguaje que le acerca a otro universo que también ha frecuentado, el del cine.
“Sí, adapté La delicadeza, protagonizada por Audrey Tautou, y quizás eso me lleve a escribir escenas más visuales”, admite. “Pero me gusta la novela por encima de todo porque es el terreno por excelencia de la psicología. Podemos llegar muy lejos dentro del alma de Mathilde”.
Para terminar, y como es habitual, quisimos que Foenkinos nos recomendase algunos libros que han sido importantes para su formación. “Estos momentos son muy duros, pero quiero ser positivo”, cuenta. “Creo que después de esto cambiará nuestra manera de mirar las cosas sencillas de la vida. Nos centraremos más en lo esencial y en la belleza”. Por ejemplo, en la literatura.
Libros que abren mundos enteros dentro de nuestra habitación, por David Foenkinos
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En estos tiempos de confinamiento nos planteamos cuestiones existenciales. Por eso quizás, pienso en “Elegía” de Philip Roth... No estoy seguro de que sea mi libro favorito, pero es sin duda un libro que me impresionó profundamente. Está en la línea de las novelas más íntimas y personales del autor estadounidense. Me fascina su concisión: Roth cuenta toda la vida de un hombre en 150 páginas. La novela empieza con un funeral, termina con otro, y no falta nada: enfermedad, vejez, sexualidad, vida en pareja, relación con los hijos, búsqueda de la felicidad. El cuerpo ejerce su dominio absoluto y nuestra sumisión es total. Por supuesto, también están los arrepentimientos. En el umbral de una vida predominan, más que nunca, los fracasos. Todo esto suena muy deprimente, y probablemente lo es, pero rara vez un libro me ha dejado esa sensación tan honda de vivir una vida con todo lo que tiene de inmenso y trágico.
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Hacia los 18 años me obsesioné con Dostoievski, hasta el punto de irme a Rusia e intentar aprender ruso. Pocas veces una obra me había provocado esa sensación febril. Es un libro potente, total, incómodo. Un mundo entero dentro de nuestra habitación. Es una lectura imprescindible. En francés tuvo un primer título, "Los poseídos", y es lo que se siente al leer esa larga novela: que estamos poseídos por un espíritu. Por eso hay que leerla, para olvidarnos de todas las parcelaciones de la mente.
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Como la lucidez del desesperado puede iluminarte de esperanza. Lo leí siendo muy joven y es uno de mis libros de cabecera. Frases y aforismos llenos de una belleza desolada y de brillante espanto.
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Recuerdo la novela como un minucioso tratado sobre el mito del amor, desde los inicios de la seducción hasta la degradación absoluto del sentimiento. Un retrato agónico de la tormentosa relación entre el atractivo judío Solal y la aristócrata y bella Ariane; con el trasfondo del ambiente de la Sociedad de Naciones, narrado con un sarcasmo magistral
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Es el libro que siempre le regalo a la gente. Es su autobiografía, y es el libro más maravilloso que he leído. Se lo doy a la gente porque creo que tienen que conocer esa historia. Me gusta acercar a la gente a su universo.
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