Libros que hay que leer al menos una vez en la vida, por Ayanta Barilli
Los favoritos de la autora de 'Un mar violeta oscuro'.
Ayanta Barilli tiene una amplia experiencia como periodista, en radio y prensa escrita, pero recientemente también ha sido conocida por su obra literaria. Un mar violeta oscuro, su primera novela, fue la finalista del Premio Planeta, el mismo que su padre, Frenando Sánchez Dragó, ganó en su día. Entre las obras que han marcado su trayectoria encontramos clásicos de la literatura romántica de terror, como Frankenstein y Drácula, a otro nombre indispensable de la literatura juvenil como Mi familia y otros animales, que le descubrió que se puede llorar de risa leyendo.Stephan Zweig, con su Carta de una desconocida, o Irène Némirovsky con El baile (el libro que le hubiese gustado escribir a Barilli) son otras de sus recomendaciones.
Libros que hay que leer al menos una vez en la vida, por Ayanta Barilli
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Esta serie de libros supusieron para mí la primera de mis obsesiones literarias. Comencé a leerlos con diez años, me enamoré de Sandokan, me hice amiga de Yañez y me convertíen la Perla de Labuan.
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El descubrimiento de que se puede llorar de risa leyendo.
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Lo leí tarde, después de haber visto la película muchas veces. Me sorprendió, me produjo una inquietud muy honda que todavía recuerdo. Es sin duda uno de mis libros favoritos.
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La leí muerta de miedo durante unas noches de verano. Llegó a producirme terror hasta el libro en si mismo, como objeto. Una obra maestra superior a cualquier versión cinematográfica.
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Creo que es el libro que más he regalado. Escrito con humor y amor es una radiografía perfecta sobre las relaciones entre hombres y mujeres.
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Por decir uno de Zweig. En realidad me entusiasman todos los que escribió. Para mí es uno de los autores mejores del siglo XX.
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Una pequeña joya, el libro que me habría gustado escribir.
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Un libro de guerras. Una salvajada. Imprescindible para entender muchas de los horrores que continúan pasando. Tuve que leerlo poco a poco porque era demasiado fuerte paramí. Pero no lo olvido.
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Pertenece a lo que ahora se llamacliteratura egografica o auto-ficción. Lo leí del tirón en un viaje largo de avión. Apasionante. Demoledor.
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Pepitas de calabaza, una pequeña editorial, ha editado esta maravilla. Brillante, culto, mordaz. Los he disfrutado muchísimo y espero próximas entregas de su perezoso autor.
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