Libros para redescubrir nuestro entorno, recomendados por Noemí Sabugal
Hablamos con la autora de 'Laberinto mar', una historia de España contada a través de su relación con sus mares y costas.

Como ya hiciera en Hijos del carbón, la periodista Noemí Sabugal se embarca en Laberinto mar en una historia de nuestro entorno y nuestro pasado inmediato a través de la investigación, el viaje y el diálogo con gente de a pie. Pero si en su libro anterior, el hilo conductor era la minería, el oficio de sus abuelos, esta vez el tema es aún más complejo: nuestra relación con el mar. En su libro, que a falta de una clasificación mejor podemos calificar de periodismo literario, explora la historia oficial y la historia oral contada por pescadores y gente que ha hecho del mar su modo de vida. También de cómo ha inspirado a pintores, poetas y escritores. Y no menos importante, de cómo lo tratamos, los peligros que le acechan y la manera en la que le estamos dando la espalda. Hablamos con ella de ese fascinante viaje y nos recomienda libros para redescubrir nuestro entorno.
Video: entrevista y libros recomendados de Noemí Sabugal

“El mar es infinito. Es un tema, además, enorme, inabarcable”, asume Noemí Sabugal. “Yo creo que hay que partir de ahí, sabiendo que es inabarcable, yo trabajo algunos aspectos sin ánimo de contarlo todo, pero sí con el de aportar mi gota a ese océano de libros que han contado el mar. Nadie en este país es ajeno al mar, o no debería serlo, porque todos tenemos un vínculo con algún mar, aunque solo sea porque sea el mar de todos los veranos, como dice el título de ese libro”.
Como apunta en el libro, España es casi una isla. “Somos un país cuya historia está absolutamente determinada por ser una península”, cuenta. “En mi caso, empiezo el libro hablando de mi mar, el Cantábrico, ese Cantábrico de Gijón, de la playa de San Lorenzo, donde yo iba de niña y sigo yendo ahora. Mi abuelo, que era minero, se jubiló y se fue a vivir allí, a Gijón, como tantos mineros, porque se decía que el aire del mar era bueno para los pulmones de los silicóticos. Yo tengo ese vínculo con el Cantábrico, que es el mar de mis veranos, en el que aprendí a nadar, pero todos tenemos algún mar”.

Pregunta: En Laberinto mar prestas especial atención a los testimonios de pescadores y otros oficios del mar, así como a sus familias. ¿Por qué te parecía tan importante poner el foco sobre ellos?
Respuesta: “A mí me interesa mucho el mundo laboral. Por ejemplo, la minería, que es el mundo del que yo provengo por familia. Mis abuelos los dos fueron mineros. Yo pensaba mucho que, en minería, cuando hay un accidente se dice que nadie se queda abajo. Sin embargo, en el mar no siempre es así, por desgracia. Está muy reciente el caso del Villa de Pitanxo, yo hablo con algunas de las viudas y una huérfana de esos marinos, y es tremenda esta ausencia, este duelo de la ausencia cuando no se recupera un cuerpo”.
El mar es un medio de vida para miles de personas en España. Un medio de vida duro, pero también apasionante, porque a mí me ha parecido apasionante poder ir a una batea, conocer la vida de un pescador de altura, pero tiene esta otra cara en lo laboral. Y después tiene otra cara en la cuestión de la migración, las muertes que se están produciendo en el mar, que son insoportables. También he mirado hacia ahí porque creo que no estamos teniendo unas políticas adecuadas en lo humano, ni a veces en ciertos discursos, que creo que son falaces e interesados. Yo miro ahí también recordando que España fue una nación migrante, y no estoy hablando de hace muchos siglos, sino hace nada, en el siglo XX. Nosotros fuimos migrantes, y migrantes irregulares, sin papeles en la mayoría de los casos. Creo que es importante recordarlo porque el mar tiene una cara que es vida, pero también es muerte".
El mar como fuente de inspiración
Laberinto mar también aborda la manera en que el influjo del Cantábrico o el Mediterráneo nos ha conformado social y culturalmente. “La historia de España está muy determinada por ser un país marino, no solamente por las influencias que nos han llegado a través del comercio marítimo, fenicios, griegos y romanos, hasta los descubridores, palabra un poco en entredicho. Históricamente, eso nos ha conformado en muchísimos aspectos”, narra Sabugal. “Para empezar, tenemos un montón de países que hablan nuestra misma lengua, lo cual es una fortuna y una riqueza, al otro lado del océano. Todo eso pasa al arte, a la literatura, a la pintura”.
“Ahora, quizás pensamos menos en el mar, pero hay escritores y escritoras muy marinos. Manuel Rivas, que es gallego y tiene esa visión del Atlántico y los pescadores en su literatura. Manuel Antonio, por ejemplo, un poeta muy poco recordado excepto en Galicia. Los poemas de Rosalía que hablaban de esos migrantes, de esas viudas de vivos, esas mujeres que sus maridos estaban vivos pero no regresaban. Están los poemas del mar menor de Carmen Conde, mar menor con el que ahora mismo tenemos un gravísimo problema”.
¿Por qué parece entonces que ahora vivimos en gran parte de espaldas al mar?
“Ahora quizá pensamos menos en el mar, pero creo es que porque también tenemos menos relación. El sector de la pesca se está reduciendo muchísimo. Antes era un trabajo que tú veías en todos los puertos y que inspiraba cuadros. Ahora la mayoría son puertos deportivos. Ahora hablamos del turismo, hablamos de la playa, no hablamos del mar. Antes cogíamos barcos para irnos fuera y ahora cogemos aviones. Como ha disminuido nuestra relación directa con el mar como elemento, pensamos menos en él y se hace menos literatura sobre el mar. Por una parte, es lógico, pero creo que tenemos que volver a pensar en el mar de nuevo porque hay nuevos aspectos que están surgiendo: el cambio climático, la situación de los corales, qué tipo de peces tenemos en nuestras costas…”.
“Todos aquellos puertos que ahora son deportivos fueron puertos pesqueros. Todos esos lugares tienen una memoria de la pesca que a veces es muy lejana. Por ejemplo, está el Museo de la Pesca en Palamós. Pensamos en la Costa Brava y pensamos en el turismo, pero no pensamos en la parte de los corales, en la parte de la pesca que hubo, que todavía hay a un nivel muy pequeño. Se pierde cierta cultura marina y marítima. Yo he hablado con gente, ya no solo pescadores, sino marinos, y ellos también sienten que esa cultura marina no está en la memoria de mucha gente. Y efectivamente, el mar se convierte en la costa, en la playa”.
La amenaza a la naturaleza
Hablar del mar en la actualidad es, irremediablemente, hablar de una naturaleza amenazada. “La salud del mar es algo que en el libro ocupa varios capítulos. Ahí hablo con muchos científicos y científicas, que yo creo que son los que deben estar en el centro de este debate. Es muy importante escucharlos. Y en este caso, yo los traigo a la literatura, que es para mí otra vía de comunicación de estas cuestiones”, apunta Sabugal. "El cambio climático está afectando muchísimo a nuestros mares. Está afectando a las rías gallegas, donde hay un problema de producción, por un aumento de la temperatura y por una desalinización del agua con las lluvias torrenciales. Porque cuando hay una DANA, y las DANAs y las lluvias torrenciales son otra cara del cambio climático, se producen problemas a muchos niveles”.
“Tenemos la cuestión de los residuos en las lagunas, por ejemplo en la albufera de Valencia, en el Mar Menor. Los residuos de la agricultura producen todos esos problemas para los peces, para la vida marina. La cuestión de dónde hemos construido. Si nos hemos metido en el terreno del mar, el mar cuando vienen las mareas fuertes del invierno nos lo recuerda.
Se come ese trozo de playa, se come ese trozo de paseo, porque nos hemos metido en su territorio. Y la cuestión de la subida del nivel del mar: hay estudios que están indicando qué zonas podrían quedar inundadas. O las marismas, que es otra parte de España muy delicada. Repensar todo esto nos puede hacer pensar otra vez en España como un lugar marino, como un lugar en el que la costa no es tanto pesca, pero puede ser naturaleza y muchas cosas más”, concluye.
Libros para redescubrir nuestro entorno, recomendados por Noemí Sabugal
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Es una novela que recoge muchas cosas sobre los corcheros, en concreto del Parque de los Alcornocales, entre Málaga y Cádiz. Pero es una novela también sobre los cuidados, sobre el medio ambiente, sobre el cambio climático, y me interesa mucho también porque recoge el mundo del trabajo, y de ese trabajo tan especial que es el de la seca de la corcha de los Alcornoques.
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Si alguien no ha leído nunca el asturiano, le recomiendo la lectura de este libro en el cual el elemento natural son la memoria y el tiempo. Es una lectura muy hermosa que se puede hacer de forma bilingüe pero que yo creo que además nos habla de la pujanza literaria del asturiano.
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Un cómic que está siendo muy exitoso con merecimiento y que nos recuerda todo lo que todavía nos queda por hacer con la memoria democrática de este país, la guerra civil y tanta gente que acabó de forma indigna en fosas.