Libros sobre familias más conflictivas que la tuya

La Navidad es esa época en la que nos reencontramos con la familia, con todo lo bueno y lo malo que eso conlleva. Las comidas y cenas familiares pueden convertirse en momentos de armonía y calidez, pero también afloran las rencillas, las discusiones y las cuentas pendientes. Es en esos momentos cuando es conveniente tomar distancia, respirar hondo y pensar que, después de todo, quizás esa enconado debate político quizás no sea lo peor que nos podría ocurrir entre los aperitivos y el primer plato.
La literatura ha explorado las relaciones entre miembros de una misma estirpe prácticamente desde sus comienzos. Una institución tan antigua como el propio ser humano ha sido reflejada, analizada y explorada desde múltiples ángulos, pero es quizás a partir del siglo XX cuando nos encontramos con obras que son más criticas con el concepto de familia, o que se atreven a ofrecer una visión muy poco complaciente de ella. La casa de Bernarda Alba es un clásico de nuestra literatura que ahonda, además de en otros temas, en las relaciones de poder y sumisión que se establecen dentro del entorno familiar. De la misma forma, otros títulos inmortales de nuestra literatura como La familia de Pascual Duarte o Nada también nos ofrecen visiones nada complacientes y críticas del tejido emocional que se forma entre aquellos que comparten lazos familiares.
Las llamadas familias disfuncionales han inspirado buena parte de la ficción recientes, muchas veces desde el prisma de la propia experiencia. Mary Karr nos presentó, con una mezcla de cariño y crítica, a unos personajes que distaban mucho de representar el ideal de núcleo familiar en El club de los mentirosos. En La hija de la amante, el motor es la búsqueda de los padres biológicos de su autora, A. M. Homes, lo que nos lleva al momento en el que se desvelan las miserias humanas.
En territorios tabúes se adentra Tenemos que hablar de Kevin, sobre los sentimientos de una madre hacia su hijo cuando no corresponden con lo socialmente aceptado. La de Las correcciones, de Jonathan Franzen, representa de manera fidedigna las separaciones existentes en muchas familias actuales, que apenas tienen tiempo (y ganas) para reunirse por Navidad. En otros casos, como en Lluvia fina, es otra celebración, un cumpleaños, lo que sirve de excusa para reunir a unos familiares desperdigados, y también el origen de que las rencillas afloren de nuevo. Por último, Santiago Lorenzo nos cuenta en Los huerfanitos, con humor y ternura, lo que sucede cuando tres hermanos sin apenas nada en común tienen que unirse para reflotar el negocio que su padre les deja en herencia: un teatro.
Libros sobre familias más conflictivas que la tuya
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La casa de Bernarda Alba no sé si es de lo primero que leí de Federico, pero sí como futura actriz, cuando tenía 14-15 años. Esa mezcla de lenguaje poético y teatral de esas mujeres encerradas en esa España tan negra. Siempre deseé interpretar a Adela, aunque ahora estaría más cerca de la Bernarda. Fue un sueño que no llegué a cumplir, pero espero que en algún momento pueda interpretar a alguno de los personajes, porque creo que es una de las obras maestras de nuestro teatro.
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Camilo José Cela dedicó esta, su primera novela, a sus enemigos. Esta extraña dedicatoria nos advierte desde un primer momento del terreno en el que el lector está a punto de adentrarse: la historia de un hombre condenado a muerte que no se considera malo, sino forzado por las circunstancias a comportarse de forma reprobable. En sus páginas Pascual Duarte nos habla de cómo se ha desarrollado su periplo vital hasta el crimen que le lleva al fin de sus días. En manos del lector queda en qué grado se le puede condenar… o entender.
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Es una de las mejores novelas españolas del siglo XX. También es, a su manera, una historia de extraterrestres: la de una chica que llega a Barcelona en la posguerra para instalarse en la casa de su familia, llena de marcianos.
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Las peripatéticas desventuras sureñas de dos hermanas, un padre noblote y una madre bohemia al borde del brote psicótico. Me ayudó a contar el desvarío materno y la angustia infantil de la sección de 'Antes del huracán' que transcurre en 1982 sin histrionismos ni autocompasión ni cursiladas. Frase limpia. Ni juicio ni opinión del autor. Entiendes a la madre, incluso cuando está a punto de apuñalar a Mary.
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Es una novela interesantísima sobre las relaciones familiares, que es un tema que por obvias razones me interesa y creo que a muchas personas.
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Landero, con su habitual maestría, nos sumerge en un retrato de famila en donde no todo es lo que parece y por donde transitan los rencores no resueltos que van actuando como la llovizna que todo lo empapa.
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