Libros sobre la pérdida que nos hablan a corazón abierto

Es un momento inevitable en cualquier vida, pero nada nos prepara para ello. La pérdida de un ser querido, ya sea un padre, una madre o una pareja, es el acontecimiento capaz de cortar una vida en dos. También, el momento en el que aflora un arte puro y sanador. Numerosos escritores y escritoras han afrontado ese duelo a través de la escritura. En el camino, nos dejaron obras profundas, bellas y dolorosas. Son libros sobre la pérdida que nos hablan a corazón abierto.
Libros desgarradores sobre la pérdida
El final del amor siempre es duro, pero lo es más cuando la vida nos lo arrebata por completo. La literatura siempre ha tenido un lugar especial para reflejar la pérdida de la pareja, del amante, y ha dado obras que son puro corazón abierto en canal. La muerte de su esposa marca irremediablemente Niveles de vida, de Julian Barnes, una obra concisa pero honda. La pérdida de la pareja marca otro clásico reciente de la literatura anglosajona. En El año del pensamiento mágico, de Joan Didion, complementado por otra pérdida en Noches azules, es una obra clave del recuerdo y cómo sobrevivir cuando tu compañero de vida ya no está presente.

Lo leí precisamente leí poco antes de la muerte de Sara. Está compuesto de tres partes, conectadas pero distintas. En la tercera parte cuenta la muerte de su mujer, que murió exactamente de lo mismo que Sara, solo que ella en un mes y Sara estuvo sufriendo nueve. En esa parte cuenta lo que él siente, no habla de ella sino de su duelo. Si alguien quiere leer algo sobre el duelo pero escrito por un escritor mucho mejor que yo, tiene aquí este libro que es, como casi todos los suyos, excelente.

Coincide que en los últimos años se han publicado algunos libros excepcionales que tienen el dolor por la pérdida del ser querido como contenido protagonista. El de Didion, centrado en el fallecimiento repentino de su pareja, me lo regaló mi madre y es un libro maravilloso, igual que lo son en la misma línea pero centrados en la muerte del padre Tiempo de vida, de Marcos Giralt Torrente, y El olvido que seremos, de Héctor Abad Faciolince
Hay múltiples maneras de afrontar la pérdida del ser amado. Está el recuerdo, como hizo Fernando Savater en La peor parte, marcado por la pena y la tristeza. También la reflexión y la búsqueda de historias similares, como refleja Rosa Montero en La ridícula idea de no volver a verte. También la poesía sirve, por supuesto, para reflejar ese duelo, como en los poemas que Luis García Montero dedica a Almudena Grandes en Un año y tres meses.

Conozco a Rosa y conocí a Pablo. La grandiosa idea de ir contando la vida de las dos parejas y especialmente de las dos mujeres (Montero/Curie) a la par me pareció fascinante.

Libros a corazón abierto sobre la muerte
Si la pérdida de la pareja es dura, la de un hijo o hija resulta directamente antinatural, incomprensible. En Mortal y rosa, Francisco Umbral usa el lirismo para reflejar ese dolor, en una obra fundamental de la literatura española. Años más tarde, y desde otra perspectiva, Sergio del Molino expresó en La hora violeta ese dolor al que no se le puede encontrar sentido, Otra obra sobre la vida después de un dolor inimaginable nos llegó con Piedad Bonnett y su Lo que no tiene nombre.

Dicen que lo escribió totalmente borracho y drogado debido a, entre otras cosas, la muerte de su hijo. Yo no me creo ésta teoría. Está escrito de una manera tan perfecta y delicada que sería imposible escribir algo tan bueno bajo ese efecto por mucho que digan. Es de lo mejor que he leído en los últimos años. Además motiva a la escritura.

Es una hermosa carta de amor, el dolor ante la muerte de un hijo. Un hijo se marcha y su marcha queda convertida en un libro que nos cautiva y nos acongoja.

El dolor impregna cada una de estas páginas, el dolor de una madre que no sabe cómo explicar con palabras qué es lo que le pasó a su hijo, por qué él, joven, guapo y artista, de repente sufre una enfermedad mental. La madre que busca respuestas de forma compulsiva en los libros. La madre que busca respuestas a lo que no tiene nombre: el suicidio de un hijo.El hijo de Piedad Bonett, Dani, saltó por la ventana del edificio neoyorquino en el que vivía el 14 de mayo de 2011, a los veintiocho años, diez meses después de su llegada a la ciudad de los rascacielos para estudiar un posgrado en la Universidad de Columbia. La escritora colombiana escribe aquí una carta de amor al hijo que ya no está. Un libro triste, demoledor y hermoso. Un libro que rompe con el tabú que rodea a la palabra suicidio.