Libros de thriller que hielan la sangre, recomendados por Nicolas Feuz
El autor suizo, uno de los más respetados de la novela criminal en su país, debuta en español con 'El filatelista.

El suizo Nicolas Feuz ha conseguido el sueño de todo autor de novela criminal: tener acceso directo a escenas del crimen, análisis psicológicos de asesinos y un conocimiento exhaustivo de los procedimientos legales. Son los beneficios de compaginar su labor como escritor, con 17 novelas ya publicadas en su país, con su oficio principal, el de fiscal del cantón de Neuchâtel.
Apadrinado por Joël Dicker, que le señala como uno de los mejores autores de su país, Feuz se estrena en España con El filatelista, un thriller con un asesino en serie que envía paquetes sanguinolentos y protagonizada por Ana Bartomeu, una inspectora de policía que abandona a su marido tras enamorarse de una compañera de trabajo. Hablamos con él de los vericuetos del género criminal y nos recomienda libros de thriller que hielan la sangre.
Video: entrevista y libros recomendados de Nicolas Feuz

Cuenta Nicolas Feuz que en sus novelas el por qué es tan importante como el qué o el cómo. Es decir, que los crímenes que relata tienen que tener un origen, no ser simplemente representaciones abstractas del mal. “Creo que es importante explicar por qué una persona puede acabar cometiendo un delito extremadamente grave”, cuenta. “Es cierto que, por mi trabajo como fiscal desde hace 26 años, estoy en contacto con peritos psiquiátricos en casos que pueden ser muy graves, como los de asesinato, en los que hay un análisis psiquiátrico obligatorio. En los casos que implican actos sexuales, por ejemplo en niños, el análisis psiquiátrico es obligatorio para tratar de entender cómo una persona puede llegar a cometer tales actos y de dónde viene esta pulsión. Podemos buscarlo en la infancia, en la adolescencia, en una trayectoria vital caótica, incluso a veces en la edad adulta. Y creo que es importante que eso aparezca en un libro, que se expliquen los orígenes del mal”.

En el caso de El filatelista, Feuz se ha fijado en lo que puede llevar a alguien a convertirse en un macabro asesino. “He trabajado mucho sobre el desarrollo de la infancia, los traumas que sufrió en su niñez, en forma de acoso en particular. Y luego la gestión de una separación, o la imposibilidad de gestionar una separación en última instancia, la imposibilidad de gestionar su frustración”, enumera.
Feuz también cuida otros detalles de la historia, desde la descripción de los lugares hasta el propio trabajo de los investigadores. “Como fiscal, tengo una ventaja sobre otros escritores, porque trabajo todos los días con la policía judicial, la gendarmería, con la policía científica, con la medicina forense”, explica. “También voy a las escenas de los crímenes, a veces a las 3 de la mañana o los domingos. Así que también tengo esta visión, no sólo de las técnicas o métodos de investigación, sino también de la atmósfera que puede haber en una escena del crimen, las conversaciones que pueden tener lugar entre los investigadores, y también enfrentarse con el dolor de los supervivientes, de la familia de una víctima. Creo que todo esto me permite describir las cosas con mucha precisión”.
Desmontar tópicos del thriller
Esa visión tan cercana a los hechos reales también hace que Nicolas Feuz se aleje de algunos clichés del género. “Cada año, doy cursos de procedimiento penal a los nuevos agentes de policía, y en 23 años he visto la evolución de estos nuevos agentes de policía”, cuenta. “Hace 23 años, tenía frente a mí en la clase 28 hombres y 2 mujeres. Hoy, tengo 15 hombres y 15 mujeres. Incluso el año pasado, tenía más mujeres que hombres. Así ha sido la evolución que he visto a lo largo de más de 20 años, y por eso también quería tener como personaje a una mujer policía, a una inspectora que dirigiera la investigación”.
Por esa razón ha escogido a una mujer para dar forma a su investigadora, Ana Romeu, una policía que, aunque no responde a los tópicos - “quería evitar caricaturas como la del policía alcohólico, porque eso se ve una y otra vez en las novelas policíacas”, señala- también carga con sus demonios, como los de una relación rota con sus hijos al dejar al padre de la familia por una mujer. “Cualquier persona en la vida, policía o no, tiene defectos. En este caso, me inspiré para Ana en una situación de una pareja de amigos que se estaban separando. Cuando un hombre está separado de sus hijos, ya es difícil, pero creo que cuando una madre está separada de sus hijos es aún más difícil”, señala.
El filatelista es, por último, una de esas novelas que gustará a los amantes del plot twist, una suerte de la que Feuz confiesa profesar. “En todas mis novelas policíacas he trabajado en el giro o giros finales, porque puede haber varios. Es algo que me apasiona cuando veo una película o leo un libro, me gusta que me sorprendan al final”, concluye.
Libros de thriller que hielan la sangre, recomendados por Nicolas Feuz
-
Me gusta mucho Olivier Norek. Hay que decir que Olivier Norek es un antiguo policía parisino, y un policía muy humano, y eso se nota en sus libros. Sus libros son menos recreativos que los míos, tienen los pies en la tierra, son muy realistas. Yo diría que casi más que los míos.
-
Me gusta mucho Bernard Minier, y sé que ha sido traducido al español. Me gustó especialmente su primer libro, 'Bajo el hielo', que es un libro ambientado en los Pirineos. Bernard Minier es básicamente un funcionario de aduanas, por lo que fue destinado a las aduanas entre Francia y España. Y este libro transcurre en esta región, en los Pirineos, así que también tiene un ambiente como suizo. Me gusta mucho la atmósfera de las montañas y la nieve.
-
Mattias Koping es profesor en la vida cotidiana con alumnos que son preadolescentes de 14 o 15 años, y escribe horrores el filatelista es extremadamente blando al lado de 'El artesano'. Pero escribe horrores que tampoco son violencia gratuita. Para mi la violencia siempre tiene que estar justificada de alguna manera. Y 'El artesano' es una trama que se desarrolla sobre todo en el mundo de la antigua Yugoslavia. Es horrible, es atroz, pero me encanta.