Los libros de memorias más polémicos de la historia

Era uno de los libros más esperados del año, y uno de los que más polémica estaba generando incluso antes de su aparición, pero la decisión de la editorial Hachette de no publicar finalmente las memorias de Woody Allen ha provocado que la atención mediática se centre aún más en lo que puede contar o no el cineasta en un título que sí verá la luz en España, concretamente el próximo siete de abril.
El de Allen es uno de esos contados libros autobiográficos que, por lo que ya sabemos, sospechamos o pensamos de un personaje público, se convierten en una suerte de examen, sometidos al escrutinio de todos los puntos de vista dispuestos a analizar cada acontecimiento narrado en ellos, tanto para validarlo como para dudar de su veracidad. Razones no faltan para la sospecha: el género memorialístico ha sido muy a menudo utilizado por nombres conocidos como lavado de imagen, ajuste de cuentas o ambas cosas. Más allá de su calidad literaria, son libros rodeados por la polémica.
Un caso similar al de Allen, salpicado por escándalos de abusos sexuales, lo encontramos en Roman Polanski, con la diferencia de que el cineasta de origen polaco sí fue juzgado en EE UU por la violación de una menor. En sus Memorias, el autor de La semilla del diablo hace recuento de sus vivencias, incluidos los episodios más escabrosos, siempre, como es obvio, desde su propia perspectiva. Otro tipo de escándalos sexuales fueron los que convirtieron a Yo, Christiane F. en una obra tan conocida como discutida. El relato de una adolescente que se adentra en un mundo de drogas y prostitución en la Alemania de finales de los 70.
La política, o la participación de algunas personalidades en determinados momentos históricos, también ha sido el origen de algunos libros de memorias que han despertado tanto interés como rechazo. Albert Speer, arquitecto de cabecera del III Reich y ministro de Armamento y Guerra de Hitler, publicó unas memorias escritas desde prisión que, más allá de la repulsa que provocan sus acciones, es un valiosos testimonio de una época que no debería volver a repetirse. Otra personalidad controvertida que colaboró con el régimen nazi fue la cineasta Leni Riefenstah, quien decidió dar su visión de los hechos en su propio libro.
Distinto, pero no exento de polémicas, es el caso de Henry Kissinger. Como asesor de los presidentes Nixon y Ford y Secretario de Estado de EE UU, tuvo incidencia en algunos de los acontecimientos que tuvieron una mayor repercusión en su país (y, por extensión, en todo el mundo) en la década de 1970. En sus extensas memorias pasa revista a esa época, desde una perspectiva que sigue siendo cuestionada hoy en día.
Las memorias de escritores tampoco se escapan a las miradas sospechosas, especialmente en los casos en los que sus autores deciden contar sin tapujos episodios de su vida o de las de otros. Por el tono severo consigo mismo y con sus coetáneos, Autorretrato sin retoques, de Jesús Pardo ha quedado como una obra de referencia del género, componiendo un fresco nada complaciente de la España previa a la Guerra Civil, el exilio y su posterior regreso a España después de la muerte de Franco.
Por motivos muy distintos, En mil pedazos de James Fray se convirtió en un éxito editorial. En él, el autor relata en primera persona su adicción a las drogas y el alcohol, acontecimientos que más tarde se probaron que había sido exagerados o inventados, hasta tal punto que su editorial estadounidense decidió devolver el dinero a los compradores del libro que se hubiesen sentido engañados. En el caso de Eduard Limónov, lo que divide a los lectores es su posicionamiento, acompañado de una personalidad poco tendente a la autocrítica. Denostado por muchos, sus peripecias vitales, reflejadas en títulos como El libro de las aguas, son tan fascinantes como repulsiva puede parecer su actitud y su personalidad.
Los libros de memorias más polémicos de la historia
-
-
Lo tenían mis tíos en una edición de Círculo de los Lectores en la que salía un primer plano de Christiane en portada. Y cuando hubo oportunidad de probar la heroína, “es sólo una vez y ya está, la vida es experiencia”, no pensaba en la devastación de mi alrededor: me venía a la cabeza el libro y ya.
-
Larraz fue ministro de Hacienda en el primer gobierno nombrado tras la Guerra Civil. Su testimonio sobre la incompetencia de sus compañeros de gabinete es impagable.
-
-
-
Es un diario desgarrador del escritor en un centro de desintoxicación sin puntuaciones, como un poema vomitado desde las tripas de una honestidad que te desarma. Todo Verdad.
-
-
Tengo un conflicto con este escritor. Me cae muy mal. Le salva que no disimula. Es machista, egocéntrico, engreído… una persona deleznable, pero escribe muy bien. Es el debate de si los artistas buenos deben ser buenas personas o no. Cuando coincide que conoces a alguien que admiras y te cae bien y representa los valores en que crees, pues es maravilloso. Pero en el caso de Limónov es todo lo contrario. Lo conocí por la novela de Carrère. Leí todo lo que se había publicado en España y ahora este libro en el que va contando su vida, recuerdos y los vincula a las distintas aguas: los ríos, los mares que ha conocido, las fuentes… y sus experiencias en la guerra, que es lo que más le gusta contar. Creo que él farda, que se inventa cosas, una obviedad porque si se dedica a la ficción se inventa muchas cosas. Siempre se deja bien, como una persona valiente, sin miedo, que va a Serbia, con botas militares… El estilo es maravilloso, él es insoportable, pero lo aconsejo. Y la edición es muy bonita.
- Ver más contenido