Los personajes más icónicos de la historia de la literatura

Cuentan que Gabriel García Márquez explicaba que los personajes más famosos de la historia de la literatura son aquellos que conocen incluso quienes no han leído los libros. En efecto, hay creaciones literarias que trascienden a sus propias obras y se instalan en la cultura popular. Siguiendo ese criterio, hoy repasamos los personajes más icónicos de la historia de la literatura.
Personajes clásicos de la literatura
Es una de las obras universales más leídas, pero incluso quienes no han pasado nunca sus páginas saben quién es Don Quijote. Símbolo universal de la fantasía contrapuesta a la realidad, de las causas perdidas y la búsqueda del honor, el personaje de Cervantes es un arquetipo cultural en sí mismo. De la misma forma, el amor imposible y trágico ha quedado encapsulado para la posteridad por Romeo y Julieta. La obra de Shakespeare, que ha visto infinidad de adaptaciones, es el símbolo de la injusticia social por encima de los sentimientos.

El que pueda leerlo en su edición original sin notas, mejor. Y si no, en cualquier traducción. Borges prefería en inglés, porque fue la que leyó de niño, y lo entendió en ella. Ahora contamos con una en castellano actual.

Los personajes femeninos de Shakespeare son los más pobres, en el sentido que casi toda su obra está basada en personajes masculinos, pero también mostraba la situación de la mujer. Creo que su único personaje femenino libre es Julieta, que a mí es la que me apasionó, y lo hice en la escuela de interpretación. Luego con el tiempo hice Ofelia, y luego te das cuenta de que es un personaje que acaba como acaba porque quiere ser y no puede.
Otro tipo de injusticias han hecho a Jean Valjean uno de los personajes icónicos de la literatura. El protagonista de Los miserables, otra obra adaptadísima a otros formatos, supone el triunfo de la bondad y la honradez por encima de la crueldad de los estamentos de poder. En el lado opuesto, el Ignatius Reilly de La conjura de los necios ha pasado a la historia como todo aquello que nos repele en la vida, y un antihéroe no exento de humor.

Del mismo modo que a Yo, Claudio la coloco como una de las novelas más completas jamás escritas. Los miserables quizás tenga una dimensión aun mayor en cuanto a trascendencia por la profundidad con la que trata los grandes temas humanos y que hacen que leerla suponga una bofetada sentimental constante y deje un poso eterno. La figura de Jean Valjean fue uno de mis primeros pensamientos como fuente al plantearme escribir sobre el que acabó siendo un perdedor.

Lo que más me gusta de este libro es la forma en la que su protagonista se desenvuelve en la contradicción en la que tiene que vivir ahogando su moral, sus convicciones y todo aquello en lo que ha creído siempre. Salvando las distancias y aquello en lo que el personaje concretamente cree, ¿quién no se ha visto en una situación así?
Personajes de fantasía que son iconos
El mundo de la fantasía ha creado personajes que han traspasado las barreras de la literatura para convertirse en mitos. En el mundo del terror, especialmente. Con Frankenstein, Mary Shelley creó un mito que cuestiona los límites de lo humano y lo inhumano que hay en todos nosotros. El Drácula de Bram Stoker, por su lado, no solo se convirtió en icono sino que inició toda una saga de personajes vampíricos. La Alicia de Lewis Carroll es otra creación que ha trascendido a lo literario, y que conocen incluso los que no han leído la obra que la vio nacer.

El concepto moderno del HORROR no se comprendería sin esta novela, precursora y adelantada a su tiempo. La humanización del monstruo. La demonización de los adelantos de la ciencia. El peligro de creerse Dios.

Por la búsqueda del amor eterno.

Un clásico muy psicodélico. Me encantan sus personajes. El conejo, el gato, la reina, la morsa...
Por último, nos detenemos en dos personajes muy distintos entre sí y que han conquistado la cultura popular. Sherlock Holmes es el arquetipo de investigador genial y torturado que hemos visto repetido en innumerables productos de entretenimiento. La bondad, la pureza y la búsqueda de la amistad de El principito se ha convertido, marketing mediante, en icono pop.


Un mensaje mucho más real de lo que creen. Un legado para no perder el Alma de Niño, que es la única salvación.