Los personajes más repulsivos de la historia de la Literatura

Hay personajes literarios que nos dejan marcados, que nos conquistan por su humanidad, su bondad, su profundidad psicológica o por los conflictos internos que viven. Pero también hay otras creaciones de ficción que se instalan en el recuerdo por mostrar los aspectos más negativos de la condición humana, hombres y mujeres que representan la decrepitud moral, la codicia, la misantropía o la maldad más abyecta. Son personajes repulsivos que, precisamente gracias a serlo, se han ganado un lugar en el panteón de la literatura.
Quizás uno de los personajes que mejor representan todos estos males en la literatura clásica es el señor Scrooge, el protagonista de Cuento de Navidad de Charles Dickens, un personaje avaricioso, amargado y que no conoce la empatía que, no obstante, es capaz de redimirse a través de esta fábula navideña, adaptada en innumerables ocasiones al cine y la televisión. Reflejo grotesco y pueril de muchos de nuestros males es el Ignatius Reilly, la prueba de que un personaje profundamente desagradable no solo puede llegar a causar empatía sino que, además, consigue hacernos reír a través de explorar nuestras debilidades y defectos.
Hay una fina línea que separa la fascinación por un personaje literario y el horror ante sus acciones. El Humbert Humbert de Lolita es uno de esos casos, una persona compleja y atormentada que, en último término, representa una de las actitudes más repugnantes que podamos imaginar. Algo parecido sucede con personajes que traspasan la moralidad, cometiendo crímenes terroríficos que llegan a lo inhumano. Hannibal Lecter es un ejemplo de ese lado oscuro de la mente que, al mismo tiempo, nos produce una curiosidad morbosa. Otros, en cambio, nos despiertan la más profunda antipatía, como la Annie Wilkes de Misery, esa enfermera que somete a su escritor favorito y le obliga a seguir sus designios, o el capitalismo llevado a su máxima expresión asesina, el Patrick Bateman de American Psycho.
Sin llegar a ser tan perversos, hay personajes que nos llaman la atención en una novela, incluso pueden llegar a ser divertidos, pero que si fuesen de carne y hueso no querríamos estar cerca de ellos ni por asomo. Es el caso de Alexander Portnoy de El lamento de Portnoy, agudo e ingenioso, pero también neurótico, siniestro y antisocial. O, desde otra perspectiva, el Begbie de Trainspotting, alcohólico, violento e iracundo incluso con sus propios amigos.
Otros no llegan a ser ni siquiera simpáticos desde la lejanía, como el protagonista de Asfixia, de Chuck Palahniuk, estudiante de medicina frustrado y adicto al sexo que finge atragantarse en restaurantes para dejarse salvar por algún alma cándida e inspirarle la suficiente pena como para que le deje dinero. Pero quizás uno de los que más repulsión nos causan, por basarse en un caso real, es el Jean-Claude Romand de El adversario, novela en la que Emmanuel Carrère se introdujo en la mente de un hombre que llevó la mentira tan lejos que llegó a matar a sus seres queridos para mantenerla.
Los personajes más repulsivos de la historia de la Literatura
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Lo que más me gusta de este libro es la forma en la que su protagonista se desenvuelve en la contradicción en la que tiene que vivir ahogando su moral, sus convicciones y todo aquello en lo que ha creído siempre. Salvando las distancias y aquello en lo que el personaje concretamente cree, ¿quién no se ha visto en una situación así?
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Es un libro que siempre me resultó fascinante. Dentro de lo crudo de la historia, consigue desdibujar en ocasiones la linea que separa la repulsa y la pena por su protagonista. Una historia conmovedora.
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El libro que nos presentó a Hannibal Lecter, el villano más escalofriante de toda la ficción. Leí ese libro y pensé: ‘Ojalá lo hubiese escrito yo’. Es probablemente el thriller más impactante del siglo XX. Un libro maravilloso.
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Me parece uno de sus mejores libros, si no el mejor. Consigue transmitir una tensión y un drama que no encuentro en ningún otro libro. Recuerdo leí en una época en la que yo quería convertirme en escritor, y el protagonista es un escritor de éxito, y me planteaba si a mí me podía pasar algo igual. Creo que los libros te tienen que te hagan plantearte cómo sería si te pasase algo como lo que cuentan.
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Un canto a la borrachera acompañada de drogas, rock and roll y hasta fútbol. Si alguien quiere entender por qué los jóvenes ochenteros concebían esta mezcla de elementos como algo indispensable, como forma de diversión y como vía de escape al fracaso, ésta es su novela. Pero también lo es si quiere comprobar el peaje que dicha diversión te cobra.
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Este libro es una noche de sábado de las que empiezan bien y terminan mejor. Aún hoy tengo sus personajes en la mente. Papá y mamá me fascinan, quiero que sean míos, que me hagan judía, que abusen de la transparencia que llevo en la mirada, como hicieron con Alexander Portnoy.
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Relato basado en hechos reales. Escalofriante historia de una gran mentira con asesinatos de por medio. En vez de ver los programas de asesinatos basados en hechos reales te lees este librito y alucinarás.
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