Manuel Rivas recomienda libros que conmueven y te zarandean
Hablamos con el nuevo Premio Nacional de Narrativa sobre su reciente novela, Detrás del cielo'.

Tan solo unos días antes de anunciarse que Manuel Rivas era el nuevo Premio Nacional de las Letras, el escritor gallego estaba en Madrid presentando su regreso a la novela. Casi diez años después de El último día de Terranova, en Detrás del cielo aparecen algunos de los temas clásicos del autor de ¿Qué me quieres, amor?: la relación del hombre con la naturaleza, la pérdida de las raíces con nuestro entorno y el punto de no retorno que parece estar alcanzando el ser humano. Pero, esta vez, lo hace con un tono más oscuro, mezclando elementos de novela negra para adentrarse en la parte más brutal del hombre.
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Detrás del cielo viene precedido de la fanfarria promocional que apunta al regreso de Rivas a la novela, pese a que en los últimos tiempos hemos tenido un libro nuevo del gallego casi cada año, entre ensayos, colecciones de relatos y otros textos. “Yo escribo, digamos, campo a través”, explica el autor. “No planifico, no hago un plan quinquenal de lo que voy a hacer, ni a medio ni a largo plazo. Me gusta el andar vagabundo a la hora de escribir. De vez en cuando empiezo una novela y tomo un desvío y hago otra cosa, y además para mí están muy interrelacionadas”.

En ese sentido, apunta que Detrás del cielo está muy vinculada a otra de sus obras. “Tiene bastante que ver con una obra de poesía que publiqué en 2022 en gallego y después salió el año pasado en castellano. Se titula O que fica fóra, Lo que queda fuera. Y la novela está interrelacionada con esas inquietudes que aparecían ahí. Gira alrededor de lo que podría ser el síndrome contemporáneo, un miedo. La literatura tiene que ver mucho con los miedos, gran parte de los cuentos tradicionales tienen que ver con el miedo y especialmente con el miedo al abandono, el miedo más humano. Ese libro gira alrededor de ese síndrome, de ese miedo contemporáneo que es el fear of missing out, el miedo a quedarse fuera. Fuera de juego, fuera de foco. Y este es un libro detrás del cielo, la novela, también están presentes muchos miedos”.
Miedos y violencia en 'Detrás del cielo'
Confiesa Manuel Rivas que, con Detrás del cielo, también se ha enfrentado a sus propios miedos a la hora de escribir. “Cuando afronto una historia, son miedos que comparto con la sociedad, con mucha gente, en un tiempo que vivimos, podríamos decir, en primera línea de riesgo. Pero también es verdad que para escribir, y para escribir Detrás del cielo, hay un proceso también de desprenderse y de luchar contra los miedos. El primer miedo es a las formas despóticas de poder. Al lenguaje también, la violencia del lenguaje y todo eso que está en el arranque de Detrás del cielo, ilustrado con una partida de cazadores que van a pasar un proceso, una trama, que va de una caza de animales a una cacería humana. Ese ejercicio del poder y esa diferencia de clases es una de las cosas que también me interesa mucho de las novelas”.
En esta nueva novela, como ya ha desvelado, hay una presencia inquietante de la violencia, y también del uso de poder que se establece entre distintas clases sociales. “Hay una frase, una idea, que ya me perturbó cuando escribí la novela Los libros arden mal: la historia de la humanidad, la historia del mundo, comenzó con un crimen, con Caín y Abel”, explica. “Procede de un personaje bastante cabrón, un personaje que era el ideólogo jurista del nazismo, Carl Schmitt, muy reivindicado ahora por el neoconservadurismo y por la llamada derecha alternativa, la extrema derecha. Era el teórico de la dialéctica amigo-enemigo, la política como prolongación de la guerra, el decisionismo… Estaba ahí presente esa idea perturbadora y tomó un poco las riendas del libro. El libro está bastante dominado por esa cosmovisión de que todo comienza con un crimen y la excitación, esa pugna, esa lucha que atraviesa la historia en la sociedad y en nuestro interior, la lucha entre la excitación creativa y la excitación destructiva, se trasplanta a lo que se cuenta en Detrás del cielo”.
"Es significativo para mí que la palabra paz estáprácticamente desaparecida"
En la novela, profundiza, asistimos a como “en una comarca donde todo parece al principio apacible, idílico, en medio de la naturaleza bucólica, de repente es como si se desplomara la esfera de la tierra y se desataran todos los conflictos internos y externos”. “Lo que pasa que eso me dio bastante paliza, la idea de comenzar la historia con el crimen y la lucha entre el pesimista y el optimista que uno lleva adentro. El pesimista, el destructor, le dio bastante la paliza al optimista. Pero después pensé que el de Caín y Abel es un cuento. Hay otros cuentos, incluso algún anterior, como que Eva en el Edén va a comer el fruto prohibido y desafía al gran capo, y me dije que por qué no pensar que la historia del mundo comienza con una rebelión”.
Detrás del cielo es también una novela que refleja un tiempo en el que, apunta Rivas, “parece dominar esa excitación destructiva, esa pulsión de la muerte, esa internacional de la brutalidad que también domina el lenguaje. Es significativo para mí que prácticamente la palabra paz está desaparecida. Tanta gente que se dedica en teoría a la diplomacia y dices: ¿qué está pasando con la palabra paz? ¿qué está pasando con otras palabras?”, se pregunta. “Hasta hace poco, el debate que existía era si otro mundo es posible, y ahora podríamos parodiar y decir que lo que se debate es si otro fin del mundo es posible. Podríamos decir que la depredación es una forma de guerra y la maquinaria cada vez es más potente, más poderosa. En cambio, la toma de conciencia va más lenta, va a otro ritmo, mientras que la impaciencia de la codicia es muy acelerada”.
Manuel Rivas recomienda libros que conmueven y te zarandean
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Un libro muy reciente y que algo tiene que ver con Detrás del cielo es Tierra arrasada. Es un ensayo, o un gran tratado, sobre la violencia desde el paleolítico hasta nuestros días. Es de esos libros que te que te tambalea cuando lees, porque es la historia de la guerra a través de los tiempos, pero contiene una reflexión interesante, la visión de la arqueología como compasión, como un trabajo de compasión, de acercamiento a los que sufrieron en otros tiempos.
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Otro libro que es también de pensamiento, sentipensante. Es un libro muy denso, poético, breve, que trata también de nuestro tiempo, de reflexionar sobre ese significado de promesa, en sentido personal y colectivo. Es un buen viaje a la razón poética, a las entrañas de la razón poética.
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Fue publicado originalmente en gallego, y es un libro también que que te conmueve, que te muerde, y de esos libros que ocurren en un tiempo histórico, una cárcel de mujeres hace décadas o hace siglos, pero que puedes leer como un presente recordado. Esa es también la fuerza que tiene la literatura, que traspasa el tiempo. Lo lees como algo que tiene que ver con el mundo que vivimos.
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Un libro al que volví esta temporada estos días porque se puede sentir un escenario de lucha, esa tensión entre lo creativo y lo destructivo, entre Eros y Thanatos. Grossman tuvo muchas dificultades con el estalinismo, y eso es porque quien lo escribió era un revolucionario de verdad y no un autoritario, un déspota disfrazado de revolucionario. A propósito de este libro, él escribió una carta al politburó diciendo ‘conmigo hagan lo que quieran, pero dejen en libertad a mi libro’.