Más que humanos: grandes libros protagonizados por androides
Títulos que se plantean algunos de los grandes dilemas que ahora comienzan a hacerse realidad.

Lo que la ciencia ficción imaginó, el tiempo se está encargando de convertir en realidad. Uno de los grandes temas de la actualidad, que inspira tanta fascinación como temor, es el del desarrollo de una inteligencia artificial que ya es capaz de hacer cosas que antes parecían imposibles. La literatura, en especial la ciencia ficción, nos viene avisando desde hace décadas de lo que una máquina podría llegar a hacer si conseguía replicar ciertas cualidades y habilidades humanas. Hoy seleccionamos algunos grandes libros protagonizados por androides.
Androides, robots y replicantes de la literatura
Dentro de las creaciones literarias españolas que van más allá de lo humano, hay un lugar especial para Bruna Husky, la detective androide creada por Rosa Montero. Con Animales difíciles, la serie de novelas que protagoniza llega a su fin, enfrentándose tanto a su propia condición artificial como a una inteligencia que pone en jaque a la humanidad.

Bruna Husky ha tenido varios referentes, pero quizás el más claro es al que remite el primer volumen de su serie, Lágrimas en la lluvia. La frase de Blade Runner remite, por supuesto, a ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, con la que Philip K. Dick ya nos planteaba muchos de los dilemas sobre los límites entre lo humano y lo artificial. Otros textos fundacionales sobre esos interrogantes son los que Isaac Asimov incluyó en Yo, Robot, cuentos basados en los principios de la ley de la robótica, y todo lo que ello podría implicar en varios futuros posibles.


Libros que nos plantean dilemas éticos
Esas implicaciones profundas para lo que conocemos como humanidad han inspirado no solo a la literatura de género, sino a autores de todo tipo que han afrontado estos cambios en sus obras haciéndose preguntas. Por ejemplo, Kazuo Ishiguro lo hace con Klara y el sol, con una Inteligencia Artificial programada para cuidar niños, que se plantea interrogantes sobre qué nos hace realmente humanos. Por su parte, otro gran autor británico, Ian McEwan, se hace algunas preguntas similares en Máquinas como yo, en esta ocasión a través de un robot de compañía en unos años 80 reimaginados, y el tipo de relaciones que establece con sus dueños.


Qué pasaría si en un futuro en el que solo las máquinas trabajan, los humanoides quieren tener derecho a morir es el tema que trabaja Walter Tevis en Sinsonte, la historia de una inteligencia perfecta y centenaria que quiere poder descansar al fin. Finalmente, un futuro en el que, finalmente, humanos y humanoides coexistan, y en el que se desdibujen sus diferencias es lo que nos propone Olga Ravn en Los empleados. En ella, la autora noruega recoge los testimonios de los trabajadores de una misión espacial, que se preguntan sobre el motivo de su cometido y las condiciones de vida a las que son sometidos, sin que podamos muchas veces saber quiénes son los humanos y quiénes las máquinas.

