Novela negra, emociones y misticismo: Dolores Redondo y sus libros recomendados
La autora vuelve a su territorio del Baztán con 'Las que no duermen Nash", su última novela.

Lo teníamos delante y no éramos capaces de verlo. Las que no duermen NASH, la nueva novela de Dolores Redondo es, en realidad, la segunda parte de un cuarteto de novelas, que no una serie al uso. Si en la Anterior, Esperando al diluvio, se remonta al Bilbao de los 80, en este caso vuelve a un territorio conocido, cercano al valle del Baztán que le hizo célebre con su trilogía protagonizada por Amaia Salazar, pero esta vez con otro personaje femenino al frente. Nash Elizondo es una psicóloga forense y, el caso al que se enfrenta, está inspirado en uno real, que entronca con la que pudo haber sido el último asesinato por brujería de España. Hablamos con ella de novela negra, emociones y misticismo, además de dejarnos sus recomendaciones de libros.
Video: entrevista y libros recomendados de Dolores Redondo

En Las que no duermen NASH, Redondo entrega la segunda novela de un cuarteto que empezó, sin previo aviso, con Antes del diluvio. La conexión entre ambas todavía no es evidente, pero avisa que próximamente sus lectores podrán descubrirla. “La anterior novela tenía lugar en 1983 en Bilbao. Está protagonizada casi exclusivamente por hombres. Las que no duermen, en 2020 en los días previos al confinamiento en Baztán.
He venido a otro territorio desde otra voz narrativa con una mujer como protagonista, con un coro de mujeres arropándola, y en la tercera volveremos a irnos a otro lugar y a otra voz porque es así como lo he concebido”, explica. “Quería que no fuese la típica serie de novelas o, como estamos acostumbrados, que en una trilogía vayan en orden. Prefería también divertirme creándolas, pero sobre todo que no sea más de lo mismo”.
Mi género, al fin y al cabo, es el concepto místico dentro de la novela negra
En esta ocasión, Redondo vuelve a los personajes femeninos con Nash Elizondo, un personaje con una profesión que le permite adentrarse en los dos mundos en los que transita la autora. “Mi género, al fin y al cabo, es el concepto místico dentro de la novela negra”, admite. La elección de una psicólogo forense es también una forma de cambiar de punto de vista. “Para mí, refresca el ambiente de la novela negra, precisamente porque estamos acostumbrados a ese policía, detective, o alguien siempre cercano a la judicatura”, explica Redondo. “Los forenses que estamos acostumbrados a ver son los que tocan cuerpos, los que están junto a la mesa de autopsias, pero hay ocasiones en las que el estado del cadáver o el tiempo que ha transcurrido, o simplemente que no hay cadáver pero se sospecha que alguien está fallecido, no permiten que el forense tradicional llegue a una conclusión sobre las causas de la muerte y entonces entra el papel del psicólogo forense”.

Esta figura, prosigue Redondo, llega donde no llega la policía. “En primer lugar, porque realmente se convierte en el psicólogo de los muertos”, cuenta. “Es alguien que tiene que meterse en la mente de esa víctima, igual que lo haría con un paciente vivo. Pero, como es alguien que ya no está, lo hace a través de todo el legado que ha dejado: con su ordenador, su teléfono móvil, la ropa que se ponía, la música que escuchaba, la comida que tomaba... Y eso va a permitir, primero, saber cómo ha muerto, pero casi siempre saber qué frentes tenía abiertos y con quién. Los policías buscan el quién y el cómo, y el por qué queda diluido, excepto en los asesinos en serie. El móvil al juez no le importa realmente, le importa quién y cómo. Pero a la víctima le importa. A la víctima le importaría, si pudiera hablar, porque es la causa de que haya terminado siendo una víctima”.
Novela negra, leyendas y cultura popular
Nash Elizondo se enfrenta en esta novela a un caso inspirado en una historia real, y que está conectado íntimamente con la historia del territorio. “No he querido escribir la historia real porque no sabemos, no tenemos todos los datos, pero igual que Nash llega a una cueva que tiene la tradición de que durante siglos ha sido un lugar al que se han arrojado a brujas, hay una historia verdadera de un lugar al que se arrojaba a brujas durante distintos periodos de la historia”, relata la autora. “Pero hay una historia más reciente que dice que se arrojó a una mujer por brujería en 1936, en los primeros días de la contienda civil. Lo cierto es que un grupo de espeleólogos bajó ahí a desmitificar la leyenda, una leyenda bastante increíble sobre todo porque se hablaba de ella y de sus seis hijos. Resultó que cuando bajaron no la hallaron, encontraron un cadáver reciente, un cadáver de un chico de esa población que llevaba también desaparecido tres años, y había ocho muertos ahí dentro, ocho personas asesinadas, y no se ha obtenido justicia para ninguno de ellos. Así que todo apunta a que el caso de Josefa Goñi Sagardía, que es así como se llamaba, sea el caso de ejecución por brujería más moderno de la historia de nuestro país”.
Las que no duermen NASH es, ya desde el título, un homenaje a esas mujeres que sufrieron y sufren la violencia por ser mujeres. “Hubo momentos en la historia en que si una mujer se despertaba de madrugada tenía que rezar hasta que se durmiera porque su espíritu más débil podía ser captado por las fuerzas malignas, por el demonio, que le iba a tentar con un montón de pensamientos”, explica Redondo. “Casi siempre eran inquietudes del tipo de ‘por qué me tengo que casar’, o ‘por qué no puedo vivir yo sola’, o ‘por qué no quiero tener más hijos’. O no quiero vivir en casa de mi padre, no quiero meterme monja. Todas las mujeres de esta novela son de las que no duermen exactamente porque no duerman tal cual, pero tienen inquietudes que a algunas las atormentan y otras viven muy bien con esas inquietudes, las dejan salir y las dejan fluir y son muy felices con ellas”.
Siempre que me preguntaban por Amaia Salazar yo les decía que Amaia no duerme
Entre esos personajes femeninos, los fans de la obra de Dolores Redondo encontrarán a uno muy querido, la Amaia Salazar de la Trilogía del Baztán. “Ella no lleva a la investigación, no lleva a este caso, pero ayuda a Nash a aterrizar en ese territorio, a darle las pautas que necesita para entender que en el lugar donde está tiene que cambiar algunas medidas, porque si no hay cosas que no le van a encajar”, apunta. “Porque Nash no va a entender que se hayan hecho algunas cosas o que se hayan llevado a cabo algunos crímenes terribles cimentados sobre creencias o sobre cosas que han prevalecido durante siglos”.
“Yo recuerdo que siempre que me preguntaban por Amaia yo les decía que Amaia no duerme”, continúa la autora. "Es una de las que no duerme también, estaba esperando su momento y la tendremos también próximamente. Me apetecía mucho que volviera, pero de cualquier manera no podía concebir que alguien vaya a abrir una investigación a Elbete, que está pegado a Elizondo, que conozca a estas mujeres que regentan una pequeña funeraria rural y que ellas no le hablen de Amaia Salazar. Cuando Nash empieza a ser víctima de toda la confusión que le causa chocar con lo cultural de la zona, ella es la que le dice que cambia el chip porque si vienes queriendo aplicar normas que sirven para otros lugares y esperas que aquí todo sea lógico, no te va a funcionar, vas a acabar con tu salud mental”.
Libros recomendados de Dolores Redondo
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No solo esta novela, a mí Víctor me encanta cómo escribe, creo que es el maestro de las emociones, es magistral cómo logra que entiendas perfectamente mientras lo estás leyendo que todas las emociones son reales. Creo que en parte es porque le pone muchísima piel a la novela y sin embargo no hace pornografía de las emociones, no está todo el tiempo mostrándose. Lo hace de una manera muy sutil, muy bonita y muy elegante. Me gusta mucho. En Francia es un autor muy considerado y creo que le falta ese lugar en nuestro país, que debería mostrárselo porque es de verdad un genio.
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Otro escritor que me gusta mucho, mucho más salvaje y nada que ver con Víctor, muy inteligente en cómo arma las novelas, muy bien documentado y, si te gusta la novela negra, vas a disfrutar porque realmente arma muy bien los crímenes, las resoluciones y el carácter de los personajes. Es capaz de crear personajes muy crueles y que dejan huella.
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Creo que es una obra maestra. Cuando pase el tiempo, lo seguirá siendo y todos recordaremos haber conocido a Irene en algún momento. porque desde luego apunta maneras a cosas muchísimo más grandes. Irene es un pedazo de talento.
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Un clásico que sirve para todas las edades y que hacía un montón de años que no lo releía, aunque lo suelo citar de vez en cuando. Me lo he vuelto a leer ahora en México durante las vacaciones, se me había acabado ya la lectura que tenía y en la FIL de Guadalajara se lo compró mi marido. Tuvimos dos días un poco más relajados después de Guadalajara y lo leímos en voz alta. Fue muy chulo, estábamos en unas hamacas tomando el sol y lo íbamos leyendo por capítulos uno él, uno yo, y me ha vuelto a conmover y he vuelto a acabar llorando en la última página.