Agustín Fernández Mallo
Los libros de Agustín Fernández Mallo
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Acciones comunes.
Ferran Ventura Blanch, Agustín Fernández Mallo, Carmen Moreno, Marlon de Azambuja, Santiago De Molina, Paula V. Álvarez, Caro y Gentil Barrera, María Carrascal, Arturo Franco, Francisco Marqués y Serrano y Baquero Serrano y Baquero -
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José Antonio Carrera. En medio del tiempo
Josep Maria Esquirol Calaf, Agustín Fernández Mallo y Ana Vázquez de la Cueva
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Las estanterias de Agustín Fernández Mallo
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Libros para ir a la guerra
Ir a la estantería
Memorias de la casa muertaFiódor M. Dostoievski
Los anillos de SaturnoW. G. Sebald
Tesoros y otras magiasÁlvaro Cunqueiro
SubmundoDon DeLillo
Astérix y los normandosRené Goscinny y Albert Uderzo
Mil años de historia no linealManuel De Landa
Poeta en Nueva YorkFederico García Lorca
Lo que opina Agustín Fernández Mallo
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Brevísimo libro en el que Dostoievski nos cuenta su paso por un campo de concentración en Siberia. No sólo relata las penosas condiciones de vida sino también reflexiona acerca de la convivencia y comportamiento de los presos, llevándonos a lugares muy poco comunes en este tipo de literatura. Redactado sin sobreactuación dramática, incluso con destellos de humor, resulta por ello muy inspirador: no bloquea al lector, sino que deja que fluyan ideas, salidas a posibles relatos que hablen del aquí y el ahora.
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Siempre había pensado que la prosa de W.G. Sebald –uno de los escritores que ha ejercido más influencia en la narrativa de cambio de siglo- es una prosa fractal, una literatura que abre pozos infinitos, se enrosca en detalles que llevan a otros detalles para desembocar en los lugares más insospechados. En su novela, Sebald relata una caminata que él mismo hace en la costa de Gran Bretaña, y en 'Trilogía de la guerra' una mujer, muchos años más tarde, está haciendo una caminata justo en frente, al otro lado del Canal de la Mancha, en la costa normanda, de modo que esta mujer nos dice es ella misma es una suerte de espejo, muchos años diferido, de Sebald. De algún modo llegarán a cruzarse.
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Cunqueiro es el gran inventor del “realismo mágico gallego”. Fabulador nato, provisto de una inventiva al mismo nivel que los grandes narradores latinoamericanos, ha creado toda una tradición de lo “irreal y sin embargo absolutamente verosímil”. Este libro es un perfecta miscelánea de leyendas populares, cuento fantástico y antropologías alternativas. Una forma de importar esa magia ancestral a nuestras urbes -de Vigo a Miami, de Normandía a Montevideo-, ciudades llenas de ladrillos de oro, de sagrados cálices de granito y de vigas de alquitrán.
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Si existiese esa cosa llamada la “gran novela americana”, para mí sin duda sería Submundo. Coral y antiheroica, particular e histórica, ambiciosa y epifánica, tiene todos los ingredientes para que mientras escribía 'Trilogía de la guerra', que en ciertas partes se desarrolla en los Estados Unidos, ejerciera su influencia como magma de una sociedad que genera las más extrañas mitologías contemporáneas. Cuando en 'Trilogía de la guerra' escribía la parte en la que un anciano nos dice que formó parte de la primera expedición que pisó la luna pero que no aparece en ninguna foto porque él era quien hacía las fotos, las subterráneas mitologías americanas de Submundo estaban presentes.
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La capacidad de los tebeos para cambiarte la vida en tu infancia, es decir, a esa edad en la que un libro todavía puede cambiarte la vida -cuando somos adultos no hacemos sino redundar en esos mismos temas de infancia-, no tiene límites. Mientras escribía la historia en la que una mujer recorre Normandía a pie, estaba presente la poderosísima idea que aparece en el tebeo de Uderzo y Goscinny: los normandos a nada ni a nadie temen salvo a una cosa, que el cielo se desplome sobre sus cabezas.
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Ensayo histórico que abre la vía a la narración de los hechos de un modo alternativo: no contar el pasado linealmente sino en red, teniendo en cuenta la complejidad de todas las capas económicas, sociales, políticas y domésticas que se dan en sociedad. Pionero en esta clase de historiografía, De Landa traslada las teorías de los sistemas complejos y de los sistemas que se autoorganizan al ámbito de las inesperadas bifurcaciones y resonancias que cualquier detalle local y doméstico puede generar en lo global. Como la novela misma.
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He dejado para el final este poemario, que tiene una presencia capital en 'Trilogía de la guerra'. Mi relación con este libro siempre había sido conflictiva hasta que lo interpreté como una colección de versos que me sugieren caminatas, pérdidas y derivas por la ciudad de Nueva York. Como por ejemplo la idea de que Lorca, en el poema 'La Aurora', si en vez de escribir “Cuatro columnas de cieno” hubiera escrito “Dos columnas de cieno”, hubiera predicho justamente el 11-S.
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Es un poemario peculiarísimo que enumera el mundo, casi como lo que haría Perec, pero en poesía. Es fascinante porque, al mismo tiempo que enumera todo lo que puedes ver, reflexiona acerca de qué significa clasificar, qué significa enumerar, qué significa el mundo que nos rodea y por lo tanto me ha parecido un poemario fascinante que se ha editado este año.
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Precisamente, una poeta que es veterinaria y que tiene una mirada muy peculiar, muy única acerca de lo que es la naturaleza, de lo que es hoy día. Hace una poetización de lo natural de una manera que yo creo que es casi única en el género de la poesía y creo que es una voz muy fresca y al mismo tiempo muy consolidada, con un pleno sentido.
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A mí, José Ovejero me parece uno de los más importantes autores en español vivos. Esta es una novela que crea un mapa de un territorio, de una zona casi a lo región como Juan Benet o Faulkner. Crea un territorio imaginario en la península ibérica donde ocurren cosas muy extrañas, entre rurales y urbanas, y hay una serie de vibraciones precisamente reales o simbólicas que van tejiendo una trama, vamos a decir, de una inquietud histórica. Me parece además de una escritura tremendamente precisa, de esas personas que saben escribir y que a los que somos chapuzas por naturaleza como yo, nos da envidia.
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Me interesa mucho toda la trayectoria que está haciendo Javier Gomá a través de la filosofía, la ética y lo que él llama la excelencia cívica. Es un pensador para mi importante. Este libro lo empecé a leer hace poco, pero sí que me interesa mucho cómo él va definiendo que lo que hay en concreto en cada uno, ese ser que hay en cada uno, puede ser universal también, se puede convertir en un ejemplo universal. Creo que tiene un valor social y ético interesante, aparte de que está muy bien documentado. Él es un erudito en la filología clásica, es un libro de un pensador que tiene mucho que decir, estés de acuerdo con él o no.
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Voy a recomendar el libro más reciente de Andrés Neuman, Hasta que empieza a brillar, que trata de una forma muy creativa, poética y peculiar, como todo lo que hace Andrés Neuman, de la vida de la filóloga María Moliner, la que hizo un diccionario pionero. Me parece que es un libro que abre una investigación de vida fascinante.
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Un clásico que me marcó es Las aventuras de Tom Sawyer. Yo lo tengo en la Colección Austral, una colección muy antigua, pero se puede encontrar en otras editoriales. Siempre me interesó mucho la fascinación de leer sobre un niño, en este caso Tom Sawyer, con quien te sientes identificado cuando eres pequeño, el tiempo es infinito, la vida es un continuo verano y la muerte aún no existe. Es muy interesante cómo los niños no tienen noción de la muerte porque para ellos el tiempo es infinito, no saben que las cosas terminan. Y eso lo refleja muy bien Las aventuras de Tom Sawyer, de Mark Twain.
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Siempre recomiendo Frankenstein, de Mary Shelley, porque creo que es un libro muy de actualidad, es el sueño del ser humano de crear un ente animado a partir de materia inanimada y ¿qué es la inteligencia artificial si no eso? Hoy día intentamos hacer algo parecido a un ente a partir de piezas, objetos o trozos de materia que son inanimadas. Desde luego, es una lección muy importante de cómo puede estar condenada al fracaso la ejecución de una inteligencia artificial que iguale o supere al ser humano. En Frankenstein hay una frase que siempre me ha fascinado, que es cuando el monstruo le dice al creador: Tú eres mi creador, pero yo soy tu dueño. No vaya a ser que creemos una inteligencia artificial que al final nos diga: Vosotros sois mis creadores, pero yo, inteligencia artificial, soy vuestro dueño. Es un libro imperecedero.