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¿Qué leíamos antes y qué leemos ahora? Diez años de Librotea en cinco tendencias literarias

Especial ¿Qué leíamos antes y qué leemos ahora? Diez años de Librotea en cinco tendencias literarias

Carlos Rey España /

La pasada semana, celebramos diez años de Librotea con un encuentro en la Casa de México de Madrid en la que participaron los autores Brenda Navarro y Javier Peña, y en el que también se presentó un informe sobre los hábitos de consumo de literatura en habla hispana. Esta década que ha pasado desde que Librotea echó a andar ha visto pasar acontecimientos históricos, pandemias, guerras y otras catástrofes, y en lo puramente literario distintas tendencias que han plasmado los cambios de los lectores y del propio mundo editorial. Al igual que hicimos con los libros más recomendados, tanto clásicos como contemporáneos, hoy rescatamos cinco de esos fenómenos que han marcado la última década.

La novela cada vez más híbrida

La novela es un género en el que cabe todo. Desde Tristam Shandy y El Quijote sabemos que puede saltar de un tono a otro, incluso satirizándolos, pero en los últimos años hemos visto como cada vez la hibridación es mayor. A casos en los que la realidad es la base de la ficción, con autores tan celebrados como Emmanuel Carrère o Rachel Cusk, a otros en los que en el sayo y la novela se hacen indistinguibles, como Rosa Montero en El peligro de estar cuerda o varias de las obras de Sergio del Molino. La crónica periodística también se entromete en los caminos de la ficción, como en La llamada, de Leila Guerriero, uno de los libros más aclamados de este periodo. La novela no solo no está muerta, sino que sigue mutando.

Auge y caída de la autoficción

Comenzó siendo la gran tendencia literaria en los años que Librotea comenzó su andadura y ahora, pese a seguir teniendo adeptos, ha perdido algo de pujanza. La autoficción, ese subgénero que parte de la experiencia personal para presentarlo como novela, ha tenido adeptos y detractores cruentos. También ha sido avalada por el Nobel de Annie Ernaux. A la autoficción le debemos obras tan extraordinarias como Apegos feroces, El club de los mentirosos o Nada se opone a la noche, pero la creciente oferta editorial de historias basadas en la realidad ha saturado a muchos lectores.

El terror sale de los límites del género

En estos diez años hemos visto cómo los géneros cada vez salen más de sus círculos cerrados, al mismo tiempo que se dejan de percibir por una parte de los lectores como algo menor. Le pasó hace tiempo a la novela negra, pese a que hay un aluvión de novedades cada mes que ofrecen un poco más de lo mismo con ligeras variaciones, y le ha pasado más recientemente a la literatura de terror. O, mejor dicho, que parte del terror. Una nueva generación, en especial de autoras, parte del miedo y lo fantástico para aplicar ese filtro a nuestro mundo, como una lente con la que mostrar lo aterrador de lo cotidiano. El éxito de Mariana Enríquez es quizás lo más visible de esta tendencia, pero hay que mencionar la incómoda extrañeza de Samanta Schweblin, la influencia del cine slasher en María Fernanda Ampuero o la sombra de la violencia en la obra de Mónica Ojeda.

La irrupción de la literatura young adult

Uno de los tópicos más difundidos sobre la lectura, que los jóvenes leen cada vez menos, ha quedado desmentido por los datos. Los jóvenes leen, solo que no lo que están leyendo los adultos. El género Young Adult es la prueba: una etiqueta que reciben esas ficciones dirigidas a un público entre la adolescencia y los primeros veinte. En ese cajón de sastre cabe tanto la novela romántica como la intriga, la fantasía o el drama costumbrista. Un género que ha crecido paralelo a su fenómeno en las listas de ventas y que es ahora mismo la puerta de entrada a la literatura de muchos lectores jóvenes.

La edad de oro del ensayo

Si tomamos las listas de ventas como el termómetro de lo que está calando entre el público, una de las grandes tendencias de esta década ha sido sin duda el auge del ensayo. En una época turbulenta, cada vez más lectores y lectoras recurren al pensamiento en forma de ensayo en lugar de a la ficción. Más allá de los fenómenos como El infinito en un junco o las obras de Yuval Noaḥ Harari, muchas editoriales han añadido a sus catálogos nuevas colecciones de ensayo, y otras como Capitán Swing han florecido gracias a este género.


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