
Especial Poeta, místico y revolucionario: recordando a Ernesto Cardenal en el año de su centenario
La de Ernesto Cardenal es una de esas vidas tan poliédricas, cambiantes y ricas que parece imposible resumirla en unas pocas libras. El nicaragüense fue muchas cosas: poeta, místico, teólogo de la Liberación, revolucionario, escultor e incluso ministro de cultura de su país. Una trayectoria cambiante que le valió amores y enemigos, y que ahora, en el año en el que se celebra su centenario, la colección Obra fundamental de la Fundación Santander reivindica con Prosas dispersas, un volúmen que recoge textos inéditos del propio Cardenal y que sirve para acercarse a su figura y su compromiso con el ser humano. Francisco Javier Expósito Lorenzo, responsable de la colección, nos habla de este libro y de la trayectoria de un pensador clave del siglo XX en latinoamérica.

Video: entrevista con Francisco Javier Expósito Lorenzo

Francisco Javier Expósito Lorenzo tiene una primera imagen grabada de Ernesto Cardenal. “Es esa escena famosa del Papa Juan Pablo II, cuando llega al aeropuerto de Managua y está Ernesto Cardenal como ministro de cultura nicaragüense, y el Papa le echa una bronca”, recuerda. Fue la reacción de la iglesia católica a su participación en la teología de la liberación, y que desembocó con la prohibición de administrar los sacramentos para Cardenal. Uno de los muchos episodios significativos de una vida que Prosas dispersas resume.
“Cuando hay personalidades muy poliédricas, complejas, proteicas, como es la de Cardenal, es como muchas vidas dentro de una vida”, explica Expósito Lorenzo. “Empieza como el hombre seductor, amante de mujeres que le dejan tirado en el camino. Se vacía en el compromiso social, aunque lo había tenido desde siempre, pero luego más contra la dictadura nicaragüense de Somoza. Y entonces, tiene una experiencia mística en el año 56. Ahí es cuando cambia su vida. Llega otra parte de la vida de Cardenal, la mística, con su maestro Thomas Merton. Con Merton pasa dos años en la abadía de Kentucky. Luego se marcha y sigue su compromiso con los oprimidos, y se convierte también en un místico contemplativo en la isla de Solentiname, donde hace una especie de comuna utópica. Esa comuna fracasa por Somoza y decide entonces meterse en la revolución de verdad. Conoce a Castro en Cuba, se une a los sandinistas, con Daniel Ortega, y termina de ministro de cultura, pero con un fondo que era alfabetizar a los pobres, normalizar la cultura dentro de las clases menos favorecidas. Al final, acaba abjurando del sandinismo, sale en el 87 del Ministerio de Cultura”.

Después de ese momento con Juan Pablo II, Cardenal no recuperaría sus funciones de sacerdocio hasta casi el final de su vida. “Es el Papa Francisco quien le concede de nuevo la virtud de dar misa en el año 2019, poco antes de morir. Hay unas imágenes preciosas y a mí me parecen llenas de sentimiento donde está él en la cama en el hospital dando misa, porque era una espina que tenía muy clavada”, recuerda Expósito Lorenzo.
Dentro de todas esas vidas, continúa Expósito Lorenzo también está el poeta, el místico o el escultor. “Era un gran escultor, discípulo de Brancusi, y las esculturas que hace son una belleza, tiene un estilismo increíble. Son animales, imágenes de la naturaleza con la que él estaba absolutamente implicado. Entonces, es tan poliédrico, tan rico, que esas personalidades no las puedes sondear realmente”.
El compromiso con el ser humano
Dentro de esa trayectoria cambiante, Expósito Lorenzo destaca una constante. “Algo esencial de Cardenal es el compromiso con el ser humano. Y creo que en esta época, eso es algo fundamental. En estos tiempos donde la tecnología está como está, donde la geopolítica va cada uno por su lado, y donde estamos en una división absoluta, él vacía la unidad. Y a mí esto me parece esencial para reivindicarlo”.
Ese compromiso se aprecia en Prosas dispersas, un volumen que el propio Cardenal quería haber publicado en vida. “Era un deseo de él, que nosotros de alguna manera hemos hecho realidad”, indica el director de Obra fundamental. “Luce López Duaral, que ha sido amiga, compañera en muchos libros, ha hecho un magnífico prólogo, que es Vida perdida y ganada en el amor, que es una maravilla. Y también Juan Carlos Moreno-Arrones, también hizo un gran trabajo, haciendo la antología. En el libro cabe literatura, ecología, disertaciones, y hay un cuento, El sueco, que es un cuento que está muy bien de Ernesto. Es una imagen absoluta de todo lo que era Cardenal. En la espiritualidad, te puedes encontrar un trocito de Vida en el amor, que para mí es su gran obra esencial cuando sale de Kentucky del monasterio trapense que es un monasterio místico. Y en literatura habla de Rubén Darío, te encuentras a Neruda, te encuentras un paseo con Benedetti, también tienes la poesía nicaragüense, habla de personajes como José Colón Urtecho, que es uno de los grandes escritores nicaragüenses y le había roto los esquemas siempre. Y la mayoría son textos inéditos”.
De manera paralela, Prosas dispersas se complementa con material en audio que el lector puede encontrar a través de un código QR. “Desde hace unos cinco años hemos incorporado podcast, entrevistas, porque me parece que es muy útil para el lector”, explica el director de la colección. “Ahora en esta época en la que todo te llega por diversos formatos, hay gente que le gusta más el audio, hay gente que le gusta más el impreso, y todo creo que es compatible. Hay una entrevista a Luce López-Baralt, que conoció a Cardenal personalmente y cuenta muchas anécdotas. Luego hay otra entrevista con Niño de Elche, que ha hecho versiones muy particulares suyas, jugando mucho con el sentido, con los sonidos. Hay flamenco, rap,un poco de todo, pero son versiones muy particulares de textos del libro de Cardenal”.
Distintas vías para hacer llegar el pensamiento de Cardenal, en un momento de encrucijada para el ser humano. “En esta época hay un riesgo de que en realidad la tecnología sea el ser humano el que se convierta en el instrumento de la tecnología, creo que lo que nos dice Cardenal es ateneos al ser humano”, apunta Expósito Lorenzo. “Si no, al final nos perderemos en un marasmo. La enseñanza de Cardenal es que vive con entusiasmo. Vive haciendo al 100% lo que te has planteado hacer, si estás convencido y tu conciencia te lo dice”.